lunes, 30 de julio de 2012

LO IMPORTANTE NO ES GANAR...ES LO ÚNICO


 Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
Los Juegos Olímpicos, siempre dejan, de una u otra manera alguna enseñanza. A los deportistas, que regularmente se regresan a la tierra patria cargados con más penas que medallas o logros reales, solo confirman lo que han sabido siempre: les hacen falta más apoyos por parte de las autoridades, del nivel que estas sean.
No basta y ellos son los primeros en decirlo, haber roto, como pregonan justificando la derrota los cronistas de la televisión: “sus propias marcas y los records nacionales”, están conscientes, los atletas que nada se compara a llegar casa con una medalla olímpica colgada del cuello, no importa de qué metal, que lo importante no es ganar, es lo único.
La gente de pantalón largo, que generalmente en masa “acompañan” a los atletas a las justas deportivas, esos mismos que del brazo de sus familiares, también regresan a casa, por supuesto no cargados de coronas de olivo, sino de compras carísimas, souvenirs y detallitos de esos que en ocasiones son con cargo al erario público, también aprenden algo, al menos a poner cara de compungidos para enfrentar a los medios y el enojo de los ciudadanos, discursos huecos con disculpas vanas y fatuas, eso sí muy afectados y dramáticos que los hacen autonombrarse, en su infinita soberbia como oradores consumados, modernos cicerones dueños de la verdad, no sabiendo que el triunfo, es el mejor orador del mundo sin muchas palabras. Estos señores llegan prestos a sus pomposas y elegantes oficinas a elaborar un enorme listado de “fallas” que deben solucionarse conformando una comisión de investigación, que luego recibe más recursos económicos que los mismos deportistas.
A los espectadores, millones de ellos amantes de alguna disciplina deportiva, incluida en el programa olímpico, solo nos queda, como cada cuatro años, la esperanza de mejores tiempos. Aunque aún es temprano en las competencias londinenses, las cosas pintan para que México traiga un rendimiento “normal”, es decir, cuatro o cinco medallas y si la Virgencita de Guadalupe nos ayuda y está de buenas, alguna de ellas será de oro.
Hace unos días en mi comentario en este mismo portal, dije que ya oía voces que presagian el inevitable y rotundo fracaso de nuestros atletas, que eran las ranas que gritaban a sus compañeras que no se iba poder salir del hoyo y que una sorda, no escuchó esos clamores y logró vivir; comenté que todavía no llegaban a Europa y ya los habían sentenciado a la derrota. En esta fábula de la realidad, las ranas mueren en el hoyo y es una lástima, se cumplen los presagios derrotistas de los agoreros que nunca faltan.
La competencia es un enfrentamiento o contienda entre dos o más sujetos respecto a algo. Desde niños aprendemos a competir con los demás. Ya nacer implica una competencia contra la muerte en el difícil proceso de un parto. Las jóvenes señoras aprenden la complicada competencia de ser madre y hasta, abierta o secretamente compiten con otras mamás por todo, desde la belleza de sus hijos o el tipo de carreola que utilizan para pasear a sus chamacos.
Al entrar a la escuela, los pequeños compiten, primero por pequeños y muy primitivos cotos de poder, que nadie te robe o intente adueñarse de tu lonchera con la compites con los otros niños por el héroe que viene ahí retratado o por la torta de cajeta más sabrosa. Luego viene la competencia por llegar primero a la tiendita o cooperativa escolar, que se convierte a veces, en una lucha de vida o muerte.
No se diga en los juegos infantiles y escolares de los cuales ya nos ampliamos también en anterior comentario y por supuesto hay que recordar que en esto de la competencia, sucede lo mismo que con la supervivencia natural de las especies, saldrá avante el más apto, ya lo dice aquella vieja locución latina “citius altius fortius”: más alto, más rápido, más fuerte y que no nos suceda como cuando dos de nuestros amigos, precisamente los más altos, los más veloces, fuertes y ágiles organizaban sendos equipos de futbol o de cualquier otra cosa. Nos formaban a todos frente a ellos, como en pelotón de fusilamiento y, displicentemente, diría yo que casi con crueldad, iban escogiendo lenta pero inexorablemente, primero a los más hábiles, después a los de regular rendimiento, dejando al último a los más débiles o poco aptos para la actividad deportiva, a los malitos pues… debo confesar que su servidor era de esos, seres negados para el deporte, que tenía que soportar la humillación de aquella penosa selección.
Lo mismo sucede en el trabajo o cualquier posición dentro de los grupos sociales y por supuesto se compite por todo, por un territorio o bienes lo que nos lleva a las guerras; en la economía es importante, ya que las empresas o los que ofrecen algún servicio, se esfuerzan en ser mejores que el resto para ganar clientes y preferencias; en el ámbito laboral también hay rivales a vencer, si es que antes no llega un poderoso o influyente que obliga a sus subalternos a colocar en un puesto a su hijito o ahijado, por encima del más apto y de mejor perfil; en los centros escolares hoy se promueve la educación por competencias, es decir, que ya no es importante pasar un examen con 100 de calificación, lo importantes de ganar en las aulas habilidades que le permitan competir en la calle.
En 1968, durante la Olimpiada de México, se corrió la frase de que lo importante no era ganar sino competir, una paráfrasis de lo dicho por el cuentista y dramaturgo uruguayo Horacio Quiroga, quien expresó: “Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas”, eso ya no funciona en el siglo XXI, donde la ambición de triunfo y éxito es garantía de una vida mejor, ya lo dije al principio lo importante no es ganar, es lo único, cosa que siguen sin entender las autoridades deportivas que en este teatro de la vida real, bien valdría la pena recordar una escena que pocos ven: la salida del atleta derrotado hacia el vestidor, en medio de la nada, después de la muerte simbólica de haber perdido la gloria...

 (Este comentario se transmitió por el noticiero de la Red de Radio Red en Nayarit el 30 de julio de 2012)






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