Demuestran el desarrollo arquitectónico que alcanzó la cultura Aztatlán,
en la costa central de Nayarit
*** Cuatro grandes paredes que corren paralelas y datan de 900 a 1100
d.C., fueron halladas en el sitio arqueológico Cerro de Coamiles
*** Este sistema constructivo demuestra el desarrollo arquitectónico
que alcanzó la cultura aztatlán en la franja costera de esa entidad.
En el sitio arqueológico Cerro de Coamiles, cercano a Tuxpan,
Nayarit, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH-Conaculta) descubrieron un sistema prehispánico de grandes muros de
contención, una obra monumental que demuestra el desarrollo arquitectónico que alcanzó
la cultura aztatlán en la franja costera de esa entidad, entre 900 y 1350 d.C.
El arqueólogo Mauricio Garduño Ambriz, del Centro INAH-Nayarit, dio a
conocer que el hallazgo se registró en las recientes exploraciones de la
Plataforma 4, una plaza de 150 m de largo por 46 m de ancho, ubicada a 72 m de
altura sobre el nivel de la planicie aluvial.
Durante la investigación, dijo, se determinó la presencia de cuatro
muros que corren paralelos, de los cuales se desenterraron 4 m de la fachada,
lo que permitió conocer las características del sistema constructivo y
temporalidad; “se trata de obras de ampliación de la
plataforma realizadas durante los periodos Posclásico Temprano
(900-1100 d.C.) y Medio (1100-1350 d.C.)”.
Mauricio Garduño, responsable del proyecto de investigación en el
sitio de Cerro de Coamiles, destacó que de este sistema de muros sobresale uno
por su calidad y estado de conservación, “se trata de una fachada compuesta por
cuerpos escalonados que en conjunto forman un frente de 2.70 metros de altura,
y corresponde a los años 900 a 1100 de nuestra era.
“La coordinación y construcción de este sistema de muros de contención
permitió modificar la topografía original del Cerro de Coamiles, de esa manera
se acondicionaron las plataformas
superiores donde se hallan los principales templos, entre ellos un
observatorio astronómico y altares”, expresó el arqueólogo.
El reciente hallazgo del sistema de muros, destacó Mauricio Garduño,
confirma que Cerro de Coamiles fue habitado por una sociedad estructural y
funcionalmente compleja, que se desarrolló a lo largo de catorce siglos, de 100
a.C. a 1350 d.C., con una marcada división del trabajo, un poder centralizado y
una economía diversificada sustentada en una agricultura de alto rendimiento,
así como en la explotación intensiva de peces y moluscos en las marismas (terrenos
inundables de aguas salobres).
La cultura aztatlán surgió durante los primeros siglos de nuestra
era, en la región costera noroccidental de lo que hoy es el estado de Nayarit;
tuvo un desarrollo y progresivo crecimiento demográfico y territorial durante
el periodo Clásico (200-900 d.C.), y sostuvo contactos comerciales con grupos
del altiplano y el suroeste de lo que hoy es EU. Hacia los periodos posclásicos
Temprano y Medio (800/900-1350 d.C.) alcanzó su mayor amplitud geográfica y homogeneidad
cultural dentro de la secuencia arqueológica del occidente de México.
Al ubicarse en una llanura limitada por los ríos San Pedro Mezquital
y Grande de Santiago, “los habitantes de Coamiles tuvieron acceso directo a
tierras cultivables de alto rendimiento y el control de importantes rutas
fluviales de comunicación entre la costa y la Sierra Madre Occidental”, señaló
Garduño.
Luego de adelantar que con el objetivo de determinar la extensión
total de los muros de contención a lo largo de la plataforma, se contempla
llevar a cabo una prospección con la utilización de un radar de penetración, el
arqueólogo abundó que durante las exploraciones
también se hicieron sondeos en la denominada Acrópolis Norte, que
permitieron corroborar que la planeación arquitectónica de este conjunto
monumental se diseñó en función de la observación astronómica de los
equinoccios.
“Incluso se identificó una estela lisa en la cima del cerro que
funcionó como marcador solar de uso calendárico”, añadió.
El investigador del Centro INAH-Nayarit refirió que de 2005 a la
fecha, el proyecto de investigación en Cerro de Coamiles ha realizado extensos
reconocimientos de superficie, de tal manera que se ha determinado que debió
abarcar una superficie de 1.5 kilómetros cuadrados.
El arqueólogo Garduño destacó que los antiguos pobladores de este
sitio alcanzaron una alta especialización artesanal, que se manifestó en la
manufactura local de vasijas de uso ritual que fueron decoradas con una variada
iconografía, que en algunos casos presenta afinidades
estilísticas con cerámica contemporánea de Cholula, Puebla.
También, agregó, la metalurgia del bronce y del cobre fue una
industria importante para estas poblaciones; el uso de artefactos de este último
metal en anzuelos, agujas, cascabeles, pinzas,
aros o cinceles, se generalizó entre la mayor parte de la población
costera aztatlán desde 900 d.C.
Mauricio Garduño precisó que las exploraciones en el sitio se han
concentrado en los sectores suroeste y noreste, donde se han identificado
basamentos y montículos, zonas niveladas y terrazas; además, fue descubierto un
nuevo conjunto de petrograbados, que se
suman a los 150 diseños reportados en los años 80 por una misión encabezada
por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, de París, Francia.
Finalmente, el arqueólogo comentó que en colaboración con la
Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH y del
Instituto de Ecología de la UNAM, se contempla el diseño de un proyecto
integral de preservación tanto de los monumentos
arqueológicos de Cerro de Coamiles, así como de su entorno inmediato,
mediante la habilitación de senderos ecológicos y la creación de un jardín botánico
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