Por:
Georgina Morales
Con los
hechos recientes, a 100 días de que Enrique Peña Nieto tomó posesión, las dudas
sobre sus primeros actos de gobierno, comienzan a aflorar. Me parece que existe
algo oculto. Tanta “justicia” o mano dura, cómo le quieras llamar, me hace
dudar. Aunque, viendo las cosas desde otro ángulo, pareciera que por fin
alguien llegó a poner orden, o…. ¿no?
Lo
cierto es que desde que inició su gestión, la delincuencia organizada y sus
crímenes no han menguado. Más de 3 mil muertos, se han registrado en estos
meses. He de decir, que no está bien victimizar a todos los “caídos”, como
tampoco es correcto, decir que los ya fallecidos formaban parte del crimen
organizado. La cuestión es que la situación que se vive en México es la misma:
inseguridad.
Con
estos antecedentes, Peña Nieto hereda un México de plomo y balas. Su tarea es
difícil.
Analizando
su postura, a la vieja usanza, he de reconocer algo. El PRI vuelve a Los Pinos
a centralizar el poder. Está retomando las riendas que las anteriores
administraciones soltaron “de más”. La detención de Elba Esther, la Reforma
Educativa y la próxima en Telecomunicaciones, escriben un mensaje claro: “Aquí
el que manda, es el Presidente”.
Por una
parte, creo que es necesaria una mano dura en este país. Y es que la
administración se salió de control, con tanta delegación de funciones y
duplicidad de las mismas. Es menester, retomar lo que antes se había dejado en
segundo término… pero ¿hasta qué punto?
La
centralización del poder traerá consigo, problemas y retos. La otra cara de la
moneda se ve turbia. Nos hace preguntarnos ¿qué negociaciones se habrán
sostenido para sacar adelante las reformas? O tal vez, la interrogante de
entender el fin de la Reforma a la Ley de Telecomunicaciones. La fachada se ve
bien, a la vista mortal, habrá que esperar o indagar y buscar su esencia.
Nuestra
atención, se ha centrado en estos primeros actos de gobierno, y nos han
desviado de la cantidad de muertos que van hasta ahora. O el hecho de que nuestro Presidente conserva el fuero, y los
demás no.
Desde mi
punto de vista esta centralización del poder podría ser incluso benéfica para
el país. Pero a largo plazo, podría representar un retroceso en la vida
democrática mexicana.
G
@Georginna_M
gina.m88@gmail.com
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