Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
Uno de los conceptos de tipo cultural y que involucra en gran medida al turismo es el tema del programa federal “Pueblos Mágicos”, donde se tiene el objetivo --reza la publicidad oficial-- de estructurar una oferta turística complementaria y diversificada hacia el interior del país, basada fundamentalmente en los atributos histórico - culturales de localidades singulares.
Nadie podrá decir que Acaponeta o cualquier otra comunidad del Estado de Nayarit, no son “localidades singulares”, sin embargo, no todos los pueblos –incluyendo el resto de las poblaciones del país--, puede ser, de buenas a primeras, Pueblos Mágicos y veamos por qué, tomando el ejemplo de nuestra querida y “singular” ciudad de las gardenias.
En el país, existen registrados 83
pueblos mágicos, siendo Michoacán la entidad que más tiene con siete. Nayarit presume
a Xala y hace tiempo la isla de Mexcaltitán perdió esa categoría por el
descuido en que los habitantes y autoridades de ese minúsculo espacio
geográfico hicieron a su histórico islote, hoy eso es un muladar. Lo curioso es
que nuestro Estado se halla en medio de dos entidades federativas que tienen
buen número de pueblos mágicos, Jalisco con 5 (Mazamitla, Tapalpa, Tequila,
Lagos de Moreno y San Sebastián del Oeste), y Sinaloa con tres (El Fuerte,
Cosalá y El Rosario), estando su servidor en el error de creer que Ajijic, en
Jalisco, era también considerado Pueblo Mágico, pero no viene en el listado de
la Secretaría de Turismo, aunque ellos así se autonombran, lo cual nos lleva a
algo muy importante y determinante para ser considerados en esta calificación.
En diciembre del 2013 tuve la fortuna
de visitar ese hermoso lugar: Ajijic, poblado que como ya dije, se considera
asimismo un Pueblo Mágico, pues reúne todas las características para serlo, por
ser una comunidad muy bien cuidada, limpia, una plaza donde se respira cultura
y buen gusto, una arquitectura típica de las poblaciones alrededor del Lago de
Chapala, todas ellas pintadas de manera atractiva y con mucho colorido, sin
mencionar los muchos muros o fachadas con murales de artistas locales,
profusamente arbolado Ajijic es el sueño de cientos de norteamericanos y
canadienses jubilados o no, que han hecho de este hermoso lugar su residencia,
lo que quizá explique ese cuidado extremo que se nota en cada esquina, en cada
calle empedrada, en cada casa ornada con rica artesanía de ahí mismo, explican
ellos que aparte del clima y la seguridad, es este un poblado muy cerca de
Guadalajara, gran urbe extraordinaria y del aeropuerto internacional.
Quiero suponer que sus habitantes
cuidan y se sienten orgullosos de su pueblo-casa y si no tienen la categoría de
Pueblo Mágico, algún día no muy lejano, les llegará la sorpresa y con ella los
recursos y beneficios que le otorga el gobierno federal.
Algunos piensan que Pueblo Mágico, es
el rescate de la arquitectura de los centros históricos de los pueblos, pero la
propia SECTUR explica: “…más que un rescate, es un reconocimiento a quienes
habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar
para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran…”
Otros también piensan que Acaponeta
jamás podrá ser considerado para ostentar esa digna calificación…sus motivos
tendrán y no les falta razón en muchos casos, simplemente porque hay un serio
deterioro en la arquitectura típica del lugar, han sido muy pocos los esfuerzos
de la comunidad y de la autoridad para conservar un ya bien delimitado por el
INAH centro histórico. Pienso que más que eso, hay una mala actitud de parte de
la ciudadanía, como el inconveniente de la basura en esquinas y frentes de las
casas, donde el único culpable es el ciudadano que no ha sabido o no ha querido
mantener un espacio limpio y digno, pienso sea un terrible problema de conducta
cívica, que es sin duda más dañina y perjudicial para llegar a ser, no ya un
Pueblo Mágico, sino una pequeña ciudad digna, organizada y bella a la cual
presumir al turismo nacional e internacional.
¿Qué piden para ser Pueblo Mágico,
amén de tener una población de 20 mil habitantes y estar a 200 kms. de algún
centro turístico reconocido?: Se requiere una localidad que tenga atributos
simbólicos, leyendas, historia, hechos trascendentes y cotidianidad. Conceptos con
los que en este municipio se cuentan: simplemente su historia es simbólica en
el Estado de Nayarit, pues fue Acaponeta en el pasado un centro comercial
sumamente importante del Señorío de Aztlán-Aztatlán, que abarcaba un territorio
nada despreciable que iba desde el hoy municipio de Santiago Ixcuintla hasta
Culiacán, ahora capital de Sinaloa. No son pocas sus leyendas y los hechos
trascendentes, pues Acaponeta ha pasado por todas las etapas de la historia
nacional, desde fechas inmemoriales que se pierden en el tiempo, la conquista,
la colonia, la independencia, el imperio francés, la reforma, la revolución, la
guerra cristera y la era contemporánea, aportando el lugar de nacimiento de Alí
Chumacero, acciones con destellos apreciables y preclaros personajes que aquí
enterraron el ombligo.
Para
aquellas localidades con un número de población fuera de los rangos
establecidos (20 mil ciudadanos), como es el caso de Acaponeta, el Comité Interinstitucional
de Evaluación y Selección del programa Pueblos Mágicos, toma en cuenta los atributos de riqueza cultural y
natural, y manifestaciones históricas, “atributos” todos que Acaponeta posee
hasta para regalar: riqueza cultural, la cual es quizá el mayor de sus pasivos,
cualidad que le reconocen en el resto del Estado de Nayarit, pues este
municipio fue “bautizado” como la Atenas de Nayarit por el ex presidente Adolfo
López Mateos, quien a donde quiera que se paró halló siempre un piano, un poeta,
un orador o una pintura de algún artista local. No se diga de la riqueza
natural del municipio, que tiene una rica y atractiva zona serrana, llena de
poblaciones, ya de por sí mágicas, escarpadas serranías y profundas simas donde
corren arroyos y ríos con riberas románticas y donde es profusa la diversidad
animal y vegetal. Tierra que tiene como fronteras, a orillas de un fértil
llano, productivas y fecundas marismas, todo alrededor de ojos de agua, algunos
de ellos termales y curativos; selvas infranqueables y bosques con una inmensa
variedad de árboles en diferentes climas, según la altura sobre el nivel del
mar. De las manifestaciones históricas ya hablamos y de sus personajes en torno
a la cultura y a los grandes hechos, como el ya mencionado Alí Chumacero,
Héctor Gamboa Quintero, Abigaíl Villalobos, Guillermo Llanos Delgado y otros
con la pluma; Vladimir Cora, Nicolás Contreras Sánchez, Tito Chávez Pérez con
el pincel; Inocente Díaz Herrera, Genaro y Cecilio “Chilo” Morán, Felipe
Espinoza Gallardo “Tanaka”, en la música; Manuel Sánchez Hidalgo, Martín y
Rodolfo Antonio Sáizar, en el periodismo y muchos otros nombres de la historia
como Francisco Pantécatl, el primer historiador de Nayarit, los aguerridos
Corinca y Xaotame, o más contemporáneos como Juventino Espinosa Sánchez,
oriundo de San Felipe Aztatán, en aquellos tiempos dentro de los límites
acaponetenses o el guerrillero-bandolero Porfirio “Pillaco” Mayorquín, a quien
no se debe satanizar.
Si bien a Acaponeta le hacen falta imanes turísticos importantes como la artesanía que en otros espacios brilla y son fuente inagotable de recursos económicos, sí tenemos, en cambio, una sabrosa y muy reconocida gastronomía que se ubica entre los pueblos con un sabor mágico sin duda alguna, edificios históricos que deben ser conservados y protegidos para darle el marco necesario al título, hoy al parecer inalcanzable de Pueblo Mágico. Hoy, con una nueva administración municipal, los alrededores de la plaza principal tienen otro aspecto y apenas el 12 de diciembre, comenzaron los trabajos para hacer otro tramo de la calle Puebla peatonal.
Hay fiestas patronales, el Festival Cultural
de Nayarit en Acaponeta, por cierto el más antiguo de la entidad y sus
habitantes, amantes todos de la cultura, con sensibilidad y hospitalidad a toda
prueba.
Somos
los acaponetenses, sí no un pueblo culto, si una comunidad amante de la
cultura, las bellas artes y la esperanza de un mejor lugar donde habitar, lo
suficiente para ser un pueblo con honor y digno de ser habitado y visitado.
Ante
este panorama, la Junta Vecinal Pro Conservación y Difusión del Patrimonio
Artístico y Cultural de Acaponeta A.C., desde hace algún tiempo quiere
implementar una idea sensacional que conjunta todo lo anterior que tienen los
pueblos, con el concepto moderno de un museo; el Ecomuseo.
El
proyecto “Ecomuseo, como comunidad educadora”, es una idea de uno de los
promotores culturales más activos, entusiastas y sin compromisos de Nayarit
–quizá de México--, el antropólogo Raúl Andrés Méndez Lugo, ex delegado del
Centro INAH Nayarit y una de las personas que mejor entiende y practica la
nueva museología mundial, en el país.
Miembro
y en ratos directivo del Movimiento Internacional para una Nueva Museología
(Minom-Icom-Unesco), Raúl promovió por muchos años las organizaciones vecinales
y los museos comunitarios en la entidad, lo que redundó, en aquel tiempo, en un
éxito total, pues de ahí nacieron las Juntas Vecinales como la de Acaponeta,
creada en 1996 y refundada en 2011, por gente residente en las comunidades y
que tenían deseos de proteger sus respectivos patrimonios y un cúmulo grande de
museos comunitarios que en su momento fueron muy valiosos, bajo el concepto de
que ya no eran factibles museos como aquel DIF-FONAPAS que tuvo Acaponeta
asentado en lo que hoy es el OROMAPAS, espacio que servía para acumular polvo
alrededor de una colección arqueológica que se ha ido perdiendo poco a poco. No
funcionan los museos que nada producen, que a su alrededor no participan
artistas, ni se promueva la actividad productiva del municipio, o generen
cursos o talleres, conferencias y encuentros varios; la nueva museología exige
que las puertas de esos espacios culturales se abran y salgan a las plazas, a
las comunidades, a los centros educativos, que sean centros receptores de
cultura, pero también emisores.
Por otro lado el proyecto de “Ecomuseo, como comunidad educadora”, entendiendo el prefijo “Eco”, del griego “Oikos” que quiere decir “casa”, es un concepto macro, por así decirlo, o sea, un museo tradicional como los que conocemos y del tamaño o calidad que se quiera, tiene tres sustentos básicos: el espacio, es decir, el edificio que contiene el segundo punto importante que es la colección o lo que exhibe el museo del tema que sea y finalmente el público que lo visita.
Al
respecto, el antropólogo Méndez Lugo explica: “El Ecomuseo
o Museo Comunitario Territorial como una comunidad educadora para la acción,
está constituido por tres esferas íntimamente relacionadas que forman una
intersección básica, de donde se deriva toda la concepción teórica y
metodológica. Las tres esferas son: 1. El Territorio. 2. El Patrimonio y, 3. La
Comunidad.”
Lo que venía diciendo, el espacio o
edificio del museo que ahora llamaremos territorio, la colección del museo, que
deviene en el Ecomuseo, en el patrimonio del pueblo; y el público asistente,
que entonces es la comunidad.
Dicho de otro modo y es en lo que
se aboca la Junta Vecinal de Acaponeta A.C., Acaponeta entera es el museo (el
espacio-territorio) y la colección son el templo de la Asunción, la casa de la
Cultura, la presidencia, el kiosco, el mercado Corona, las diferentes escuelas,
las casas donde nacieron personajes relevantes del municipio, los parques y
jardines que tienen su propia historia, y cualquier punto, edificio o mueble
urbano que pueda ser considerado un patrimonio más de los acaponetenses.
Esta experiencia cultural ya ha
sido implantada en Ixtlán del Río con resultados muy de tomarse en cuenta y
donde ha participado toda la población del municipio más sureño de Nayarit.
Vale la pena sumarse a ese esfuerzo colectivo que sin duda, aportará su granito
de arena al deseo de muchos, residentes aquí o no, de tener un Acaponeta bello,
en verdad culto, protector de su patrimonio histórico y cultural y acercarnos
¿por qué no? a la posibilidad de ser un pueblo mágico. Seguiremos comunicando
los avances de este proyecto.