Por:
José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
Hace algunos años,
precisamente cuando se estaba organizando el XVIII Festival Cultural de Nayarit
en Acaponeta, se tuvo la buena intención de traer a esta tierra donde el frijol
se enreda a la caña a un gran personaje para que presentara un excepcional
libro, pero desgraciadamente algo sucedió y el potencial invitado tuvo
actividades laborales que le impidieron la llegada a esta ciudad de Acaponeta;
en lo personal lo lamento doblemente porque me habían elegido como uno de los
comentaristas, justamente por mi amigo Marcelino Aguilar Rodríguez, a la sazón
presidente de la asociación de Nayaritas Radicados en la Región de Anáhuac,
grupo que ignoro si todavía subsiste.
El programa que estaban
armando y las gestiones que iban realizando para traer música, teatro, la
palabra, exposiciones, sentimientos e identidad, era muy atractivo y entre
otras muchas cosas, se esperaba la presencia de ese nayarita que arriba
menciono, muy reconocido fuera de los límites estatales, por esos días le
estaban haciendo en la blanca Mérida, un merecido homenaje, se trata del
tepicense Melquiades Sánchez Orozco, nombre que, en esos días, así de entrada
no nos decía nada, pero este paisano tiene 52 años de ser la Voz oficial del
Estadio Azteca, labor que comenzó en 1966, apenas unas semanas después de la
inauguración del Coloso de Santa Úrsula.
Ya lo dice el viejo adagio:
“Nadie es profeta en su tierra” y con Melquiades se cumplía, pues eran pocos
los nayaritas que lo conocían, a pesar de haber recibido una medalla luego de
haber cumplido 50 años en la televisión mexicana, concretamente Televisa. De
hecho salvo un homenaje que le hicieron en el municipio de Xalisco en el 2008,
no sabíamos de algún otro reconocimiento en la tierra de Nervo.
Melquiades Sánchez Orozco
viene a colación y poco a poco lo fuimos conociendo y dimensionando su gran
valía porque vino a Nayarit donde le hicieron varios reconocimientos, incluso
estuvo en Acaponeta y fue un gusto tratar con él. Y es que Don Melquiades
escribió un libro maravilloso, que todo habitante de la capital cora debiera
conocer, se trata de “Tepic, ciudad de
Recuerdos”, donde el locutor de la XEW y conocida voz en el canal 5, donde
se promulga al servicio de la comunidad, recuerda su niñez y parte de su juventud
en un Tepic, que ya desapareció pero que quedó muy vivo y colorido en su prodigiosa
mente de ya 91 años de edad y que nos muestra en un estilo muy campechano,
costumbrista y coloquial, además de convertirse en un documento propio de los
historiadores tepicenses, ya que, como magnífico pintor que también es, nos
diseña un paisaje con palabras, donde aún reverdece de vida un maravilloso río
Mololoa que era guarida natural, dice él, de bagres, mojarras, cauques y ranas
saltarinas; habla de cines como el Amado Nervo, El Lírico o El Alcázar, donde
fulguraban artistas como Tom Mix o el Llanero Solitario o bien, las cintas
inolvidables de Juan Orol. Recuerda Melquiades los mercados Juan Escutia, el
del Volantín, el mercado de la Flauta; y en las páginas de este sensacional
manuscrito aparecen los nombres de reconocidos comercios y comerciantes, como
los almacenes Río Lerma del Chato Naya, la del polaco Herman Goldman; “La
Vencedora” de Doña Victoria Bernal de Gasca; “La Japonesa” y “La Mexicana” por
la calle Lerma; la tienda para los elegantes de Librado Pantoja; el abarrote
“El Ancla” de Don Pablo Miramontes o la ”Quemada” de José Flores y decenas de
sitios y personajes del pasado que saltan de la memoria de Don Melquiades a las
páginas de su obra. Digno de leerse este libro de un nayarita que era poco
conocido en el lugar donde enterró el ombligo y que desgraciadamente no pudo
ser presentado en Acaponeta, gracias y la buena voluntad de los Nayaritas
Radicados en la Región de Anáhuac, y no pudimos rendirle merecido homenaje en la
zona norte de esta su tierra natal.
Conviviendo con Don Melquiades en su visita a Acaponeta |
Buena falta hacen en
nuestros pueblos artistas como Don Melquíades, que con su obra, vengan a paliar
un poco la crisis económica y de valores en que vivimos. Bienvenidos sean estos
personajes.
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