Por: Antropólogo Raúl Andrés Méndez-Lugo.
NAYARIT:
Un estado que requiere unión, conocimiento y políticas públicas para combatir
el rezago y la indiferencia..
El
estado de Nayarit representa hoy, uno de los mejores escenarios para el
conocimiento y valoración de la riqueza natural y cultural que puede poseer una
región del país, desde la época prehispánica hasta nuestros días. Estoy
convencido que este conocimiento puede convertirse en un poderoso fundamento
para la elaboración y ejecución del conjunto de políticas públicas que requiere
nuestro estado, siempre y cuando estén sustentadas en la organización y
participación activa de la sociedad, pues mientras dicho conocimiento y
valoración no se traduzca en planes, proyectos y acciones que enfrenten los
problemas que vemos y sentimos todos los días, difícilmente podremos combatir
la pobreza, la desigualdad y el rezago que impide el mejoramiento de la calidad
de vida de los nayaritas, requerimos sin duda, más inversión en el campo y en
los centros urbanos, más y mejores fuentes de trabajo, volver a creer en las
empresas sociales, en el cooperativismo y en las acciones comunitarias, sin
menospreciar los esfuerzos individuales y familiares, luchar por la equidad y
erradicar los monopolios en la producción, el comercio y la prestación de
servicios, necesitamos gobiernos verdaderamente rectores en la economía, la
educación y el desarrollo social, gobiernos legítimos, honestos y plurales,
necesitamos una gran movilización de la sociedad, más organizada y más
participativa, sólo de esa manera, Nayarit podrá lograr ubicarse al mismo nivel
de importancia que tiene su territorio, su historia y su cultura, donde la
diversidad es sinónimo de riqueza, sólo nos falta conocerla y valorarla.
Nayarit
tiene la fortuna de reunir en su pequeño territorio, los paisajes más hermosos
tanto de la Sierra Madre Occidental, como del altiplano, sus valles y mesetas,
pero si queremos hablar de algo excepcional, Nayarit tiene su máximo tesoro en
sus 296 kilómetros de litoral, uniendo naturaleza y cultura, como la poesía que
hace vibrar los corazones con el poder de la palabra y el sentimiento.
Tepic,
su capital, fundada primero como la Villa del Espíritu Santo de la Mayor España
en 1531 y después oficialmente el 25 de julio de 1532 por Nuño Beltrán de
Guzmán, la antigua Compostela y primera capital del Reino de la Nueva Galicia,
constituye la puerta de entrada para viajar por bosques, selvas, valles y
costas, ahí podrás admirar los testimonios del pasado como es el patrimonio
histórico-arquitectónico que hemos heredado los nayaritas; la catedral de 1804
de estilo neogótico, el Palacio de Gobierno, que fue la penitenciaría edificada
durante el porfiriato y decorado recientemente con el mural sobre su historia
más grande de la entidad; En esa misma ruta, te encontrarás con otros dos
grandes edificios históricos neoclásicos del siglo XIX, que han sido
restaurados en su totalidad para albergar el Centro de Arte Contemporáneo
“Emilia Ortiz” y el Centro Estatal de las Culturas Populares e Indígenas de
Nayarit, respectivamente, sobre ellos es importante señalar que han
representado la mayor inversión en infraestructura cultural que se haya
realizado en toda la historia de Nayarit, en fin, el niño de las escuelas, el
viajero o visitante que llegue a Tepic está invitado a disfrutar todo su centro
histórico que poco a poco hemos venido rescatando.
También
te ofrece interesantes espacios museísticos como el Museo Regional de
Antropología e Historia que exhibe una de las colecciones cerámicas más
importantes del mundo prehispánico del occidente de México, ubicado en una de
las casonas más bellas de la ciudad construida a fines del siglo XVIII; muy
cerca de este imponente museo-monumento podrás conocer la cosmovisión y artes
populares de coras, huicholes, tepehuanos y mexicaneros en el Museo de los
“Cinco Pueblos”, así como no podrás irte sin conocer las casas-museo donde
nacieron el poeta universal Amado Nervo y el niño héroe defensor de
Chapultepec, Juan Escutia. Además de eso, Tepic es una ciudad con diversas
alternativas para ir de compras y, si lo deseas, puedes optar por un recorrido
en el Turibús a los principales puntos de interés histórico y cultural con que cuenta
la ciudad, como son el Parque Infantil y familiar “La Loma, el Ex-Convento
Franciscano de la “Cruz de Zacate”, el Mirador del Cerro de la Cruz, los
Museos, las Escuelas de Arte, Restaurantes Típicos y Mercados Populares.
Además
de la ciudad capital, Nayarit te ofrece el hermoso litoral nayarita, hoy
convertido en el corredor turístico más importante del occidente y noroeste de
México, me refiero a la Riviera Nayarit, que abarca desde el extremo norte
donde se encuentra la playa más larga del mundo “Novillero” en Tecuala, pasando
por la mágica Isla de Mexcaltitán, el histórico Puerto de San Blas hasta las paradisíacas playas de Nuevo Vallarta, Guayabitos y Punta de Mita, que cuenta
con una infraestructura turística de primer mundo; hoteles, restaurantes,
carreteras, campos de golf, galerías de arte, festivales, pesca de alta mar,
gastronomía, observación de aves y ballenas, sitios arqueológicos, fiestas
patronales, entre otros muchos atractivos que usted podrá seleccionar según
sean sus gustos e intereses, sin olvidar que en el centro de este corredor
encontraremos a Tepic la capital, el antiguo señorío de Xalisco y la señorial
ciudad de Compostela, que fungió de 1540 a 1560 como la capital del Reino de la
Nueva Galicia.
Hacia
el norte, Nayarit cuenta con la zona estuarina, más grande de México, conocida
como Marismas Nacionales, que inicia en San Blas y llega hasta el sur del
estado de Sinaloa, región en donde viven miles de pescadores, agricultores y
ganaderos. En el centro de esta zona lacustre, se encuentra la enigmática Isla
de Mexcaltitán, ubicada en el municipio de Santiago Ixcuintla, que según
algunos historiadores, es muy probable que haya sido uno de los puntos
principales del inicio de la peregrinación azteca, de acuerdo al Códice
Boturini, es por ello que Nayarit sea conocido nacional e internacionalmente
como la “Cuna de la Mexicanidad”. En esta misma zona norte, pero más al
altiplano, tenemos a la culturosa ciudad de Acaponeta, conocida también como la
“Atenas Nayarita” o “Ciudad de los Pianos”, por su tradición cultural que la
distinguió desde el siglo XIX, es por ello que no es casual que esta ciudad vio
nacer al poeta nacional Alí Chumacero y una gran lista de creadores en todas
las artes. Muy cerca de ahí está Huajicori, un paso obligado entre la costa y
la sierra, donde habita el pueblo tepehuano.
Hacia
el Noreste y Sureste, Nayarit se convierte en montañas y bosques de robles,
pinos y encinos, es ahí donde viven la mayor parte de nuestros hermanos
indígenas; coras, huicholes, tepehuanos y mexicaneros, Mundo mágico y religioso
que año con año desarrolla orgullosamente su ciclo ritual de fiestas, iniciando
en enero con el “cambio de varas”, que no es otra cosa, que la renovación de
sus gobiernos tradicionales, autoridad máxima de los pueblos indígenas, que
estamos obligados a respetar y trabajar unidos en la solución de sus problemas
y propiciar su desarrollo.
Por
último, tenemos la región del sur del estado, para algunos la más nostálgica de
todas, por sus abundantes vestigios arqueológicos e históricos que se
encuentran en su territorio, ahí podrás encontrar gran cantidad de monumentos
históricos, viejos trapiches, lagunas azules, haciendas de adobe, minas,
artesanos, leyendas, sabrosa gastronomía y una hospitalidad inigualable, tal es
el caso de Ixtlán del Río, Amatlán de Cañas, Xala, Ahuacatlán, Santa María del
Oro y San Pedro Lagunillas, casi todos con su toponimia de origen náhuatl y
cuyo carácter apacible de su gente, nos invita a la reflexión constante de lo
que hemos sido, lo que somos y lo que queremos ser.
Así es Nayarit, un verdadero tesoro que está esperando que lo descubramos.
Espero
que esta breve introducción, que la escribo con gusto y emoción para los
nayaritas, sea un buen pretexto para seguir conociendo la riqueza cultural y
natural que poseemos, que nos provoque un verdadero sentimiento de unidad y de
creación colectiva, valoración de lo propio y un gran impulso a conquistar la
paz, la justicia y el desarrollo.
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