Por; José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
DE CHILE:
Yo estoy plenamente convencido de que en efecto hay una campaña mediática para dejar al presidente López Obrador como palo de gallinero, mismo que lo tiene así de sucio por los muchos yerros que él solito comete -esto deben de reconocerlo propios y extraños-. La idea es desprestigiarlo y dejarlo en mal ante una sociedad que, curiosamente, lo tiene en casi en el 70% de aceptación.
Carlos Loret de Mola, ya muy desacreditado por los trapitos sucios que le han sacado y lo montajes que organizó y luego le descubrieron; encabeza la lista, llevándose a un Brozo belicoso y valentón entre las patas, elevando el rating de un canal llamado "Latinus", que ahora sabemos tiene fuerte intereses de familiares de aquel tramposo de los maratones y de la grilla nacional que fue Roberto Madrazo. Eso me queda claro.
Historiador Pedro Salmerón
Sin embargo, AMLO arroja todos los días --todas las mañanas para ser más exacto-- kilos y kilos de leña que alimentan la fogata de Loret, Brozo y otros, que sin duda están hiper encarbonatados por la lana --nada despreciable por cierto-- que dejaron de ganar vía, dicen las malas lenguas, el renombrado "chayote".
Pero, ni modo que nadie diga nada por la férrea, cuando todos vemos la necia defensa presidencial de un tipo como el historiador Pedro Salmerón, acusado de acoso por algunas mujeres, que si bien, nunca lo denunciaron ante un agente de ministerio público, sí tuvo que renunciar al ITAM, por la fuerte presión que se generó y porque él tampoco demostró lo contrario, simplemente hizo de tripas corazón y se fue con su acusaciones, apareciendo en la mente de todos aquello de "el calla otorga".
Además, nuestro mandatario, el "cabecita de puro apagado" tiene el feo antecedente de defender, a capa y espada, a un burro en eterna primavera como es Félix "el violín" Salgado Macedonio, quien sí tiene denuncias y se ha salvado de ver la vida tras los barrotes, es porque tiene amplias y poderosas influencias y un amigocho "a todo dar" como es Andrés Manuel.
A los pocos días, el gobierno panameño, a través de su canciller, rechazó la propuesta mexicana, lo que fue un buscapiés de esos muy tronados en las fiestas decembrinas, en salva sea la parte de AMLO, quien, una vez más --de manera irreflexiva y hasta tonta-- acusó de inquisidores a los panameños, cambiando a Salmerón por...¡Vive Dios!, la mariguanita Jesusa Rodríguez, quien de diplomacia sabe lo que yo de la vida sexual de las paranoplocéfalas perfoliatas.
En realidad a mí poco me importa la vida de Salmerón, si es culpable, que se le castigue. También me vale maracas, si a la Jesusa la gusta fumarse duro y macizo la cola de satanás y si se verá favorecida por cambiar "la dorada de Acapulco" por "la roja de Panamá". No, esas son nimiedades, lo que su servidor alega es que la manera como AMLO está otorgando puestos aquí y allá, son al más puro estilo de los neoliberales que tanto ataca o del viejo priismo: puestazos a los amigos, a los camaradas o a los que nos "favorecieron" en campañas pasadas. Es curioso observar como Andrés Manuel ofreció embajadas a la ex gobernadora de Sonora, al ex de Sinaloa y hasta al de Campeche, donde --sospechosamente-- ganaron los candidatos de Morena, siendo esos funcionarios de partidos ajenos al de la mal llamada 4T y, por supuesto, al más viejo estilo, pagar los favores de los amigos.
No conozco a esa señora Jesusa, más que por decires a favor de la mota y ser incondicional del señor López Obrador; pero si estoy seguro que ella no tiene ni el perfil, ni la carrera que se debe tener para representar al país en otra nación. Vuelve AMLO a los tiempos del ayer, donde valía madre la preparación, los estudios y la experiencia, lo que vale es ser amigo o compadre del mero nalga. No me cabe duda, le ha quedado chica la cuarta transformación a su creador.
DE DULCE:
Creo que ha sido muy buena intención del ayuntamiento de Acaponeta que preside el buen amigo Manuel Salcedo Osuna de implementar una ruta nocturna en la recolección de basura. Ahora, los camiones que recogen los desperdicios pasan por la noches también, levantando cientos de bolsas que antes, de manera totalmente inconsciente e ilegal, los sucios ciudadanos que nunca faltan, arrojaban en las esquinas a sabiendas de que el recolector no pasaría sino hasta la mañana siguiente.
También sé, que el mayor de los males en este país, es la impunidad. A nadie se castiga y por eso vemos esos tremendos casos de corrupción desvergonzada, una inseguridad desatada, el crecimiento enorme del crimen organizado, así, de esos niveles vamos hasta los que arrojan sus desperdicios por las noches o en horas en los que ya pasó el camión.
Resultado: ahora pasa el camión por las noches, y la trinche gente asquerosa e incivilizada, continúa sacando la basura, horas o minutos después de que circuló el antiguamente llamado "carretón de la basura", con el mal que eso acarrea: perros, gatos, ratas y cucarachas dejan terribles imágenes en las esquinas; la imagen de la ciudad es detestable y un cochinero espantoso.
¡No, señores del ayuntamiento! Lo único que están haciendo es acuachar canijos y huevones que no sacan la basura en las mañanas por seguir durmiendo la mona; que ni agradecieron el cambio de horario, y además, ahora pagan más por el consumo extra de combustible para los camiones nocturnos, horas extras en salarios para los trabajadores o, no lo sé, puestos nuevos para esa labor, pero la imagen urbana no mejoró un ápice. La solución es comenzar a multar a los cochinos vecinos de siempre y con que sancionen a dos o tres, les aseguro que se acabó el problema. Ahí está el ejemplo con los motociclistas, igual, muchos de ellos, de irresponsables. Comenzaron a imponer multas y ahora ya casi todos traen casco.
DE MANTECA:
Para los que sentimos amor
por la lectura, trátese de la que se trate, sentimos una necesidad de tomar el libro
y arrebatarle diariamente su contenido a veces a traguitos cortos y a veces de
un solo jalón. Sin el afán de parecer petulante, los lectores consuetudinarios en
ocasiones, por falta de tiempo, por atender otras necesidades, nos vemos
privados de nuestro “pasatiempo” favorito, y lo pongo así entre comillas porque
es mucho más que un simple hobby (palabra mamona, si usted me permite el prosaico
vocablo).
Pero valorando las cosas,
nos damos cuenta que tenemos tiempo para ver el fútbol o las ridículas películas
de Rambo, y despreciamos lo más por lo menos. Recuerdo, hace años, una campaña que
la biblioteca municipal emprendió, para darle difusión al año mundial de la
lectura, lo cual me pareció muy loable. Así que me fui con mis hijos, estaban
de a tiro chiquillos, a sacar la credencial para ser usuario de la biblioteca y
poder hacer uso a domicilio y hasta por quince días de algunos libros; y de
paso fomentar la lectura en mis pipiolos, tan bombardeados por la violencia de
“inocentes” caricaturas, lo absurdo y promiscuo de las teleculebras televiscas,
el comercialismo exacerbado y el continuo avance de la narcocultura que ya
pintaba para más en aquellos días.
Su servidor, y lo menciono
de pasada, escogió un magnífico libro, fundamental para el acervo cultural del
mexicano y un clásico de la literatura nacional, me refiero a “Al filo del
agua” del jalisciense Agustín Yáñez, muy conocido en estas tierras náyaras. Se
los recomiendo.
Por otro lado es necesario
aclarar que el día de hoy ignoro si existen programas educacionales en relación a este
tema, pero sí alcanzo a observar, que muchos maestros no leen otra cosa que las
revistas rosas, los TV Notas o los “comics” tan socorridos por la cultura popular mexicana,
pero tan pobres en contenidos.
En los tiempos en que su
servidor era estudiante; al inicio en la primaria, el fomento la lectura según
recuerdo era más bien escaso, por no decir nulo: “Corazón diario de un niño” de
Amicis o “Platero y yo” de Juan Ramón Jiménez, son dos de los títulos que
apenas recuerdo que nos hayan obligado a leer. Después de eso era ingresar a la
secundaria donde a bocajarro nos endilgaban “El Mío Cid” o “La Celestina” de
Fernando de Rojas o bien “La Ilíada” o la “Odisea”, que sin duda son lecturas
obligadas pero que no correspondían al seguimiento que debería haberse logrado en
la primaria. Es como si a un infante que apenas ha aprendido a patear un balón, lo meten a la final de un torneo para mayores de 20 años. No se puede exigir al estudiante que pase del cursilón burrito Platero, libro que por cierto a nadie enganchó para seguir leyendo; a la
difícil y engorrosa lectura del “Cid” en
español antiguo. Sencillamente aventamos los libros y a otra cosa mariposa; así
que el fomento de la lectura de plano no se daba. Aunque debo decir que “Corazón
diario de un niño” es lo que me hizo leer y hasta la fecha.
En la preparatoria era aún
peor, dependía de la ideología del maestro el tipo de lectura obligatoria, y
hoy me parece absurdo y completamente ilógico que nos hubieran ensartado como
lectura obligada el famoso “Libro Rojo de Mao”. ¡Ufff, ufffff y recontraufffff!
Pocas son las lecturas apropiadas
que recuerde aquellos tiempos de escolapio del nivel medio superior, entre
ellas: “Pedro Páramo” y “El Llano en Llamas” de Juan Rulfo, inolvidables y que debieran ser obligatorios de leer; “Los de abajo” de
Mariano Azuela; “La muerte tiene permiso” de Edmundo Valadez o “El zoo humano”
de Desmond Morris o ese libro también obligado “Canasta de Cuentos Mexicanos”
de B. Traven. Lo demás no contribuía a interesar al muchacho en el delicioso
mundo de la literatura.
Hoy desgraciadamente,
también el valor de la lectura o de la literatura contemporáneos o los clásicos infantiles y juveniles, a ha ido
menguando por el mercantilismo que ha llegado también a las editoriales y
librerías. Autores que dan “recetitas de vida” o que se anuncian como los más
grandes vendedores del mundo, tipo Og Mandino
o los de Cuauhtémoc Sánchez, han tendido una cortina de humo bloqueando a la
buena lectura que también hoy se escribe o a la de siempre. Aunque por supuesto, será
mejor ese tipo de lecturas que ninguna.
La literatura mexicana es de
las más ricas e interesantes del mundo y vale la pena descubrirla o para el
lector no tan profano redescubrirla, por hoy las bibliotecas de su ciudad, en
nuestro caso, la municipal de Acaponeta o la de la Casa de la Cultura “Alí
Chumacero” que poca gente utiliza, son buenas opciones.
Ahora que en la
prepa 3 de la UAN, tenemos edificio nuevo con una flamante biblioteca, han
estado llegando libros y mobiliario especial, para conformar un círculo de lectores y pronto lo
echaremos a andar. Sacar la credencial en la biblioteca municipal “Benito Juárez” no costaba nada en aquellos
tiempos, supongo que hoy tampoco y el personal es muy amable. Saquemos un rato
a nuestros hijos del celular, apaguemos la tele y encendamos un buen libro.