Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
DE CHILE: Van ya, con el día de hoy, 42 días desde que se descubrió que la ministra pirata Yasmín Esquivel Mossa, se robó la tesis de titulación para la licenciatura en derecho que cursó en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Tres meses y doce días ya, y la “pasante” de derecho sigue incólume, inamovible y los ojos de todos inconmensurable, pues nadie de nosotros acierta a entender por qué esta émula del pirata Morgan continúa en tan alto puesto y mamando alegremente del erario; y lo peor, en ese lapso se le descubrió también a la corsaria de la jurisprudencia que su tesis para doctorado de igual manera la plagió, ahora en la Universidad Anáhuac. ¡Para Ripley!
La explicación más simple para su servidor, es que, a pesar de lo que se diga y de lo que afirma el gobierno federal actual y no importando las exclamaciones de todas las santas mañanas que repiten hasta la saciedad: “no somos iguales”, este remedo de nación sigue siendo el paraíso de la impunidad, con más razón si la tramposa jueza sabe muy bien que está protegida por el mismísimo presidente de la alicaída República Mexicana, su alteza serenísima imperial Don Andrés Manuel I, quien debería ser el primero en pedir que, a tamaña lacra se le ponga de patitas en la calle.
Pero “el primer ciudadano” de la nación, minimiza el delito de la bucanera Esquivel y lo deja pasar, a pesar de que el artículo 95 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos —ni más ni menos— en su fracción tercera dice, que para ser electo ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se necesita: “Poseer el día de la designación, con antigüedad mínima de diez años, TÍTULO PROFESIONAL EN DERECHO, expedido por autoridad o institución legalmente facultada para ello”.
Siendo así, el gobierno federal, a través de la Secretaría de Educación Pública puede quitarle la cédula profesional a la filibustera sin licencia para juzgar a nadie. Pero como el gobierno federal no es nuestro, sino del señor AMLO, pues eso no sucederá. Más extraña que la UNAM, no le haya propinado severa patada en el pandero a la ilegal magistrada, no solo por la farsa cometida sino porque ha dejado muy mal parada al más importante centro de educación superior en América Latina. ¡Muy mal, si no estamos jugando a la escuelita!
La mujer optó por robar una tesis, y como ministra de la SCJN sabe más que nadie, que tiene que pagar su latrocinio. Pero con toda la falta de ética del mundo, niega su robo, a pesar de las pruebas que no dejan lugar a la duda: Yasmín Esquivel plagió dos veces sendas tesis y debe dejar su cargo. Sume a esto amable lector que me sigue, que tampoco la Universidad Anáhuac se quiere echar ese trompo a la uña y asimismo deja pasar el penoso asunto.
Otro caso de
no creerse es que la propia Suprema Corte de Justicia de la Nación no ha dicho
esta boca es mía y, todos juntos, gobierno federal, UNAM, Universidad Anáhuac y
la SCJN, se convierten en perversos cómplices de una ratería infame. Hay gente
que por mucho menos que eso, están tras las rejas.
DE DULCE: Cuenta la leyenda que el gran filósofo Diógenes, aquel que nada tenía y vivía dentro de un barril, estaba cenando lentejas cuando le vio el filósofo Arístipo, que vivía confortablemente a base de adular al rey. Y le dijo Arístipo: "Si aprendieras a ser sumiso al rey, no tendrías que comer esta basura de lentejas". A lo que replicó Diógenes: "Si hubieras tú aprendido a comer lentejas, no tendrías que adular al rey".
Hoy, miles de años después, la adulación o como mejor la conocemos los ciudadanos de a pie: la lambisconería que practican los barberos que hoy lisonjean al dueño del palacio nacional, es práctica común y casi casi obligada. Esta indigna costumbre de la mal llamada cuarta transformación, gusta mucho al mandatario nacional…los periodistas “a favor de la 4T”, lo hacen diario, como cuando le avientan preguntas pichaditas para que el tabasqueño les pegue y las saque de jonrón.
Sin embargo, el nombramiento de la reina de la lambisconería se lo lleva la indigna y lamehuevos gobernadora de Campeche, Layda “La Colorina” Sansores, quien, sin rubor, y abriendo toda la bocota se aventó esta perla en forma de ramplona oda: “Hermano Andrés, has venido a levantarnos del polvo, a derribar los pretextos y las escalinatas obscuras del olvido. Hermano Andrés, este corcel metálico que solo un corazón intrépido como el tuyo, fue capaz de soñar y de parir, traerá desarrollo a nuestra tierra. Rescataremos nuestra lengua maya y nuestra cultura ancestral donde se conservan las pisadas de nuestro pueblo. Ese caballo de fuego veloz, extraordinario a quien trasplantaste tu alma con su coraza metálica traspasará las brechas del progreso sin fronteras, para que al fin llegue la justicia. Que el trueno del tren retumbe en la península; subámonos al tren, descubramos ante el esplendor y el poderío de nuestra cultura maya, encontremos otro mundo de redención y de esperanza. ¡Gracias Andrés presidente, por habernos dado la oportunidad de escribir un renglón en la larga historia de batallas pacíficas y eternas que tú has encabezado…” Se vale vomitar.
Esa cursilería y la manera tan baja de ser un lamebotas, me recuerda la historia de Calígula, aquel sátrapa emperador romano quien un mal día cayó severamente enfermo y se tuvo que tirar en la cama. Fueron muchos los días sufriendo penurias, dolores y delirios, llegando a pensar que esos eran sus últimos días sobre la faz de la Tierra.
Sin embargo, se recuperó y por ello, supuso que una mágica metamorfosis se había llevado a cabo en su cuerpo, transformándose en un dios. Se creyó tan en serio ese pensamiento de su delirante mente, que comenzó a comportarse déspota y prepotentemente con todo aquel desgraciado súbdito que tuviera la mala suerte de cruzarse por su camino. Los insultaba, humillaba e incluso los agredía físicamente. Un cortesano con el que se topó una tarde, más inteligente y despierto que los demás, encontró la manera justa de sobrevivir al mal humor del falso dios.
Al cruzarse con el emperador
metamorfoseado, el hábil adulador, frente a la mirada reprobadora y satánica de
Calígula, se dejó caer sorpresiva y aparatosamente al piso entre contorsiones y
movimientos epilépticos. Sorprendido por
la conducta de su súbdito, Calígula, le pregunto qué le ocurría. El hombre, en
el suelo, continuaba retorciéndose demostrando un terrible dolor. Solo después
de insistir en su pregunta, el audaz atrevido le dijo que esas dolencias de
debían a los rayos sobrenaturales que del cuerpo divino del emperador emanaban.
Me queda claro que aduladores y barberos como la Sansores, no es más que una
forma de actuar para sobrevivir a un medio terrible como es el de la política.
Pobre mujer, más que asco, da lástima.
Ya desde el año de 1903, Porfirio Díaz, asimismo emitió la orden de que en todas las municipalidades y prefecturas del territorio nacional que no tuvieran un edificio o palacio municipal propio, procedieran de inmediato a iniciar su construcción también como celebración para las fiestas patrias. Así pues, Acaponeta inauguró en 1910 el palacio de gobierno que aún se erige sobre la calle Morelos de esta ciudad acaponetense, por lo que este año cumplirá 113 años de edad.
Tanto tiempo transcurrido ya ha pasado factura a la hermosa casona, la cual, al parecer, sobre todo en algunos puntos, tiene serios daños estructurales, pues incluso hay oficinas que no se usan ya que representan un riesgo para los que ahí laboran.
El Palacio de Gobierno de Acaponeta, es un monumento histórico, tiene la ficha 79 del Catálogo Nacional de Monumentos Históricos Inmuebles considerados para el municipio acaponetense. Bien merece esa finca, se le considere en el presupuesto de egresos para su rehabilitación, ya que, solo se le han venido colocando “curitas” en una herida que se abre cada día.
Que yo recuerde, la última remozada importante que se le dio, fue en el gobierno municipal de Don José Chávez Rodríguez, y más que nada fue una intervención más ornamental, como la colocación de elementos de cantera, que sobre la estructura del edificio. Consideremos la importancia de esta vetusta casona por la cual han pasado ya 52 ayuntamientos y 68 presidentes municipales.
Sé muy bien, que una obra de este tipo tiene un elevado costo y que, muchas veces, se consideran como prioritarios otros rubros como agua potable, apoyos al campo, seguridad, etc.; pero bien vale la pena echar una mano para la conservación de la bella presidencia municipal, pues entre otros beneficios, se rehabilitarían y podrían utilizarse espacios que hoy se tienen que rentar con la erogación correspondiente o bien, dejar descansar a la Casa de la Cultura “Alí Chumacero” que se ha convertido en un inmueble multiusos, puesto que además del espacio cultural, ahí están desde hace años, la dirección de comunicación social, la dirección de turismo y nunca falta que en sus aulas se lleven a cabo reuniones para agricultores, de sindicatos, de maestros, etc., además de que es ya un espacio que utiliza el INE; a veces los soldados, Bienestar, entrega de recursos y apoyos, vacunaciones y otras dependencias federales, que se aprovechan de los ayuntamientos y no erogan un peso para algún arreglo en estos espacios donde “gorrean” sin rubor.
Lo bueno sería que algún gobierno,
como este que tenemos actualmente comenzara y los que vengan le dieran
seguimiento, además de contar con el apoyo de los diputados locales y la
diputada federal en este caso. Desafortunadamente Dios no cumple antojos ni
endereza jorobados. Espero sus comentarios, sugerencias y datos interesantes al
correo: jori.mosahi@gmail.com
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