lunes, 14 de octubre de 2024

DE CHILE, DE DULCE Y DE MANTECA

 


Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

DE CHILE: De ninguna manera podemos negar el esfuerzo que ha hecho el gobierno municipal de Acaponeta, que preside Manuel Salcedo Osuna, con respecto al problema de la basura. Han operado diversas rutas y horarios para los camiones recolectores, tanto de día como de noche. Reactivaron a los campaneros que en el gobierno anterior por alguna razón los desaparecieron. Nos han dicho que han adquirido camiones recolectores y con gusto vemos que nuevas cuadrillas de barrenderos andan por todas las calles recogiendo desperdicios regados y, muy bueno, por cierto, retirando la tierra-arena que se suelta del adoquinado o que traen las llantas de los vehículos en esta temporada de lluvias. Hemos visto también, que han venido colocando unas canastillas de determinadas esquinas del centro de la ciudad y constantemente se apela a la ciudadanía a respetar esos horarios y disposiciones. 

Nuevamente se viene un cambio en el horario de los camiones recolectores, mismos que comenzarán a hacer sus recorridos a partir de las seis de la tarde, pidiéndole a los pobladores de esta ciudad, que se ajusten al nuevo recorrido y que no saquen la basura en el día.


En este mismo espacio y, en alguna reunión que la Junta Vecinal de Acaponeta A.C. tuvimos con el presidente municipal, recuerdo haberle comentado a Manuel Salcedo, que me parecía un error el recorrido nocturno de los carretones de la basura, porque eso ocasionaba que ahora había basura a todas horas del día. Asimismo, comenté que el problema no era el Ayuntamiento y sus decisiones, tampoco sus acertadas estrategias, sino que —y aquí lo grave— el gran problema de la basura en Acaponeta, es su gente, sí, nosotros los acaponetenses. 

La población que no hace caso de lo que mandata el ayuntamiento o sus reglamentos. Es triste decirlo, pero no hay educación alguna al respecto y se nota en las esquinas de toda la ciudad: montones de desperdicios a toda hora del día y de la noche; gente que saca la basura por las noches, amaneciendo regada por toda la calle y fomentando el crecimiento de fauna nociva: perros y gatos callejeros, ratas, cucarachas y otras alimañas: bolsas repletas de desechos colgadas de postes y muros; canastillas y tambos atiborrados de toda clase de inmundicias, que incluye animales muertos y mil cosas más.

Soy testigo fiel también, de que Manuel Salcedo, tiene el firme objetivo de convertir a Acaponeta en “Pueblo Mágico”, pero con ese tiradero en las esquinas y en otros espacios como las orillas de las carreteras, las cercanías del río, o los caminos vecinales, difícilmente esa meta se podrá cumplir.

En aquella reunión que menciono, también hice notar la necesidad de implantar en nuestro municipio, juzgados cívicos que tan bien han venido funcionando en otros municipios, principalmente en Tepic; no solo para sancionar a los que hacen mal uso y destino de la basura, sino también a los borrachitos que tan alegremente andan por la calle o en los automóviles, aventando con singular entusiasmo sus botes a la vía pública; o bien a los que hacen escándalos nocturnos y no dejan dormir a los vecinos, o los estrépitos de carros y motos, unos con la música a todo volumen o y los otros con los escapes abiertos contaminando por ruido a la población y hasta aquellos, que con apuros usan la vía pública como baño. En esa ocasión, Salcedo Osuna me informó que ya estaban trabajando en ello y ahora veo que pretenden hacer de los mencionados juzgados, una realidad. Enhorabuena.


Solo llamándole la atención a la gente, o de plano multando a los reincidentes se podrá evitar los tiraderos que hoy se ven. Un juzgado cívico soluciona esto. Como decían los clásicos: "la letra, con sangre entra"...el ayuntamiento, ni nadie en el mundo está para educar canijos vecinos incivilizados e incultos, ya no son nenes con pilmama para decirles qué hacer con la basura, el que no cumpla, que se le aplique la guillotina, aunque repelen y mienten madres. Con el primero que reciba una multa, los demás se pondrán las pilas. Suena drástico, pero es una penosa realidad.

Por lo pronto, creo que, faltó promoción a la iniciativa, pues el día jueves que inició esa resolución municipal, nadie o muy pocos atendieron lo que había qué hacer o quizá ni se enteraron de la nueva disposición.

Yo sí apoyo al proyecto de convertir a Acaponeta en un pueblo mágico y en un lugar digno y limpio para vivir. Dan incluso un número telefónico para denunciar a los cochinones de siempre y que no se quieren aplicar...Yo lo haré y, en cuanto vea a alguien haciendo sus porquerías en las esquinas lo voy a denunciar. ¡Abusados!

 


DE DULCE: Sí, por supuesto que estoy de acuerdo con una reforma integral al poder judicial. Nadie en su sano juicio podría pensar que no es necesaria…sí lo es, y aparte urge, pero no así, como el actual gobierno, casi casi por órdenes del que se fue, que parece planeado con las patas, y el “beneplácito” de un congreso que solo alzó la mano por órdenes superiores y que ni siquiera leyeron de qué diablos de trataba. Entre las muchas cosas irregulares que esto va a traer, es el destino de cientos —quizá miles— de ministros, magistrados y jueces de ese poder judicial que se verán seriamente afectados.

Mire usted amable lector que me sigue; uno, como trabajador entiende que, ya sea trabajando para el sector público, como el privado que, si no le echas ganas a su chamba, corre el riesgo de que lo pongan de patitas en la calle. Ya sea por ineficiencia o incapacidad en el trabajo; por ser un trabajador faltista o borracho; porque eres un ladrón y te agarraron en la movida, o simplemente porque no cumples los requisitos o de plano no das el ancho para cumplir las metas y objetivos de una oficina de gobierno o una empresa privada. Así ha sido siempre y eso debe continuar.


Sin embargo, la mentada reforma, le va quitar el trabajo a esos cientos o miles de trabajadores del poder judicial, por el simple hecho de ser jueces, nada más, afectando gravemente sus derechos humanos. El gobierno les dice —con la mano en la cintura— que sus derechos laborales están a salvo, porque se les va a indemnizar como marca la ley —esa misma ley que ellos hacen y manejan a su antojo, pues por lo visto, el estado de derecho en México, se está perdiendo—. 


Sí, solo eso faltaba, que no los indemnizaran; pero eso no es ningún consuelo para ellos. Al parecer, el gobierno no ha entendido lo que es “perder el trabajo”, además, se pierde la antigüedad, se cortan cientos de carreras en el área de la justicia, o pienso en el caso de personas de cierta edad, a la que le va a costar conseguir chamba. Así de insensible el gobierno de la transformación de cuarta.

Es lo mismo que, por alguna circunstancia, tuvieran que correr a todos los profesores del país, o los médicos del sector salud, o a los ingenieros o intendentes, solo por hecho de tener ese oficio, no por su trayectoria, rendimiento, o eficiencia.


BERNARDO BÁTIZ

El consejero de la judicatura, Maestro Bernardo Bátiz, en entrevista con Ciro Gómez Leyva, hablando sobre este tema, soltó la lapidaria frase: “…así son las revoluciones”. No les queda más a estas personas de continuar viviendo en la incertidumbre, y aceptar ser la generación que pagó el precio por el capricho de un gobernante que, por venganza y ambición política, le dio en la maraca a la mismísima Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que establece en su artículo 49: “El Supremo Poder de la Federación se divide, para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial. No podrán reunirse dos o más de estos Poderes en una sola persona o corporación …” Pero, el ex presidente (espero que en efecto sea ex) no cumplió con guardar y hacer guardar la carta magna mexicana, y quiso juntar en su persona, a la mismísima santa trinidad, tres poderes en un solo hombre. Meditemos en ello.

 


DE MANTECA: Al momento de escribir estas líneas, se celebra —bueno, en México ya no tanto— la llegada de Cristóforo Colombo, que así se llamaba al que conocemos como Cristóbal Colón. Mucho se puede hablar sobre este señor, que sin duda fue un gran navegante, y, como todo ser humano, un personaje con grandes yerros y enormes logros. Como usted, amable lector, o como su servidor, Don Cristóbal, regaba el tepache, por ejemplo, fue un pésimo administrador y, para regocijo de los que hoy lo quieren arrojar al basurero de la historia, sí fue una figura un tanto cruel y tirana, que incluso esclavizó a los aborígenes de esta tierra. 


Él llega a estos territorios que hoy se conocen como América —en realidad debería tener el nombre de Colombia o algo así, en honor a él— en 1492, es decir, en plena edad media europea. Arriba a una isla que hoy se sabe era Guanahani, y a la que Colón bautizó como San Salvador, pues supo que de no haber llegado a ese lugar y en ese preciso momento, la historia de esa exploración que buscaba una ruta más cercana a la India, el destino de todos hubiera sido muy diferente, incluso Colón, ya sufría los inicios de un motín a bordo de sus naves.

Siempre, así nos enseñaron en la escuela, nos dijeron que el navegante era genovés, pero ya hay muchos historiadores que dudan eso, pues no hay manuscritos de Colón en italiano, pero sí muchos en español. Son famosas las cartas a sus hijos, escritas en castellano. Por cierto, tampoco se sabe a ciencia cierta dónde reposan sus restos, ya que estos fueron llevados y traídos a diferentes lugares, perdiéndose parte de sus huesos en esos traslados: República Dominicana, Cuba, España, etc.

Hoy en México, Colón ha sido despreciado, satanizado y culpado lo que sucedió hace más de cinco siglos. En demagógica decisión, su monumento en el paseo de la Reforma, fue retirado y, los locos que nunca faltan, en nombre de un nacionalismo ramplón y trasnochado, intentaron varias veces derribar la estatua colombina, sin ponerse a pensar que esta tierra no era precisamente el paraíso que ellos quieren que veamos en forma de indígenas felices; no, aquí, como en Europa, prevalecían imperios como el mexica, que de forma violenta y prepotente exigían tributos a los pueblos vecinos, así como gente para sacrificar y ofrendar a los dioses. Los mexicas eran odiados, tanto que sus enemigos prefirieron unirse a Cortés para derrumbar a sus explotadores aztecas.

Nos guste o no Colón es el abuelo de todos nosotros, y en 1492 y hasta 1921, cuando cayó Tenochtitlan, nosotros no existíamos, los aztecas no eran mexicanos, estos nacen de la fusión de dos pueblos, formándose el mestizaje y fue, aunque los “historiadores oficiales” no lo quieran, el encuentro de dos mundos de donde salimos —ahora sí— los mexicanos, nosotros. Como dijo muy bien Octavio Paz: “Con el descubrimiento de América, el mundo adquirió forma de mundo¡Nos saludamos en la próxima entrega amigos!

 


sábado, 5 de octubre de 2024

DE CHILE, DE DULCE Y DE MANTECA

 


Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

DE CHILE: Sigue vigente —aunque sea algo que sucedió hace ya cinco siglos— el absurdo pleito entre México contra España —“relaciones en pausa”, dijo el ahora ex presidente—, originado por el primero, y más que nuestra nación, provocado por la ignorancia histórica de un tipo, Andrés Manuel López Obrador, quien se creyó, por el solo hecho de ser el mandamás de la república, un sabelotodo que, por supuesto, incluyó el tema de la historia nacional, a su gusto y parecer, por supuesto, todo a favor de la mentada transformación de cuarta.


Productos de esta “sapiencia” y necedad ha sido un daño serio a las relaciones diplomáticas entre ambas naciones, y aquí sus “logros”: el cambio de nombre a una calle significativa de la capital del país, como fue “Puente de Alvarado”, rebautizada ahora con el demagógico nombre de calzada “México-Tenochtitlán”; el viejo y vejado ahuehuete que por siglos se llamó "el árbol de noche triste", hoy lleva el mamón nombre del "árbol de la noche victoriosa". También, la desaparición de la emblemática estatua a Cristóbal Colón, el cual estaba acompañado —uno en cada esquina—, por Fray Bartolomé de las Casas, Fray Juan Pérez Marchena, Fray Diego de Deza y Fray Pedro de Gante; monumento que desde 1877 se instaló en la Ciudad de México y, ya en su glorieta sobre el Paseo de la Reforma desde el año de 1883. Es decir, AMLO y la Sheinbaum, siendo jefa de gobierno de la CDMX, enviaron 143 años de historia a la basura, con el absurdo de que España había destruido y saqueado a México hace cinco centurias.

Lo que no saben estos zafios, es que, en 1521, cuando cae la gran Tenochtitlan, no existían como tales, ni España, ni México. Recuerden que, en 1492, cuando llegó Colón a lo que ahora es América, el viaje y la aventura fue financiada, no por España, sino por los reinos de Castilla y Aragón.


He comentado ya, en alguna ocasión, que siendo su servidor un niño de cuarto o quinto de primaria, la maestra de inglés —ni siquiera era la de historia— “nos enseñó” —de chiquillo, uno no le alega a los maestros, que se suponen son los que saben— que los españoles, “gachupines” les llamaba ella de manera despectiva, habían sido lo peor para “nosotros los mexicanos”, expresaba la docente siempre con odio, que los “gachupas”, nos habían quitado la lengua, la religión, destruyeron “nuestra” arquitectura, entre otros malhadados hechos que mucho dolían a la profesora. Años después, reflexionando, ya no como niño sino como adulto, lo que nos había dicho la preceptora, le preguntaría hoy: “a ver maestra… ¿nos quitaron”, nos destruyeron”. ¿A quiénes? Simple y llanamente: ¡No éramos mexicanos, no existíamos, por lo que no nos quitaron ni hicieron nada! Los mexicas o aztecas, no eran mexicanos como hoy nos concebimos; eran mexicas y odiados por todos los pueblos originarios de la región, por ser un imperio cruel. La profesora no hablaba náhuatl, ni adoraba a Huitzilopochtli, ni vivía en un teocalli. Que lo entiendan la maestra, AMLO, Sheinbaum y la infinidad sus seguidores que todo le creen: los mexicanos de hoy, estos del siglo XXI que aquí radicamos, somos la mezcla de dos razas: la aborigen y la europea, es decir, somos la inmensa mayoría mestizos. ¿Por qué entonces Andrés Manuel López Obrador, no se cambió su nombre español?

No voy a cuestionar lo que hoy sabemos a ciencia cierta, lo que sí sucedió. Los españoles de ese entonces, habitantes del siglo XVI, fueron crueles y traían la actitud de todo conquistador y sí, los invasores, no de un país que no existía, sino de un territorio desconocido, se dedicaron a asesinar, violar, humillar y saquear, en este caso el producto de las minas, especialmente oro y plata, para llevarla a España y entregar a un rey hiperpoderoso como era Carlos I de España y V de Alemania, aquel que en sus dominios no se ponía el sol. 


Sí, destruyeron pueblos y ciudades, lo mismo Tenochtitlan por Hernán Cortés, que Aztlán, de estos rumbos hoy nayaritas por Nuño Beltrán de Guzmán. Ellos, trajeron de Europa la peste que arrasó con la población y, en efecto, les arrebataron a los pobladores aborígenes su lengua, su religión y, lo peor, su libertad. Todo eso, inhumano y bárbaro, no se discute. 

Lo que no podemos aceptar, es que Claudia Sheinbaum, le siga el cuento a su antecesor, quien en loca ocurrencia, le pidió al rey Felipe VI de España, que se disculpara en una ceremonia binacional, por lo que hicieron hace más de 500 años, sus ancestros, que el actual monarca, en representación de Carlos I, quien reinó en la edad media, nos pida perdón por los hechos que aquí se cometieron. Es ridículo y por supuesto, los españoles de hoy, no aceptarán…dijera alguien por ahí, hacerles caso a pendejos, es engrandecerlos.

 


DE DULCE: Fueron seis años en los cuales Andrés Manuel López Obrador, tuvo como principal función u objetivo, dividir y polarizar al país. Con millones de mexicanos que hicieron de su política un objeto de veneración y de sus acciones gubernamentales un ejercicio de fe, los que disentíamos de esas metas lopezobradoristas —muchas de las cuales no fueron más que perjudiciales ocurrencias— y alzábamos la voz o hacíamos justo reclamo, fuimos siempre agredidos por esa numerosa feligresía, muy parecida a las “tropas de María”.

En infinidad de ocasiones, y a pesar de que muchas veces reconocí que su servidor había votado por AMLO, me llamaron “priista” como si ese hubiera sido un gran pecado —nunca recordaron que su pastor, lo fue— y hasta me conminaron a usar vitacilina en la parte donde la espalda pierde su honorable nombre y toma forma de asterisco. Me acusaron de querer ver el regreso del PRIAN y no pocos fueron los que me gritaron en las “benditas redes sociales”, que yo solo criticaba porque había perdido “mi chayote”. Me echaron en cara que yo --alegremente por cierto-- cobraba la pensión de los viejitos y que por eso era un redomado hipócrita.

Por supuesto, todos ellos, files seguidores de la diaria matiné que, desde palacio nacional, el ahora ex presidente ofrendaba su misa y ampliaba su culto; dirigían hacia mi persona, alguno de los adjetivos que su macuspana majestad soltaba a sus adversarios cotidianamente: fifí, neoliberal, racista, clasista, conservador y hasta traidor a la patria. Nada de eso soy, pero así me salpicaron los mensajes consuetudinarios del mandamás tabasqueño.


Es claro que nada de eso me preocupa, lo que si me altera y me causa pánico, es que la nueva presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, siguiendo la línea de su preceptor, dio por incluir en su agenda, las diarias, tristes y aburridas conferencias de prensa, que ahora, en la nueva administración federal, llevarán el demagógico nombre de “Mañaneras del Pueblo”, donde se tocarán temas, que a mi parecer serán tediosos y soporíferos como: “vida saludable” —espero que no los conduzca Tarugo López Gatell; “humanismo mexicano y memoria histórica” —que supongo serán clases de historia al más puro estilo de la transformación de cuarta—; “mujeres en la historia”, “suave patria” y, lo que me da idea de que las flamantes mañaneras claudistas, serán más de lo mismo, es que los miércoles darán espacio a un segmento que se llamará “detector de mentiras” tal como hacía López Obrador, poniendo al frente a aquella pedante, ignorante y terrible lectora que era la señorita Vilchis. A mi juicio este sainete es el mismo infierno, pero con diferente diablo. Veremos y diremos, aunque nos receten vitacilina.

 


DE MANTECA: Celebramos recientemente los 494 años de la fundación de Acaponeta. Coordinadamente con el ayuntamiento, a través de la Casa de la Cultura “Alí Chumacero” y su nuevo director, Dr. José Inés Guillén Mayorquín y la Junta Vecinal de Acaponeta A.C., para recordar aquel momento del contacto que se dio entre pobladores de esta región y españoles, lo que dio un giro de 180 grados a la vida diaria de todos los involucrados. 


Mencionamos en tan interesante acto público, que existían historiadores, muy enojados, que niegan que Acaponeta haya tenido una fundación en forma u oficial, porque no existe una cédula real que viniera de Europa firmado por el mismísimo rey español en turno. ¿Qué era eso? En la época colonial, la Real Cédula era un despacho del rey de España que se expedía a través de un consejo o tribunal superior. El contenido de la Real Cédula podía ser: resolver conflictos jurídicos, establecer pautas de conducta legal, crear instituciones y por supuesto, pueblos o ciudades; nombrar cargos reales y otros. 


Acaponeta, nunca tuvo un documento como esos, “autorizando” su fundación. Por ello, cuando nos dimos a la tarea de buscar una fecha de fundación de Acaponeta, que incluyó por supuesto la participación de nuestro cronista municipal vitalicio Don Néstor Chávez Gradilla y la opinión de expertos en la materia como los historiadores Pedro Luna Jiménez, Oscar Luna Prado, Raúl Andrés Méndez Lugo y Gregorio Miranda Navarrete, a los que trajimos a una sesión pública en la Casa de la Cultura, se decidió, posteriormente, que, si tomamos en cuenta que la palabra “fundación” veremos que proviene etimológicamente de la palabra latina “fundatio” que es la acción o efecto de establecer una ciudad, una empresa o un edificio —de “fundus”: base, fondo o heredad— entonces, con la llegada de Nuño Beltrán de Guzmán en 1530, que venía de arrasar Aztlán y padeció los efectos de fuerte inundación, lo que le llevó venir a refugiarse a Acaponeta, provocó que la vida de todos los involucrados cambió sustancialmente la historia de nuestro terruño. 

A partir de ahí, tenemos un parteaguas: por un lado, la época prehispánica y, por el otro, la nueva era ahora colonial. Los europeos que aquí llegaron, por lo menos construyeron, así sea con palos y hojas de palma, un minúsculo santuario en honor a su dios, y algunas rústicas viviendas para guarecerse del clima. Ahí hubo una fundación. ¡Nos saludamos en la próxima entrega amigos!

 


miércoles, 2 de octubre de 2024

¡SÍ, PROTESTO!

 


Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

 Dra. Claudia Sheinbaum Pardo:

Señora Presidenta, le escribo esta carta porque al tener la oportunidad de expresarme a través de este u otros medios, considero que tengo, un poco la obligación moral de externar mi reflexión —y quisiera que quedara claro que solo es eso—, ya que supongo que —en una transformación, no importa si es la primera o la cuarta—, la libertad de expresión y de ideas se respeta. Como ciudadano común y prosaico que soy, lo hago porque usted acaba de acceder a la más alta magistratura de este maravilloso y rico país que es nuestro México.

Honestos y transparentes, nos dijeron en campaña que ustedes son, y esa idea nos la quisieron vender, y aquí comenzamos mal, ya que nos estuvieron “vendiendo” algo. Eso, tan fácil, y a la vez tan complicado pedimos (afines al oficialismo u oposición); no, Doctora, la honestidad no se compra en el trayecto de una campaña política, la honestidad es una forma de vida que ha trascendido generaciones; la entiendo como la actitud que, de ser violada, no nos dejará ver de frente a nuestros padres. Ya lo dijo un pensador y usted deben hacer suya esa frase: “proceder con honestidad en aras de la dignidad del hombre, es el compromiso más trascendente en nuestro corto paso por el mundo”.

    Cuántos hombres —nunca una mujer— ya han pasado por Palacio Nacional, con el tatuaje de la “honrosa medianía” en la frente, y salieron con ricas joyas, atavíos lustrosos, amantes ambiciosas y mansiones de fábula o cuento árabe; siempre enormes palacetes y exuberantes lujos, ante el repudio de la población que los ha marcado para siempre, a ellos y a sus descendientes.

Entiendan que es un honor ser amados y una tragedia personal ser odiados por el pueblo, la transparencia no se negocia y en la cuarta transformación eso se ha destruido o por lo menos, dejado de lado.

 Qué van a atender a los sectores más vulnerables de la población, me parece bien, siempre y cuando expliquen bien y sin rodeos cuál o quiénes son el “sector más vulnerable”, porque en estos tiempos de violencia, crisis económica, ecología deprimida y falta de valores, todos somos vulnerables. Se necesita que se ocupen de todos nosotros, sin importar su nivel social, religión, sexo y, mucho menos, tomando en cuenta su preferencia o ideología política. Esto último es mezquino.

Dra. Sheinbaum, los ciudadanos queremos a alguien que cuando se paré en el recinto del cambio de gobierno, nos ofrezca, con su grito de "¡Sí, Protesto!", la plena seguridad de que México, no se equivocó con el voto.  

A propósito de ello, la palabra "protesta", Señora Presidenta, simplemente porque así es el idioma, tiene entre la gente dos connotaciones: primeramente, hay que decir que está compuesta de dos vocablos latinos: "pro", que quiere decir "ante" y "testari" que es testigo, o sea “ante testigos”. En la antigüedad, protestar, desde el punto de vista jurídico era atestiguar la inocencia de alguien, después, protestar se volvió cualquier declaración o manifestación pública.

Por ello, los mexicanos conocemos dos tipos de protestas, la que hace alguien, regularmente de manera pública, agitando brazos, cerrando puños y mentando madres al gobierno de cualquier tipo; lo mismo encabezando una marcha callejera, que publicando un desplegado en los diarios. Pero también está esa otra "protesta", la que hacen los funcionarios públicos al acceder a algún cargo oficial, el clásico y vigoroso "¡Sí, Protesto!" con que hemos visto iniciar el largo y a veces sinuoso camino del "servicio al pueblo".

Para muchos, la mayoría de los que protesta de este último modo, lo toman como un trámite que algún oscuro y olvidado ordenamiento legal exige. Es simplemente un requisito que hay que salvar pronto para comenzar a hacer historia. Algunos lo toman tan a la ligera que, al momento de gritar la consigna, y más si lo hacen con otros compañeros o beneficiados de la preferencia popular; muy derechitos, circunspectos y con las mejores galas, toman aire y entornando los ojos, escupen un entusiasta "¡Sí, Protestamos!", sin saber que esa grave declaración es unipersonal, nada de ya "protestamos", debe ser ¡Sí, Protesto!, en primera persona, porque es un compromiso del individuo con el pueblo.  

El "¡Sí, Protesto!", es un contrato social, un me comprometo ante ti ciudadano a hacer y dar lo mejor de mí. "¡Sí, Protesto!", es el Padre Nuestro del pastor civil, debe redimir las almas y es un ruego para perdonar las fallas del presidente saliente y, sin ser desvergonzado, solicitar al verdadero dueño del país, un "borrón y cuenta nueva", en la inteligencia que nada será igual o se volverá a repetir. 

"¡Sí, Protesto!", es como cuando se enfrentan dos personas, civilizadas y cultivadas, con el objetivo de entablar un debate, no a trompadas ni coscorrones, o mentadas tipo Facebook, sino con la mirada fija en el otro, echar el pecho por delante y afrontar lo que se venga, esperando del contrincante, paciencia, honra y comprensión; que si cae al suelo, el otro no lo patee, sino que le ayude a levantarse y luego dirimir las diferencias, por eso hablo de un contrato social, igual al de un matrimonio, en las buenas y en las malas, en la salud y la enfermedad. 

Sin embargo, en la realidad esto no sucede así, como ya dije, el "¡Sí, Protesto!", se convirtió en un mero trámite y nada más, como el que llega a su trabajo a checar tarjeta y se va sin producir nada. Como los recién casados que después de firmar el acta matrimonial, se echan a los brazos del amante. De hecho, el pueblo ya se burla de esa ceremonia, pues sabe o sabemos, que por más que ustedes protesten, no se les olvidará ser bandidos, mentirosos, manipuladores, defraudadores, déspotas, pedantes, soberbios, corruptos y mamones, pero lo peor, el pueblo sabe que, si son todo eso, nadie, nadie, nadie, se los demandará, como se pregona cuando se completa ese rito. Los bandidos, mentirosos, manipuladores, defraudadores, déspotas, pedantes, soberbios, corruptos y mamones, podrán seguir siéndolo sin que nadie les eche el guante o los meta tras las rejas, ojalá Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, primera presidente mujer de la nación, usted no sea de esos.

Como ve Señora, no pido las grandes obras, ni sé de presupuestos, ni excelsos proyectos, usted es mi gobernante y la respeto, independientemente de los partidos políticos y esas cosas de la ideología —que parece ser que ese caldo, ya se murió—, le deseo éxito en su gestión y genere el clima, las acciones y los espacios suficientes y necesarios para hacer de este, nuestro México, un mejor lugar para vivir. Qué así sea. Un abrazo.