jueves, 4 de junio de 2009

LOS ENGAÑOS DE MAUSSÁN

Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

Recibí recientemente la queja de un amable lector quien me dice que no debo de hacer crítica de una personaje que el considera "un gran investigador", se refiere a Jaime Maussán, quien ha dedicado su vida a difundir temas de seres extraterrestres, naves interplanetarias y cosas de esas. Me dice esta persona que Maussán hace públicos temas que otros no se atreven a difundir otros y hasta secretos de los gobiernos del mundo han desenmascarado para beneficio de la humanidad, él y otros "investigadores" nacionales y extranjeros. Con todo respeto discierno de tan buen amigo, quien me dice además que no debo llamar sinvergüenza al comentarista de temas científicos --lo de científicos lo escribe él, no yo--. Para empezar debo decir que Maussán, no es "un gran investigador", ni siquiera un investigador de medio pelo, al menos no como pretende engañar a la gente diciendo que sus trabajos son de corte científico; lejos, pero muy lejos está el hijo de Televisa, de ser un investigador científico. Sí es, esto lo reconozco, tiene su talento y valor, un tipo muy bueno para hacer dinero y vender fantasías, igualito que cualquier "mentalista" de esos que tienen copada la radio y la televisión, vendiendo telepáticamente conjuros, pócimas y velitas mágicas para el mal de ojo y de amores perros. Ante una sociedad crédula como la mexicana, a Jaimito el caza platillos voladores, se le ha hecho fácil vender caballos que vuelan, seres cabezones que brotan de postes de la CFE para atrapar niños, naves extraterrestres de todo tipo, "misterios del tercer milenio", supuestos estudios donde mayas y egipcios son de otro planeta, naves voladoras en la prehistoria y un sinfín de locuras más que la gente compra con gusto. Hubo un tiempo, siendo su servidor un joven adolescente, me interesé en estos temas que picaron mi curiosidad por medio de una revista muy famosa de finales de los 60 y principios los 70, misma que editaba Guillermo Mendizabal Lizalde, dueño de la Editorial Posada, se trata de la revista "Duda", que a manera de comic, trataba temas de ovnis, parasicología, espiritismo, esoterismo y cosas de esas, recuerdo algunos muy específicos como la tragedia del Titanic y si se pudo haber salvado por ciertas premoniciones que algunas personas tuvieron y a quienes nadie les hizo caso; ya se había tratado el caso muy famoso del matrimonio de Betty y Barney Hill, que ahora es conocido como el primer caso de abducción extraterrestre, una especie de secuestro virtual; se hablaba en la revista "Duda" y posteriormente en la colección de libros del mismo nombre, sobre esos y otros tópicos como la astroarqueología, donde algunos autores y supuestos investigadores, encabezados por Erich von Danikken, menospreciaban las obras magníficas del ser humano y las adjudicaron a seres superadelantados tecnológicamente y además de otras galaxias, que por razones desconocidas llegaron y se quedaron aquí y, en el inter, cosntruyeron desde las pirámides de Egipto hasta las calaveras de cristal de cuarzo con poderes maravillosos supestamente talladas en la mítica Atlántida; las cabezas de la isla de Pascua, las ciudades mayas, las figuras de Nazca y otros logros humanos. Telekinesis, telepatía, regresiones, ovnis de todo tipo, espiritismo, exorcismos, curaciones mágicas y milagrosas, premoniciones, percepción extrasensorial, levitaciones, la vida después de la muerte, todo tipo de adivinaciones o mancias, astrología y pare Usted de contar llenaron mi imaginación de cosas raras y locas. No dejaba pasar la oportunidad para leer a los gurús del tema de la ufología --la que estudia a los objetos voladores no identificados, solo que por sus siglas en inglés UFO (Unidentified Flying Object): Antonio Ribera, el español con su teoría UMMO, el planeta que hacía contacto con la Tierra y tenía entre nosotros a personas que por aquí se mueven entre nosotros; Jacques Vallé, que escribió un excelente libro --lo reconozco-- "Pasaporte a Magonia"; otro clásico "El Retorno de los Brujos", una introducción al realismo fantastico de Louis Paulwels y Jacques Bergier; el científico de la NASA, J. Allen Hynek, que describió los famosos encuentros cercanos que inspiraron la famosa cinta "Encuentros Cercanos del Tercer Tipo" de Steven Spielberg, entre muchos autores como Aimé Michel, Fabio Zerpa, el español J.J. Benítez, también muy hábil a la hora de fraudear a la gente o su paisano Juan Ballester Olmos; y los mexicanos Pedro Ferriz, Ramiro Garza, Tomás Doreste, que son los antecesores de Jaime Maussán. A todos estos me los soplé con sus lecturas. Fue una etapa en mi vida de lector que no menosprecio, al contrario, aprendí mucho, sobre todo a valorar y discriminar la información que recibía. Leyendo a estos tipos, esos temas y sus propuestas conocí a la ciencia y a la verdadera investigación científica, que nada tiene que ver con el conductor de "Los Grandes Misterios del Tercer Milenio". Un ejemplo nada más. En alguna ocasión, Maussán se aventó la mariguanada, con todo y video, de una supuesta filmación hecha por astronautas rusos en la superficie de Marte; todo circunspecto y aventando saliva como acostumbra, Don Jaime nos indicó que el video era de 1956 ó 1957. Ahí se ve cómo una forma de vida --que nunca se muestra-- se arrastra por debajo de la arena marciana. No es ignorante Maussán, él sabe perfectamente que en ese año, era imposible que una nave terrícola se posara en el planeta rojo, vamos, el famoso Sputnik soviético, con el que comenzó la carrera espacial entre rojos y gringos, salió al espacio en octubre de 1957. Eso llevaría al hombre a la luna hasta 1969. Ahora 52 años después del satélite ruso, el hombre no ha podido aún llegar a Marte, pero Maussán sí. Él utiliza la información a su antojo y la acomoda a su conveniencia, la tergiversa según sea el caso. Cualquier globo en el cielo es una nave extraterráquea o un caballo volador, siempre lejos, oculto en una nube, una simple luz en la noche, un reflejo en el día, algo difuso en la cámara de su grupo "Los vigilantes del cielo" cazadores de ovnis a su servicio y que se han convertido en los monaguillos del gran sacerdote de la ufología mexica: Jaime Maussán. Lo que no dice esta compa, es que de cada engaño de esos, hace un video, lo transmite en su programa de televisión --made in Televisa, la fábrica de basura más grande del mundo--, lleno de patrocinadores; hace un video que vende a buen precio; da conferencias por todo el país mostrando globos y bandadas de aves migratorias que él transforma en misteriosas naves con seres cabezones y ojones prestos a abducir terrícolas para estudiarlos con extraños aparatos o, hasta tener sexo intergaláctico. Organiza excursiones a Europa para ver los campos de cereales, principalmente británicos, donde aparecen obras maravillosas y formas geométricas, que solo pueden ser hechas por extraterrestres --según el conocimiento supersabio de Don Jaime-- y que ahora sabemos que no son más que bromas de jóvenes británicos que imitan a los creadores de esta forma de arte: Dave Chorley y Doug Bower, que se ríen del mundo hasta que les duelen las muelas. Maussán publica una revista sobre el tema y ahora lo veo anunciando productos médicos milagrosos o modernos curanderos alópatas o chocheros al servicio de una comunidad deseosa de saber más del mega engaño del mono de Roswell, los sucesos de Socorro y otras tarugadas. Todas esas cosas le hacen ganar un bonchi de billetes y lo convierten en el gran empresario de lo paranormal, muy al estilo del famoso cirquero Phineas T. Barnum, dueño de "Ringling Bros. and Barnum & Bailey Circus", el llamado espectáculo más grande del mundo donde mostraba enanos, mujeres barbudas, siameses y otras extravagancias. Lo anterior es lo que el gran divulgador de temas científicos Carl Sagan llamaba "el dragón en el garage"; proponía que tenía un dragón en su garage y cuando la gente decía vamos a verlo, los llevaba y solo hallaban las cosas que de manera normal se encuentran en una cochera: trastos viejos, llantas usadas, escaleras, latas de pintura, herramientas, etc. y cuando le preguntaban por el dragón, contestaba que era invisible. Si le decían que entonces regaran talco en el piso para detectar las huellas del mítico animal, él les explicaba que era un dragón que flotaba en el aire; si le pedían que rociara con pintura de spray, donde se suponía estaba el dragón, les respondía que era imposible, ya que era incorpóreo, sí pedían un detector de calor, salía con otra negativa. Al final preguntaba: ¿qué diferencia hay entre un dragón invisible, que flota, que es incorpóreo e indetectable al calor, y un dragón que no existe? Se aprovecha el tipo de las barbas de la credulidad de los mexicanos. Sin embargo, pienso que Maussán finalmente acerca a la gente a la ciencia; oí decir a alguien: "Una de las mejores maneras de aprender algo sobre cualquier rama de la ciencia es descubrir en qué se equivocan sus chiflados", Jaime es de estos últimos.

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