Por Héctor Algarín.
"Caminito de la escuela"...........cuando uno tiene una infancia feliz (como yo la tuve) los recuerdos de tus vivencias, de tus compañeros, de quIen vendÍa los helados (Nacho en la escuela y Nico en el mercado) donde compraba ¡por kilos! mis entrañables dulces de leche (afuera de la central de camiones de los Autotransportes Victoria) los salones de clases, nuestras maestras, donde jugábamos y lo que hacíamos de ida y de regreso a nuestra casa.... Ya en la escuela (el coco de mi vida, tenía la cabeza de teflón, errr, tengo), la cruda realidad de diario, ¡las tareas!.......80,000 pretextos para tratar de justificar el por qué no la había hecho (todos los días jugábamos en la calle fut-bol, hasta tarde)....algunas si las llevaba (¡no es pa´ tanto!) La cantaleta de diario de mi Madre de que me bañara antes de irme a acostar (me lavaba la cara y me ponía Wildrot en el pelo) yo no sé cómo, pero se daba cuenta de que no me había bañado......algunas veces traía chorros de mugre en los antebrazos ¿habrá sido por eso o era una intuición maternal?
Cuando nos asignaron los números de la lista (¡me sentía muy, muy!) era el número 1....por las letras de mi apellido, despues ya no me gusto mucho (¡me ponían retardo siempre!). La vida transcurrió plácidamente, uno cuenta con sus padres, hermanos, amigos, a esa edad, la unica obligación era el ir a la escuela ¡y estudiar! Se me hacían muchas cosas a la vez! Nunca pude persuadir ni a mis maestros ni a mis padres en escoger solo una. La escuela, finalmente la terminé, no a el mismo tiempo que mis compañeros originales, ya que sufrí un accidente enfrente de la casa del Dr. Chan (Q.E.P.D.) y no me permitió acabar en tiempo....algun día les comentaré de ello. Y, de repente: La Escuela Secundaria Federal "Leyes de Reforma"....¡otro mundo!....y no me refiero al plan de estudios (que por cierto, nunca comprendí) sino que estaban todas o la gran mayoría de las niñas de Acaponeta....después de llegar de una escuela de puros hombres, esto sencillamente era......¡otro mundo! El nivel de los maestros (as) era mucho mayor y las tareas más pesadas, más en forma. Que un tanto por ciento es de los resultados de los exámenes, otro de participación, otro tanto de asistencias y, por último las tareas (estas tres últimas fueron mi tablita de salvación) ¡a estiras y tirones logre salvarla! (Dios nunca deja solo a los desamparados).En esta etapa de madurez en la cual me encontraba, los diálogos con mi padre eran frecuentes y muy profundos (por no entender bien lo que me decía) y de pronto....La Preparatoria, Ustedes saben, las preguntas entre tú y los padres: ¿Qué quieres hacer en tu vida? o ¿Qué te gustaría ser en tu vida?...preguntas sin respuesta en aquel entonces, porque realmente no sabías que era lo que querías. Algunos todavía andan en busca de la respuesta, me incluyo (el número 1 de la lista acuerdense que soy yo). Ya en facultad, en un dominio total de todas mis capacidades y con una madurez emocional, caí en la cuenta de que las tareas que durante mi trayectoria académica me habían dejado era realmente lo que los maestros con sus extensos conocimientos en la Psicología de sus alumnos "calificaban", observando la iniciativa, la novedad, la limpieza, lo extenso del tema, la presentación etc, etc. Las inasistencias las puedes justificar en un momento dado, y la participación dentro del salón de clases, muchas veces era mejor poner en práctica el viejo adagio "Calladito te vez mejor"....pero las tareas, no. ¡Creo que esto fue lo que me salvó!.....el hacer mis tareas. Las tareas son, según el diccionario en español: Obra o trabajo que debe hacerse en tiempo determinado. Si estamos sonando las campanas y "echando" cuetes recordándonos fechas tan importantes como la Independencia y la Revolución Mexicana, 200 años de una y 100 de la otra, ¿No es tiempo suficiente para terminar su tarea?....tengo tan presente aquella casi cantaleta en la primaria con mis queridas y siempre recordadas maestras: la "Seño Pollita", "la seño Chita", "la seño Queta", "la seño Estela", la seño Pepita" y "la dire".... ¡¡el que no haga su tarea, no pasa!!! Alguien en este país llamado México, no ha hecho su tarea.....¡estan reprobados!.....quiénes seran?.... ¿qué celebran?.....busquemos en el panorama nacional a quienes podemos llamarlos: ¡¡¡¡¡¡¡Burrossssssssssssssssssssss!!!!!! Digo, nomás como comentario.
Cuando nos asignaron los números de la lista (¡me sentía muy, muy!) era el número 1....por las letras de mi apellido, despues ya no me gusto mucho (¡me ponían retardo siempre!). La vida transcurrió plácidamente, uno cuenta con sus padres, hermanos, amigos, a esa edad, la unica obligación era el ir a la escuela ¡y estudiar! Se me hacían muchas cosas a la vez! Nunca pude persuadir ni a mis maestros ni a mis padres en escoger solo una. La escuela, finalmente la terminé, no a el mismo tiempo que mis compañeros originales, ya que sufrí un accidente enfrente de la casa del Dr. Chan (Q.E.P.D.) y no me permitió acabar en tiempo....algun día les comentaré de ello. Y, de repente: La Escuela Secundaria Federal "Leyes de Reforma"....¡otro mundo!....y no me refiero al plan de estudios (que por cierto, nunca comprendí) sino que estaban todas o la gran mayoría de las niñas de Acaponeta....después de llegar de una escuela de puros hombres, esto sencillamente era......¡otro mundo! El nivel de los maestros (as) era mucho mayor y las tareas más pesadas, más en forma. Que un tanto por ciento es de los resultados de los exámenes, otro de participación, otro tanto de asistencias y, por último las tareas (estas tres últimas fueron mi tablita de salvación) ¡a estiras y tirones logre salvarla! (Dios nunca deja solo a los desamparados).En esta etapa de madurez en la cual me encontraba, los diálogos con mi padre eran frecuentes y muy profundos (por no entender bien lo que me decía) y de pronto....La Preparatoria, Ustedes saben, las preguntas entre tú y los padres: ¿Qué quieres hacer en tu vida? o ¿Qué te gustaría ser en tu vida?...preguntas sin respuesta en aquel entonces, porque realmente no sabías que era lo que querías. Algunos todavía andan en busca de la respuesta, me incluyo (el número 1 de la lista acuerdense que soy yo). Ya en facultad, en un dominio total de todas mis capacidades y con una madurez emocional, caí en la cuenta de que las tareas que durante mi trayectoria académica me habían dejado era realmente lo que los maestros con sus extensos conocimientos en la Psicología de sus alumnos "calificaban", observando la iniciativa, la novedad, la limpieza, lo extenso del tema, la presentación etc, etc. Las inasistencias las puedes justificar en un momento dado, y la participación dentro del salón de clases, muchas veces era mejor poner en práctica el viejo adagio "Calladito te vez mejor"....pero las tareas, no. ¡Creo que esto fue lo que me salvó!.....el hacer mis tareas. Las tareas son, según el diccionario en español: Obra o trabajo que debe hacerse en tiempo determinado. Si estamos sonando las campanas y "echando" cuetes recordándonos fechas tan importantes como la Independencia y la Revolución Mexicana, 200 años de una y 100 de la otra, ¿No es tiempo suficiente para terminar su tarea?....tengo tan presente aquella casi cantaleta en la primaria con mis queridas y siempre recordadas maestras: la "Seño Pollita", "la seño Chita", "la seño Queta", "la seño Estela", la seño Pepita" y "la dire".... ¡¡el que no haga su tarea, no pasa!!! Alguien en este país llamado México, no ha hecho su tarea.....¡estan reprobados!.....quiénes seran?.... ¿qué celebran?.....busquemos en el panorama nacional a quienes podemos llamarlos: ¡¡¡¡¡¡¡Burrossssssssssssssssssssss!!!!!! Digo, nomás como comentario.
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