martes, 21 de diciembre de 2010

NADA PERSONAL

Por Juan Fregoso.
El acto político celebrado el pasado domingo en la ciudad de Tepic, protagonizado por Martha Elena García de Eche-varria, quien busca a toda cos-ta que el PRD la nomine como precandidata a la gubernatura del estado de Nayarit, lo único que evidenció fue su nula ca-pacidad de convocatoria, ya que apenas logró reunir alre-dedor de 3 mil simpatizantes, en su mayoría acarreados y algunos lambiscones que se beneficiaron en el gobierno de Antonio Echevarría Domín-guez.  En este contexto, la señora de Echevarría al ver que sus ex-pectativas no se cumplieron se vio en la necesidad de recurrir al ataque en contra de su más cercano adversario, Guadalu-pe Acosta Naranjo, quien tam-poco canta mal las rancheras. Así, la ex primera dama cen-tró su discurso en contra del sinaloense, tras afirmar: “Que ella no necesitaba riquezas obtenidas ilícitamente en la política”, olvidando delibera-damente que tanto ella, como Acosta Naranjo trabajaron pa-ra que se redujeran los apoyos federales para el estado, boi-coteando con esto las gestio-nes del gobernador Ney Gon-zález Sánchez.  
Más aún, doña Martha Elena García despotricó contra el jefe de las tribus perredistas, Jesús Ortega Martínez, quien en opinión de la ínclita dama trata de imponer como pre-candidato al gobierno del estado de Nayarit, a Guadalu-pe Acosta, en este tenor señaló que: “Ella tiene a salvo sus de-rechos constitucionales”, refi-riéndose evidentemente a que Naranjo no puede ser candi-dato a gobernador de Nayarit por no acreditar su residencia de seis años en la entidad, en virtud de que el ex luchador social es diputado federal por Chalco, entidad perteneciente al estado de México; dijo que el Chucho Mayor pretende premiar a su correligionario en pago porque traicionó al ex candidato presidencial, An-drés Manuel López Obrador. Lo que a doña Martha se le olvida es que si hablamos de traiciones, tan traidor es Lupe Acosta, como su marido, pues basta recordar que cuando és-te fue gobernador, ondeando la bandera del cambio, el en-tonces mandatario liberó el transporte, medida que vino a afectar a miles de permisio-narios del transporte público. Antonio Echevarría, con esta criminal medida, hizo añicos a los pequeños empresarios del trasporte; los únicos que salieron beneficia-dos fueron aquellos que conservan el mo-nopolio en este ru-bro, y por supuesto, el propio Echevarría, ya que obligó a todo aquel que quisiera explotar el servicio de transporte públi-co, tendría que ad-quirir nuevas unida-des y precisamente en sus agencias. Con esto, Toño Echeva-rría incrementó su insultante riqueza, mientras que algunos taxistas que quisie-ron seguir trabajando con sus viejas uni-dades, simplemente tronaron.
Por lo tanto, García de Eche-varría no tiene ninguna auto-ridad moral para hablar de traiciones, ni de honestidad ni de transparencia. El gobierno que encabezó don Toño Eche-varría fue de lo más corrupto y represivo. Hay que refres-carle la memoria a esta distin-guida señora, decirle que su esposo se distinguió por meter a la cárcel a luchadores so-ciales; hombres que luchaban por mejorar las condiciones de vida de la sociedad fueron apresados cual vulgares delin-cuentes. Un caso emblemá-tico lo tenemos en el munici-pio de Acaponeta, aquí fueron detenidos y encarcelados el profesor Arturo Romano Ca-sillas y Óscar Nava Flores, quienes pugnaban por la im-plementación de una tarifa eléctrica justa: Toño se com-prometió públicamente a ayu-darlos en la solución de este problema, incluso se llegó a firmar un documento con el Movimiento Popular de Usua-rios (MPU), cuyas cabezas eran precisamente Romano y Nava, los que a la postre se-rían traicionados por el “go-bernador del cambio”, puesto que a los pocos meses de ha-berse signado aquel acuerdo —mismo que se hizo pública-mente—cayeron en la trampa que les tendió el entonces Jefe del Ejecutivo estatal, quien soterradamente se coordinó con las fuerzas federales, las cuales en un acto arbitrario sitiaron la casa de Óscar Na-va, y lanzándoles gas lacrimó-geno los obligaron a salir de la morada para posteriormen-te aprehenderlos y enviarlos a las ergástulas del “Venustia-no Carranza”, en donde estu-vieron presos más de un año.
En el llamado “gobierno del cambio”, tampoco escaparon del poder autoritario de An-tonio Echevarría, algunos co-municadores sociales que tu-vieron el valor de denunciar las corruptelas del gobierno echevarrista, pues también fueron “huéspedes” del Cere-so. El gobernador no toleraba que su gobierno fuera criticado, aun cuando las pruebas presen-tadas por los pe-riodistas incó-modos eran irre-futables: Toño Echevarría se convirtió así en el Torquemada del siglo XX. Implacable arre-metió contra to-do aquel que di-sintiera de su lógica caverní-cola, irracional, vengativa y des-pótica, sin im-portarle vulnerar la libertad de expresión.
Así, considerando estos ne-fastos antecedentes del eche-varriato, la diputada federal Martha Elena García no tiene ni un ápice de solvencia moral para hablar de honestidad, de transparencia, ni de claridad en las ideas, como tampoco de traiciones. Si Acosta Naranjo, como lo señaló la distinguida aspirante neoperredista, no puede ser candidato a gober-nador, es evidente que tam-poco ella, porque fue pieza clave en el corrupto gobierno de su cónyuge, que con sus perversas acciones, de alguna manera salpicó de lodo su impoluta imagen de primera dama. Quizá este fue uno de los principales factores que incidieron para que ni el pre-sidente estatal de Acción Na-cional, Ramón Camberos, es-tuviera presente en esa “apo-teósica” reunión que se llevó a cabo el domingo pasado. Ante este escenario, estamos en posibilidades de afirmar que la tan manoseada alianza entre PAN y PRD, puede abortar de aquí a que se llegue al momento de elegir al can-didato a gobernador, pues los principales actores de esta burda comedia se están despe-dazando entre ellos mismo, y desde luego, tendrán que pagar la factura a un precio muy caro por su insensatez.   

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