martes, 25 de enero de 2011

NADA PERSONAL

Dip. Fed. Guadalupe Acosta Naranjo
Por Juan Fregoso.
A pesar de las acusaciones entre los perredistas Guadalupe Acosta Naranjo y Martha Elena García Gómez, quien afirmó meses atrás, que ella no necesitaba riquezas obtenidas ilícitamente en la política. El haber aseverado categóricamente que Naranjo no puede ser candidato a gobernador de Nayarit por no acreditar su residencia de seis años en la entidad, en virtud de que su correligionario es diputado federal por Chalco, al final, todo quedó en el olvido convenenciero, ya que finalmente se logró constituir la “santa alianza” integrada entre el PRD y el PAN.

  Esta situación exhibe ciertamente una incongruencia entre el decir y el hacer de ambos aspirantes que compiten por la nominación a la candidatura a la gubernatura del estado de Nayarit. La “santa alianza” quedó registrada con el marbete de “Nayarit Nos Une,” aunque a decir verdad, debió llamarse “La Ambición Nos Une”, que iría más acorde si consideramos los antecedentes de sus principales actores, por su carencia de principios y de escrúpulos.

  El pasado 22 de enero, Guadalupe Acosta Naranjo, en un discurso salpicado de contradicciones y de lapsus línguae, con su voz aguardentosa dijo: “Estamos el día de hoy, en una reunión histórica por su importancia, la primera reunión que se hace entre PAN y PRD, después de que se registró la alianza el día de hoy. La historia comienza con esta asamblea y va a terminar el 3 de julio cuando esta poderosa coalición gane las elecciones de gobernador y tomemos Palacio Nacional (sic) el 1º  de septiembre.” Este desliz revela una ambición patológica de Naranjo, quien aún no es designado candidato a gobernador y ya está pensando en la presidencia de la República, el subconsciente traicionó al sinaloense, quien posteriormente intentó rectificar, pero las palabras ya habían sido pronunciadas y escuchadas por el público, integrado en su mayoría por gente de los municipios de Rosamorada, Tecuala, Huajicori y Acaponeta.

  Naranjo en un vano intento por convencer a los oyentes de sus buenas intenciones, instó a taxistas, dirigentes de pescadores, a los comerciantes, campesinos, pequeños industriales, obreros, trabajadores al servicio de los ayuntamientos y del estado, taladores, maestros, médicos y a los jóvenes que están estudiando, a que presenten sus propuestas y que se las hagan llegar a los dirigentes de ambos partidos políticos; “porque en estos meses, dijo, tenemos que recibir las propuestas de la gente que vive los problemas, que a diario se enfrentan a ellos, para que el gobierno no sea sólo un cambio de personas, para que el nuevo gobierno represente una verdadera transformación en la problemática del estado de Nayarit.”

   Adelantándose a los hechos, se puso los guaraches antes de espinarse, es decir, vaticinando un fraude electoral, cosa que no es de extrañar en los partidos de oposición. En este sentido, especuló que sus adversarios (los priístas) deseaban que no se hiciera la “santa alianza” electoral entre PAN y PRD; “intentaron, indicó, mediante mil artimañas evitar que se pudiera construir este acuerdo, intentaron meter cizaña, pues decían que si se juntaba el PAN y el PRD, era como juntar el agua y el aceite, que íbamos a perder identidad ideológica, que era una ocurrencia juntarnos con nuestros adversarios.” Aquí, Naranjo parece olvidar que su partido juró y perjuró no reconocer como presidente de la República a Felipe Calderón, y que él mismo—Guadalupe Acosta Naranjo—siendo presidente interino entregó el  PRD a Acción Nacional, pero ahora resulta que “Nayarit los Une”.

  Más adelante, en su fervoroso discurso señaló que “yo creo que no estaban preocupados (los priístas) por nosotros, yo creo que tenían miedo a que se juntara el PAN y el PRD, porque saben que una alianza de este tamaño, es una poderosa alianza electoral que puede ganar las elecciones el próximo domingo 3 de julio.” Y arengó: “Si estuvieran tan preocupados por la pureza ideológica, si estuvieran tan preocupados porque no se juntaran los que son sus adversarios (…) Dicen que nos juntamos para echarles montón, bueno, el día de ayer (21 de enero), el PRI registró otra alianza y no se juntó nomás con un partido, se juntó con otros dos, se juntó con el Verde Ecologista y con el PANAL, que es el partido del magisterio, cuya dirigente es la señora Elba Esther Gordillo, a quien el PRI expulsó cuando ésta era coordinadora en la Cámara de Diputados, pero ya no se acuerdan, ahora volvieron a andar juntos, y lo que es peor, con alguien que representa lo más nefasto de la educación nacional, la cacique mayor, quien tiene hundida (y) secuestrada la educación por intereses políticos. El aspirante perredista criticó sin tener solvencia moral para hacerlo, pues él vendió como si se tratara de una mera mercancía al máximo líder del PRD, a Andrés Manuel López Obrador, lo reconozca o no, se entregó sin rubor alguno al calderonismo y esto jamás lo ha negado. Por lo tanto, con estos endebles argumentos, Naranjo pretende vendernos la idea de que el amasiato PAN-PRD, es una relación sana que raya en lo amoroso, ya que de ser acérrimos adversarios políticos, terminaron en la cohabitación, en una esplendorosa luna de miel que ahora disfrutan tras celebrar una coalición perversa.

  Sin embargo, consciente de que no las tiene todas consigo, el mochiteco apostrofó que sea quien gane, gane quien gane la contienda interna, este hecho no los dividirá, porque unidos van a ganar las elecciones de julio de este año, sentenció. Y con aires de verdadera dignidad expresó que “si hay varios aspirantes solamente habrá un candidato, que en su momento, debe subordinarse al interés general del pueblo de Nayarit.” Aquí habría que recordarle a Guadalupe Acosta, que el pueblo no es un ente inmutable, marginado de la historia, constituida una vez y para siempre. Tampoco es la turba, ni la chusma vil e informe, enemiga de la civilización y el progreso, que desde la óptica de los ideólogos perredistas—que no de izquierda—son las clases explotadoras. El pueblo está compuesto fundamentalmente por los trabajadores; en las sociedades con clases antagónicas, el pueblo son las masas explotadas, las mismas que Guadalupe Acosta y camarilla han expoliado desde la cúspide del poder, bajo el amparo de una peudoizquierda, porque el PRD es más derechista que el propio PAN, lo que explica que se hayan avenido para conformar una alianza que no tiene más fin que seguir explotando a los más débiles, aunque en estos momentos se rasguen las vestiduras diciendo que pretenden ganar los comicios para favorecer a la gente, lo cual es una falsedad. En consecuencia, es una inmoralidad que Naranjo nos venga ahora con el cuento de que se subordinarán al interés general del pueblo, eso es una patraña bien refinada para engañar a la ciudadanía, y el sinaloense lo sabe perfectamente.
 
  Es una vil mentira que “Nayarit los une,” los une el hambre de poder, la ambición, la avaricia de incrementar sus fortunas, quieren continuar pegados a la ubre gubernamental, o más exactamente, de los impuestos de ese pueblo que hoy lisonjea Guadalupe Acosta y su séquito de aduladores, con tal de obtener los votos del electorado y poder de esta manera arribar a la gubernatura del estado.

  Con Martha Elena, el estado se convertiría en una gigantesca empresa, en la cual, sin duda alguna, participarían los mismos personajes que en el echeverriato y pese a su discurso hartamente confuso y vulgar, en el que destaca sobremanera el papel de la mujer en la política, porque llegó la hora, dice la dama, de que las mujeres demuestren que no solamente los hombres son capaces de gobernar, sino que también las hembras pueden hacerlo. Con Martha Elena estamos viendo un Estado-Álica y esto no es lo que quiere el pueblo nayarita.

  Mientras que en el hipotético caso de que sea Naranjo el que acceda a la gubernatura, Nayarit se convertiría en un Narco-Estado, pues, no son pocos los medios de comunicación nacional, los que han señalado que este aspirante mantiene fuertes vínculos con el crimen organizado, y por supuesto, que esto es lo que menos quieren los nayaritas que durante el 2009 vivieron en carne propia el episodio más horrendo de violencia, que aún persiste, aunque aparentemente, en menor escala. Por ello, hoy más que nunca, el pueblo debe razonar muy bien su voto, pues ya no se vale votar impulsivamente, ni tampoco por miedo, mucho menos inducidos, ni tampoco se debe votar impelidos por la emoción, mucho menos se debe sufragar por el simple hecho de recibir prebendas de los candidatos. Por tanto, si el pueblo quiere un verdadero cambio de gobierno, tendrá que dejar de lado toda suerte de prejuicios, la democracia así lo exige, de ahí que el pueblo tiene en sus manos el destino del estado de Nayarit, nadie más que el electorado, debe de decidir su presente y su futuro a través de su voto libre y razonado, de lo contrario, se corre el riesgo de caer en el gatopardismo, esto es, cambiar para que todo siga igual.   
 


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