¿No les ha pasado
que hay días en los que se sienten como moscas en una botella? Días en los que
pueden ver perfectamente el horizonte, el camino que desean tomar; camino que
parece tan claro que confías en él y te echas a andar con tal seguridad que cuando
menos piensas la frente ha sido golpeada una y otra vez con el férreo cristal
que nos atrapa.
Comienzas de nuevo
el arranque, das vuelta al mismo círculo y al final las alas te duelen al grado
de pensar que nunca más podrás usarlas de nuevo. Te detienes, ves a tu
alrededor y te das cuenta por fin que el camino no era tan claro, y no sólo
eso, sino que hay un ruido tal en la botella que ahora no sólo eres miope sino
un poco sordo.
Escuchas la armonía
melódica de los timbres de teléfono al mismo tiempo y con la variedad de
sonidos que de repente te sientes parte de una secuencia de terror dirigida por
Hitchcock, o mejor aún, el canto de las sirenas, pero no de aquellas que
perdieron a Ulises sino de las ambulancias que lloran más por la incapacidad de
explicar y comprender lo que pasa en este extraño e imparable mundo, que por la
perdida y el daño de alguna persona.
No te pasa que
enciendes la TV y en lugar de encontrar esparcimiento se genera un stress
inmanente porque sólo ves muerte,
atentados, suicidios, homicidios; en el
mejor de los casos enciendes la radio y escuchas el narcocorrido de moda, el
nuevo CD de Britney, el último escándalo de la farándula consistente en que
ahora son los políticos quienes se llevan los reflectores y te conformas con
saber el triste y confuso final de la novela “Felipito, pan y vino”.
No hay días en los
que dices, ¿por qué vivo esta vida?, ¿por qué me visto de esta manera? ¿por
qué como esta comida? ¿por qué vivo en esta casa? ¿por qué soy consciente de
que en el fondo de esta mediocridad tan grande se esconde un talento
insuperable? ¿Cómo hago para expresar todo lo grande que soy y me siento? ¿Cómo
hago para convencerme de que no soy estúpido?
Yo si me he
preguntado estas cosas pero han sido tantas las veces que la única solución que
encuentro es dejar que pase… sin que me toque.
Shío·López
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