miércoles, 2 de marzo de 2011

DESDE EL NORTE

HACIA UNA LEGISLATURA FUERTE

Por: Juan Manuel Estarrón

Derivado de la mediocridad, opacidad y entreguismo de esta y las anteriores legislaturas es que surge la necesidad de iniciar un verdadero cambio en uno de los poderes más importantes; por encima –creo yo- del Ejecutivo debería estar el congreso estatal, porque su denominación es muy clara: ejecutivo se deriva del verbo ejecutar todo lo que acuerde, disponga, ordene y mande el poder legislativo, o sea la voz del pueblo.
    Pero ¿con qué nos hemos topado, Sancho? Con que el Ejecutivo siempre está encaramado sobre el resto de poderes imponiendo sus caprichos, legislando y ejecutando a la misma vez ejerciendo el poder absoluto en detrimento de la soberanía y del equilibrio de poderes como mandato supremo de nuestras leyes.
    La intromisión del Ejecutivo hasta en la vida de las organizaciones políticas ha sido tan destacada como desvergonzada que líderes de su mismo partido lo manifiestan públicamente; lo que antes era para consumo interno y hermético ahora circula en frases como “que el Gobernador saque las manos del proceso electoral” “que el Gobernador viola el principio fundamental de la democracia: imparcialidad”.
    Y así por el estilo, su política de imposiciones llevó al borde de la irritación hasta aquellos furibundos defensores del “Yo sí soy del Cómo sí”, por cierto una frase hecha para el incondicional apoyo el abusivo emplacamiento del 2010, un slogan para decir sí a todo lo que su majestad el Virrey ordenara.
    Si ya sus acólitos incondicionales no soportan sus abusos, qué decir de la inmensa mayoría de la población que está harta de sus atropellos donde sea que este reyezuelo ponga sus extremidades o deje de ponerlas como chivo en cristalería; qué le espera a la oposición en los días por venir con un proceso electoral preparado, supervisado y ejecutado por su “ola roja” cuando el autócrata exige a quien sea el abanderado del PRI una cuota personal del 75 % del pastel.
    Dentro de ese porcentaje reclama la mayoría de diputados de mayoría y plurinominales porque sabe que aún perdiendo la gubernatura quedaría un verdadero fortín donde se estrellaría cualquier intento de un gobernador(a) que osara llamarlo al bramadero a rendir cuentas de los evidentes actos de corrupción que indican malos manejos en todas las áreas de su administración.
    Al cerrarle una ruta de escape, la XXIX Legislatura cuando negó la reforma a la Constitución Política del Estado para facultarlo en el nombramiento de un nuevo procurador general de justicia para los siguientes cinco años, a nuestro Góber le queda la única facultad del dedazo para ordenarle a su candidato –si triunfa el 03 de julio- quién deba ser el procurador; pero en caso de que se haga bolas el engrudo, desde ya anda palomeando no los mejores sino los más leales y serviciales candidatos a diputados.
    A fines del año anterior advertíamos de esta gran falla de los partidos políticos: la escasa importancia que conceden a los futuros legisladores, ofreciendo esos puestos casi como premios de consolación sin fijarse en el perfil; lo resultados desastrosos los estamos viendo no muy lejos en esta XXIX legislatura con más de la mitad de diputados(as) sin oficio político siquiera, cuantimás dominando alguna materia para legislar y en esas condiciones de supina ignorancia fueron pasto de un autócrata que a su primer $ombrerazo se les arrugó todo el cuero.
    Esa mayoría sin perfil de y para nada aceptó los actos de corrupción porque consideraban normales aquellas prácticas parlamentarias de los llamados consensos institucionales por venir vía Ejecutivo y a cambio aceptar algunas compensaciones en almoneda por el supuesto buen desempeño en comisiones y en el pleno al aprobar sin chistar las más absurdas leyes y decretos.
    Pero así los ocupa el monarca, de bajo perfil para suplirlos a la hora de legislar; lo que no se justifica es que la coalición “Nayarit, Paz y Trabajo” –en este caso- caiga en el mismo juego; con la negra experiencia del 2008 con los diputados representativos de Huajicori, Tecuala y Acaponeta, debieran de poner mayor cuidado al escoger los mejores perfiles para que nos representen en el Congreso local, con la misma importancia al seleccionar los candidatos a presidente municipales.
    Valor nos sobra a todos los ciudadanos para buscar una candidatura de diputado porque nos resuelve el problema económico durante algunos años si somos capaces de administrar bien lo que lícita o ilícitamente pudiéramos obtener durante los tres años de “legislar”; pero no se trata de ir a hacer algunas gestiones particulares y con eso justificar el pase de lista.
    Estamos hablando de un perfil que no cualquier licenciado en esto o en aquello, y menos en quien apenas cursó una preparatoria ya los anima a “sacrificarse” por el pueblo y aunque juren hacerlo con un valor suicida sencillamente no podrán cumplirnos porque jamás lograrán producir manzanas siendo chayotes.
    Por eso la XXX Legislatura local tendrá qué superar las debilidades de la actual si se aspira a construir un verdadero equilibrio de poderes y esa tarea corresponde a la coalición “Nayarit, Paz y Trabajo” porque los otros ya no tienen lucha; para esto se ocuparía olvidarse de compromisos políticos y las perjudiciales cuotas de poder. ¿Se podría, diputado Acosta Naranjo?


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