domingo, 10 de abril de 2011

CUANDO REGRESES EL SÁBADO...


Por: Juan J. Gaspar G.

BONITO FIN DE SEMANA,  AUNQUE ESTEMOS A MEDIADOS DE QUINCENA…

Lindísimo, llegar a casa, luego de una pesada semana de compromisos, de trabajo y una que otra situación desventajosa, con personas, lugares y objetos que debieran ser desde hace tiempo muy lejanos. Así lo piensa Andrómeda, cuando al bajar del auto de alquiler, tiene que hacer un último coraje, al desenredar y casi sacar en girones el vuelo de su falda que se ha quedado atorada en el asiento de ese viejísimo automóvil que la trajo a casa, provocando la  mirada lasciva de aquel desdentado, maloliente y desagradable conductor. Con un sonoro “me lleva la chingada” le dio un portazo a la civilidad y se introdujo a su añorado macrocosmos.


Ella no necesita tocar el timbre, para encontrar a su querido comité de recepciones. Sus dos bellas reproducciones filogenéticas, ya están corriendo a entreabrir el portón de la entrada, extendiendo con ternura sus brazos para abrazarla con amor, con  ansiedad festiva traducida en cariños y arrumacos y todo lo que tú desees imaginarte para la foto semanal que esta archivándose en el álbum de sus mentes.
Los tosidos carraspientos de la abuela ya se escuchan allá, al fondo de la casa, como diciendo acá estoy y todavía sigo viva…  Cada viernes se repite la escena, cada viernes, aun cuando los escenarios y el festivo protocolo de bienvenida, sin notarse, va tornándose algo extraño, distinto. Andrómeda recordará por un instante a Julián, quien se largó para el Norte, dejando una ilusión y muchos sueños en la inocente memoria de sus hijas…
--Ni sus luces, m’ijita _ repuso encabronada la abuela --Pa’mí que ya se lo tragó la tierra…

Nada parece ya dolerle a la valiente Andrómeda, quien con estóico, con resiliente, con  sereno gesto dijo:
--Bonito fin de semana, chingado… ¡aunque estemos a mediados de quincena!

¿QUIÉN CREES QUE LAVA LA ROPA?

--Y los trastos, la perrera, la tina y hasta el carro de la vieja… Pues Maradiaga, carnal, por eso empezó a hacerse pendejo, se largó, dejándonos aquí, colgados, con la cuenta…
--Pues Maradiaga es el jefe, ¿y qué le vamos a hacer?  naa’ hay que aguantarnos  y ya…  si no los viernes sociales se nos caen y entonces sí, mis  re’cabrones, adiós las nenas del área de adquisiciones…
--No, pos siií…

¡NO PASA NADA… AQUÍ, ESTE ANTRO ES TERRITORIO TELCEL!

--Yaaa, Maaá… te digo que estoy bien…. Todo está padriuris, los Güemes son muy nice y todo, todo, todo esta mega, mega, mega-espectacular…  ¿Qué qué, que si este lugar está seguro?  ¡Pues, siií… Claro que siií!
--¿Y tuuú,  Mooóder…  en Casa Montelongo?  ¡No manches!  Ese lugar sí que está mega, mega, mega-aterrador… Siií, ya te dije que siií, ahí nos juntamos después del mediodía, al fin que es sábado y mi Faaáder llega por la noche… ¡Baaaaay!

Y AHORA UN ESCRITOR INVITADO (DIGO NO A LA PIRATERIA Y EVITO PLEITOS CON EL OPUS DEI)

Y EL SEPTIMO DIA, DIOS DESCANSÓ

Por Francisco Izuzquiza, El Juantaletras.

Cuenta la Biblia que Dios creó el mundo en seis días y al séptimo, viendo que su obra era buena, decidió descansar. Y de ahí que durante años el último día de nuestra semana sea el día de la fiesta y el descanso.
Lo que no cuenta la Biblia es que después el Diablo inventó los lunes. Los domingos son muy bonitos, pero no todo el monte es orégano y la bofetada duele por esperada que sea.
Escribo estas líneas con la mirada perdida entre la pantalla del ordenador y el interior de mis párpados. Porque mis ojos luchan por no cerrarse del todo. Y digo mis ojos, no yo, porque perdí hace rato el control.
Si existe alguna posibilidad de que eliminen los lunes, por favor me la expliquen. Probablemente tengan mi apoyo... si estoy despierto para darlo.

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