miércoles, 6 de abril de 2011

YA NO HAY GIS NI PIZARRÓN


Por: Juan J. Gaspar G.

TEMAS DE CONVERSACIÓN, CON UN PROFE DE RANCHO

QUÉ LEJOS ESTOY DEL SUELO DONDE HE NACIDO... Qué inmensa nostalgia invade mi pensamiento... y no es propiamente la lejanía, sino la imposibilidad de acercarse a su terruño. Vaya un saludo a los que se encuentran más cerca, muy cerca, pero también a los que están más alejados de mi añorado Tepic.
Cada que salgo a recorrer estos tramos de arquitectura urbanizable, que han sido amontonados desde hace siglos, bajo caprichosas edificaciones de adobe, hormigón, cantera, o adocreto, irregularmente alineadas, por callejuelas de piedra o embalizadas avenidas de fisonomía postmoderna, no puedo dejar al olvido al Tepic de hoy, con sus cráteres a media calle, sus amontonamientos de fetideces, en los arrinconados cruces de sus más pobres colonias. Amealco, al Sur de Querétaro no es una ciudad, pero para allá camina. Tepic, ha sido Ciudad desde que era un pequeño cuadro de avenidas empedradas, en el Mexico afrancesado del siglo XIX. Amealco lleva apenas cuatrocientos cincuentaytantos años de promoción jurídico-político-ideológica. Antes era un extenso llano, plagado de nopaleras y magueyales, soberbiamente irrigado por innumerables ojillos de agua, terreno de disputa entre pames, otomíes, náhuatls y chichimecas.

AMEALCO Y TEPIC... CARTOGRAFÍA DE LA OPRESIÓN,  EN ESAS CIUDADES DONDE SEGUN SE VIVE MEJOR

Tepic, ahhh, Tepic... Terreno de viejas disputas extracoloniales. Familias adineradas que llegaron desde distintas latitudes, con títulos nobiliarios, con cartas militares y ordenanzas religiosas. Minorías que llegaron y no pudieron irse. Los Aguirre, los Borbón, los Iriarte, después los Pantoja, los Carrillo, los Mercado, los Menchaca, Echeverría, Navarrete,  y una interminable oleada migratoria de gente adinerada, o hambrienta de dinero, que vino a sentar cabeza en el Valle de Matatipac, sabedores de que el gran futuro para la gente adinerada, era exprimir hasta la saciedad los recursos de estas ricas tierras y mantener contento al inagotable venero de los ignorantes, de los ignorantes pobres. Amealco,
Tepic, demarcaciones urbanas muy distintas, pero con grandes similitudes. La misma estratificación social que nos legó un bicentenario de fracasos, atropellos, disputas y resentimientos oligárquicos; la misma ambientación cultural, de gentes encachuchadas, que se saludan lacónicamente, con un hola, güey  y se despiden con un ¡a´i nos vemos primo!

Amealco, Tepic... patrullados de día y de noche por uniformados federales, con retenes de soldados y viejitos que escupen desconfiados al suelo... Los guachos y los cuicos armados hasta los dientes (sean de Tepic o de Amealco), te miran con caras de pocos amigos, tal y como si tuvieran en sus propios himnos, una extraña frase que dijera: <<Piensa, Oh águila mocha, que el cielo, un sicario en  cada hijo te dio.>>

EN AMEALCO NO HAY TSUNAMIS, PERO DE QUE HAY TEMORES LOS HAY 

Y es que el miedo no anda en burro. Desde hace varias semanas se conjuntan diversas ramas noticiosas, que poco parecen relacionarse con la catástriofe japonesa o la tejocotiza recibida por la familia Khadaffi. Se advierte un clima de incertidumbre por la presencia de grupos delictivos que se hacen llamar "Nueva Familia Michoacana". La gente vive preocupada, desde aquel que tiene tierras y bodegas, hasta el cachuchudo o la enrebozada, que mes tras mes visita los bancos a recoger sus reducidos fondos de inversión. Hace un par de semanas le cayeron al Director de mi escuela, le hicieron una sorpresiva visita domiciliaria y encañonándolo  sustrajéronle de su caja fuerte, la irrisoria suma de 53 mil devaluados pesos. Ya hubo un par de secuestros, en agravio de un Doctor y una profesora de primaria... No se miden esos delincuentes organizados. Hasta yo, que ando de pelagatos, trato de no enseñar la marmaja, no vaya a ser que me confundan con mis magnates directivos, que cobran arriba de diez mil pesos quincenales, más sobresueldos,  bonos y demas prestaciones. Ya nadie cree en los profes pobretones... solamente yo y mi conciencia así que no hay por que temer... ¡de algo te vas a morir, Gasparín!  

¿SERÁ EL CULPABLE VOLTAIRE? 

UN CUENTO, ESCRITO IMPROVISADAMENTE, CON AMOR, PARA EL MOJADO  QUE AÚN LLEVAMOS DENTRO

Esto que pasó no fue producto de un delirio, no es la sacudida de un repentino y tangencial arrebato onírico... aunque les parezca ficción, es un hilo comunicante con la triste pesadilla que alguna vez tuvimos, pero que forma parte de la vida real en la cotidiana existencia  de millones, de millones de compatriotas nuestros que sobreviven mas allá de las fronteras.
Estaba por cerrar esas amarillentas páginas de Los miserables, cuando un fuerte vendaval, golpeo los dinteles de la puerta y arremetió contra todo lo que estaba acomodado o tirado adentro de mi cuarto. Si aquello era el extremo de una tolvanera, hizo su fatal remolino en el lugar adonde estaba por cerrar mis ojos para dormitar. Imposible, el libro en cuestión voló por los aires, al igual que un atado de garras que había tendido para protegerlas del enloquecido sereno primaveral, yo mismo salí empujado por el furioso torbellino que parecía haber sido mandado por alguien alevosamente declarado enemigo de mis pacificidades, arrebatos o enfados.
Salí casi disparado de mi habitación, dando traspiés hasta la callejuela que atravieza El jacal de la Piedad. El viento no se quedó encerrado, me siguió empujando, empujando y yo de plano me dejé llevar por ese ventarrón, al fin que sueño me faltaba y ganas por desvelarme sobraban... así que continué, caminando, caminando por esa pedregosa calle, enmedio de feroces y enfadosos ladridos y alaridos de perros. A un lado del atrio un pequeño grupo de borrachines discutían acerca de variados temas, verdaderamente enredados, mas que confundidos o desinformados. Hace unos días trajeron el cuerpo de un paisano golpeado por la policía tejana. Más negro que el luto familiar era el silencio y la censura, convertida en chisme por parte de la gente que exclamaba: "Si era un vicioso que ya ni trabajaba... ya tenía deportación y aún así quería seguir allá..."
Luis N. Carmona... Uno de los tantos miles o millones de paisanos que salieron del pais, que cruzaron la frontera norte... no para concretizar un sueño, sino para huir de sus horrribles pesadillas de pobreza y de marginación. Luis, prototipo del muchacho que emigra, que va y viene cada tres o cuatro años, hasta que los operativos de la migra, la pérdida de los afectos familiares y los artificios adictivos de aquella sociedad, los llaman al destierro y al fatal desarraigo.
--Mira, Primo, que nosotros, aunque sea con frijol y maíz, con el favor de Dios ahí la vamos pasando...  Fele, un sujeto chaparrón, así lo declaraba, con su tembloroso cuerpo, adormecido por litros de mezcal y su mente obnubilado por ideas y sentimientos contrapuestos...
--Ni madre... --Dije yo, entre mis sonambulismos... La culpa es de este sistema, hacedor de gentes, cuyas existencias tan burdas, triviales e inútiles, lejos de poblar de ilusiones y esperanzas las mentalidades de las nuevas generaciones, solo arrastran viejas deudas y gastos funerarios a sus ya endrogadas familias.
Al igual que Luis N. Carmona yo me sentí más de alguna vez excluido por esta sociedad sureña, que ya no cree en la magnificencia azteca, el sueño libertario de los criollos o las reivindicaciones de los viejos cacique revolucionarios y sus modernos herederos, los hipócritas gobernantes que firman con la zurda, enbornando las apeletas oficiales con su águila mocha.
Ya cuando pasó la tremenda ventisca, me despedí de aquellos embriagados pro-hombres, desairándoles sus apestosos pistos de pulque babeante y espumoso, que  pasados de mano en mano, sobre cochambrosa ánfora de plástico, incitaban al desorden y al enfrentamiento.
De regreso me acordé de los tropiezos del mojado, que sin hacer caso de la Ley de Morphie, se sacude de sus negatividades para salir a enfrentarse a su destino. Recordar los pasajes de segunda, por aire o por tierra... su tormentoso paso por Tecate, por Laredo o Sonoíta... las interminables horas de angustia, de hambre, desesperación y de miedo... Su cruce por la accidentada y peligrosa línea, temiendo más que el ataque de la peligrosa fauna del desierto, de los ataques de la criminalidad que vive en la frontera y sus aliados, los uniformados verdes, que no se sabe si son guardias fronterizos o matones a sueldo. Recordar que así como yo iba caminando mirando al cielo, sabiendo que este fin de semana estaría con mi familia, otros pobres estrarían mordiendo el polvo, enmedio de barrancos y desiertos.
Cómo olvidar a los que andan de un lugar a otro vendiendo sus esfuerzos, de una comarca a otra huyéndole a la migra o escondiéndose en fétidas cocinas o bodegas, intercambiando la protección de sus patrones gringos, por un mísero jornal, siempre viviendo escondido, en espantoso cautiverio.

Los miserables, el libro que fue arrebatado por los vientos, casi a punto de caer en el sueño, me hizo de nuevo despertar y mirar hacia el cielo. La gigantesca constelacion de Orión apuntando hacia el norte y mis pensamientos llevándome a mirar el glorioso despertar de la América del Sur. La luna esplendorosa lanzó sus destellos luminosos, haciéndome recordar que un 26 de julio, del no tan lejano 1957, el sueño de unos jóvenes barbudos, cruzaron el Golfo de México, de Veracruz a la Sierra Maestra de Cuba, sin pensar en naufragios, ya que supo alentar el corazón de un Continente que se niega a morir...  miles o quizas millones de estelas pude ver, antes de cerrar de nuevo la puerta, entrando a mi empolvada habitación...
Parafraseando a Victor Hugo, quise recordar el canto puesto en los labios de Grosvell, que enmedio de feroz emboscada exclamó... "Si es que estoy por caer, la culpa es de Voltaire... si es que una mala me alcanza, la culpa es de..."   y murió aquel patriota, sin terminar de decir aquella frase... aunque advertimos que la culpa de todos sus corajes sería, sin lugar a dudas, Voltaire. Gracias al esfuerzo de millones de inmigrantes este país aun sobrevive, ya que las migajas repartidas por los magnates que gobiernan, estan llenándole la boca a los clasemedieros... los pobres que entregan su vida más allá de las fronteras, saben muy bien a quien debemos culpar...

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