Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
Dos hechos casi simultáneos llenaron la semana que recién murió las páginas de los diarios y los espacios electrónicos: primero el incidente de unas chicas a las cuales bautizaron con "las ladies de Polanco", eufemismo que han dado por las "golfas de la calle" y, posteriormente el terrible asesinato de 52 personas inocentes que solo pasaban el rato en un casino de Monterrey.
Aparentemente no tendrían nada qué ver un hecho con el otro, pero a su servidor le parece que sí; en ambos vuelven a brillar la impunidad y la corrupción, los dos males más grandes que sufre esta nación.
En el caso de las zorritas ebrias de Polanco, dos "finas damas" se dieron gusto insultando y humillando a la policía del Distrito Federal, escupiéndoles al rostro conceptos que rayan en la discriminación, tales como "pinche asalariado de mierda", así de delicadas las mentadas ladies, ambas ya plenamente identificadas, por cierto una de ellas dizque "artista" porque apareció en aquel bodrio de Televisa llamado "Big Brother" y que ya fuera de farándula, pidió chamba a la policía del Estado de México, donde la aceptaron y laboró --asalariada por cierto-- 62 días antes de ser dada de baja, aunque me dicen que sigue cobrando su quincena puntualmente (pinche asalariada).
La reflexión aquí es que, primero, la animadversión que la gente siente por cualquier tipo de policía que existe en el país. Policía es sinónimo de corrupción, abuso, negligencia y prepotencia. Esa imagen que tiene la sociedad sobre la autoridad policiaca, sin duda se la han ganado a pulso por sus acciones, muchas veces al margen de la ley, a la que tienen el deber de proteger y hacer valer. Eso no justifica la acción de las pirulinas de rango, pero sí hacemos notar que debido a que la mano de la justicia es tan blandengue, cualquiera se siente con "valor y derecho" de mentarle la madre a cualquier cuico que se deje. Lo conducente sería, en cualquier país que se precie de tener leyes, normas y reglamentos pertinentes que garanticen el orden y la paz, haber sometido a las "chupitos", esposarlas y refundirlas al tambo, aplicando las multas para ese caso, que por cierto son leves. Imagine el amable lector que esto mismo se hubiera presentado en Los Ángeles o Nueva York.
Sin embargo, eso no sucedió, los policías quedaron sorprendidos por el "florido" discurso de las damas beodas y mejor emprendieron la "graciosa huída", ante la andanada de dicterios e injurias de tan elegantes féminas. Ahora, vamos siendo claros y decir las cosas como son y que nos marcan como país; no sé si bien lo dijo o no, el Señor Manuel Mondragón y Kalb, Secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, "los policías actuaron con prudencia", ya que a mí no me queda claro eso de la prudencia --yo le llamaría temor ante la fiereza de las leonas o de plano incapacidad por su pobre preparación--, la verdad es que si los policías, las hubieran agarrado de las greñas, aplicado una descarga eléctrica o un "estate quieta" de cualquier modo de esos que dejan “moretón”, a estas horas esos pobres servidores públicos estarían sin trabajo o suspendidos sin goce de sueldo, señalados por todos, autoridades, medios, defensores de los derechos humanos y hasta por la sociedad defensora de animales (por aquello del ataque a zorras), por el simple hecho de haber aplicado la ley, cosa que bien merecían las pelanduscas esas; incluso no me asombraría si de todos modos a los tipos los suspenden por babiecos. Finalmente todo quedó en la impunidad y el mensaje a la juventud de que bien puedes agredir a la autoridad, salir con Joaquín López Dóriga, hacerte famoso en Facebook o Twitter, estrella en internet y hasta ser aplaudido por algunos desequilibrados que harán de tu triste figura toda una personalidad de respeto y ejemplo a la sociedad y todo por 1750 pesos, que fue la multa aplicada a la tal “Negra” (del alma, seguramente).
El segundo caso por supuesto es más grave, que tan solo un encontronazo de furcias alcohólicas, pero que también tienen que ver con la impunidad y la corrupción. El video muestra la tranquilidad con que estos cobardes llegaron al Casino Royale, se bajaron de sus autos, y sin prisa prendieron fuego al lugar. Al margen de ese hecho de terror y falta de valores totales por adictos cuya única finalidad es hacer dinero, aun a costa de la vida de los demás, la corrupción aparece con su negra sombra cubriéndolo todo, pues otra vez, igual que el News Divine o el Lobombo o el caso del Bar Bar, las normas de seguridad no estaban cubiertas y quizá, solo quizá, se puede especular que algunas vidas se pudieron haber salvado y prueba de ello es que el propietario del Casino Royale, anda en fuga porque seguramente tiene una larga cola que le pisen por los actos corrupción que tiene que cometer para seguir funcionando.
Por supuesto a ojos de la ciudadanía todo esto no es más que un círculo vicioso que comienza con el hecho de sangre y crueldad, sigue con el dolor y asombro de familiares y sociedad, continúa con las declaraciones de la autoridad prometiendo dar con los responsables y castigarlos, enseguida las conferencias y mensajes de Felipe Calderón, de costa a costa y de frontera a frontera, pidiéndonos nos sumemos a él en la guerra contra el crimen organizado; luego la aprehensión de dos o tres de los cuáles --por la desconfianza de siempre-- dudamos que sean los verdaderos culpables o bien nos llama la atención que ante la presión de la sociedad y los medios, los malditos aparecen como por arte de magia y finalmente el olvido hasta otra acción igualmente penosa y grave.
En algo sí concuerdo con el Presidente de la República, no era posible que se dejara al narco actuar libremente, como ahora propone Mr. Idiota Fox con su propuesta de dar amnistía a los criminales que crecieron en su sexenio. Sin embargo, el Presidente y todos sus colaboradores deben de tener en cuenta que todos estamos dispuestos a secundarlo en sus decisiones, en el primer momento que maten a la simulación y las acciones que nos hacen desconfiar del gobierno, porque podemos decir, no sin razón, que nos causa mucha duda el hecho de ver en las noticias internacionales que cayeron Saddam Hussein, Osama bin Laden, ya casi Moammar Gadaffi y que aquí, con toda la fuerza del Estado que tanto presume el gobierno federal, no ha sido posible hallar a Joaquín Guzmán Loera “El chapo” y a los grandes nombres de la mafia mexicana. Cuando eso suceda, estoy seguro que muchos, miles, quizá millones comprenderán la lucha del presidente. Creeríamos en verdad que la impunidad y la corrupción están en vías de extinción en esta pobre nación.
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