Por: Georgina Morales
¿Cuántas
veces no nos encontramos entre la espada y la pared cuando alguna persona nos
insiste en realizar algo que nos resistimos a hacer?
A
veces, nos sentimos presionados en determinadas situaciones, ya sea por
nuestros amigos, familiares, o incluso por nosotros mismos. Es aquí cuando comienzas un proceso de discernimiento
entre lo que los demás quieren que hagas, y lo que tú quieres hacer. ¡Qué confusión y qué estresante situación!
Cuando
nos fuerzan o nos insisten demasiado en algo, nos desesperamos. Es importante aprender a decir NO cuando es
necesario. Muchas veces, nuestros allegados se toman atribuciones que no
tienen, pero que por el simple hecho de ser parte de nuestra vida, se adjudican.
Muy común, y es importante tenerlo en mente.
Ejemplo,
la típica amiga que ha probado un producto nuevo y le ha funcionado. Acto
seguido, nos intentará convencer de probarlo también aunque no queramos. Otro
caso, el compañero de trabajo que tomó un curso de superación personal y ahora
su vida “ha cambiado” y pasa todo el tiempo hablando de lo maravilloso y
milagroso que es y nos insiste en tomarlo también.
Siempre
existirán fuerzas externas que nos afecten, nos intenten persuadir, o disuadir
sobre alguna situación. Lo mejor que
podemos hacer en estos casos, es tener claro lo que queremos en este momento, y
lo que no. Cuando las cosas son forzadas, muy difícilmente se obtendrá un buen
resultado de ellas. Una cosa es la
perseverancia, y otra muy diferente es la terquedad u obsesión hacia algo.
Retomando
sobre las capacidades humanas. Otra de ellas, es la obsesión. Somos capaces de
obsesionarnos fácilmente, pero ese es otro cantar.
En
la medida en la que aprendamos a no forzar circunstancias o decisiones, y a no
acceder a dicha insistencia, nos sentiremos más libres. Y es que a fuerza…
G
@Georginna_M
gina.m88@gmail.com
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