Recientes trabajos de reconocimiento
por parte de arqueólogos del Centro INAH Nayarit (INAH-CONACULTA), realizados
en la zona montañosa del altiplano meridional de Nayarit, permitieron localizar
un petrograbado iconográficamente vinculado con la tradición pictórica del
complejo cultural Aztatlán (850/900-1350 d.C.) del Occidente de México, cuya
zona nuclear de desarrollo se ubicó en las tierras bajas costeras del norte de
Nayarit y del sur de Sinaloa.
El sitio referido, conocido localmente como “El
Cantil de las Animas”, se localiza en la zona de transición entre la
subprovincia fisiográfica de las sierras neovolcánicas nayaritas y el declive
de la Sierra Madre Occidental, cerca de la localidad de Jesús María Cortés perteneciente
al municipio de Tepic, a una altitud promedio de 225 m.s.n.m.
Lo anterior fue dado a conocer por el
Arqlgo. Mauricio Garduño Ambriz, investigador de base adscrito al Centro INAH
Nayarit, quien comentó que el sitio se encuentra en una zona prácticamente
inédita para la arqueología regional, lo que le confiere un valor histórico y
antropológico adicional. “Salvo los trabajos de salvamento arqueológico que fueron
llevados a cabo en la cuenca de los ríos Santiago y Huaynamota con motivo del
proyecto de construcción de la Presa Hidroeléctrica de Aguamilpa a principios
de los noventa, no se han llevado a cabo trabajos sistemáticos de prospección
en los valles y lomeríos contiguos desde entonces”, señaló.
El especialista precisó que se trata
de un complejo panel de representaciones de carácter simbólico trabajadas en
bajorrelieve, que cubren una superficie de casi 4 m. de largo por 2 m. de
ancho, cuyo frente se encuentra orientado hacia el sur. Todos los diseños se
distribuyen a lo largo de una banda horizontal dispuesta sobre un soporte
pétreo de rocas ígneas extrusivas (basaltos) del Terciario que forman un plano
vertical o cantil de aproximadamente 10 m. de altura sobre su talud.
Dentro de su composición resalta el
hecho de que existe una marcada división dicotómica del espacio en términos del
contenido simbólico de las representaciones, ya que en la mitad oriental del
panel se concentran diseños relacionados con la fertilidad (nubes de lluvia,
caracoles seccionados y vulvas femeninas), mientras que en su contraparte
occidental aparecen de forma recurrente representaciones de cráneos de perfil,
cuyo frente en todos los casos apunta hacia el horizonte oriental, precisamente
hacia la salida del sol. Sobre este punto precisó que por el momento no es
posible afirmar si estos cráneos corresponden a personajes ritualmente
decapitados, a cráneos trofeo o a la representación de Mictlantecuhtli, deidad regente del inframundo, que representaría a
las entidades antagónicas de las fuerzas solares orientales.
“Ciertamente, se conocen en la
arqueología regional Aztatlán del período Postclásico al menos tres casos -dos
en los sitios costeros de Chacalilla y de Coamiles y uno precisamente en la
cuenca del río Santiago, adyacente a Jesús María Cortés- en los que han
aparecido cráneos de personajes decapitados en contextos culturales claramente
vinculados con el culto solar”, apuntó el especialista.
Cabe resaltar que resulta sumamente
significativo que el plano vertical sobre el que fueron plasmados los diseños
se encuentra orientado sobre un eje oriente-poniente, por lo que eventualmente
será necesario realizar observaciones arqueoastronómicas para determinar la
fecha precisa del paso cenital del sol por el lugar, con la finalidad de
definir la probable función que desempeñó esta localidad dentro del ciclo
ritual anual de carácter propiciatorio y dentro del ámbito de la esfera de
interacción Aztatlán entre comunidades de la sierra, la costa y el altiplano.
“La regionalización simbólica del espacio y su vinculación con estudios
arqueológicos de patrón de asentamiento es una de las líneas de investigación
que necesita desarrollarse en la arqueología de Nayarit, aunque debemos
reconocer que este es un campo de la investigación antropológica que ya ha sido
plenamente desarrollado por los etnólogos que desde finales del siglo XIX han
estudiado a las comunidades indígenas de la región cultural conocida como Gran
Nayar”, precisó.
Además, el arqueólogo señaló que
dentro del conjunto de petrograbados del “Cantil de las Animas” es posible
reconocer dos estilos pictóricos claramente diferenciados dentro de la
iconografía Aztatlán, el de las representaciones realistas (figurativas)
caracterizadas por sus trazos curvos -que son distintivas de la fase Cerritos (900-1100
d.C.) del Postclásico Temprano- y el de los diseños de corte esquemático que se
distinguen por sus trazos angulares rígidos, que se presentan fundamentalmente
en cerámica y manifestaciones gráfico rupestres de la fase subsecuente
Ixcuintla (1100-1350 d.C.) del Postclásico Medio.
“Lo anterior sugiere que el uso ritual
del mural como espacio sacralizado se mantuvo a lo largo de las dos principales
fases de ocupación del complejo cultural Aztatlán, abarcado un periodo de por
lo menos 450 años que coincidiría con el apogeo económico, político y comercial
de las sociedades asentadas en las fértiles tierras bajas inundables del
septentrión costero mesoamericano”, concluyó.
Ante la importancia del hallazgo, el
delegado del Centro INAH Nayarit, el Arq. Othón Yaroslav Quiroga García,
anunció que será necesario implementar un programa emergente de reconocimiento,
registro e investigación arqueológica en los valles intermontanos del altiplano
con la finalidad de diseñar estrategias concretas a favor de la protección del
patrimonio arqueológico regional.
La inscripción oficial de este sitio
en la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas del
INAH, así como el levantamiento detallado de la totalidad de los diseños con la
finalidad de lograr su interpretación integral, tendrá lugar en el transcurso
de los próximos meses.
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