Por: José B. Algarín González
SE NOS VA DOÑA MARGARITA GONZÁLEZ
Intencionalmente dejé al último la partida de nuestra querida mamá, pues
fue la última de nuestros ancestros que emprendió la ida al encuentro del
Señor.
Trabajo me cuesta bosquejar la descripción de esta bella dama, pues Ella
fue durante toda su vida el cerebro, el motor del cual girábamos todos.
Mujer culta (estudió en la antigua Normal de Jalisco) sin llegarse a
recibir ante el reclamo que mi papá le hizo para formar un hogar, del cual
procedemos nosotros.
Fue en su tiempo, una Mecenas en cuanto a obras pías en la Ciudad de
Acaponeta, y en luchar a brazo partido en el mejoramiento de las clases más
desprotegidas.
No dudo ni un momento que la magnifica obra que inició el Sr. Cura
Valencia para la construcción del Santuario de Guadalupe, gran parte se lo debe
a la promoción entre sus amistades de conseguir los dineros, para que esta
magna obra no parara.
Cuando ella muere, me sentí desprotegido, pues era nuestra
confidente, nuestra amiga y siempre
estaba dispuesta a aconsejarnos sobre lo que ella creía lo mejor para nosotros.
Nos reclamaba que todos nosotros, sus hijos, fuéramos “papistas”, es
decir acudíamos en vida de mi padre con él.
No concibo cómo sin ella tuviéramos que salir adelante, pues en lo
particular para mí, era toda una autoridad sobre el conocimiento de la vida...
Tarde reconozco que no la valoramos lo suficiente en vida...
Desde aquí y ahora te envió una oración y un pensamiento a tu memoria...
¡Fuera tristezas y malos recuerdos!
Cambiando de tema,
permítanme contar un chascarrillo que tiene algo de cierto:
¡ASI NO ME GUSTA!
A escasos ocho días de haber presentado un infarto al miocardio, un
compañero médico, y al estar todavía en la unidad de coronarias, ya fuera de
peligro, y siendo un gran bebedor de café, se atrevió a pedirle a su señora esposa, quien lo acompañaba en su recuperación, que pidiera autorización al
jefe de dicho servicio, conocido suyo, para iniciar su anterior habito.
La Señora no se atrevió a contradecirlo, y dirigiéndose con el Doctor encargado del servicio, le comunicó la petición de su esposo...
Pensándolo un poco, el médico le contestó que le ofreciera a su marido, una
infusión de la aromática bebida, por rectoclisis, (esto es por vía rectal). Ella
se lo comunicó a su esposo, quien un tanto remolón, sin pensarlo mucho, de
primera intención aceptó, conociendo el poder de absorción a ese nivel del
intestino.
Sin más, y ayudada por una enfermera procedió su esposa a la preparación
de dicha infusión, y se le inició ese peculiar método.
Al iniciar la aplicación de
inmediato mi compañero se quejó de una manera harto elocuente...poniendo una
cara de angustia...
Alarmada, su esposa le preguntó...¿Qué te pasa? ¿está muy caliente?
¡No!....respondió de inmediato ....¡lo que pasa es que la falta azúcar!
Así pues con este breve chascarrillo termino este bodrio.
Y como colofón debo decirles que acabo de cumplir 73 años, estoy ya sin
trabajar (pensionado por el Seguro Social, por problemas de columna) y
prácticamente sin hacer nada, mi pasatiempo actual es dedicar unas horas a lo
que yo le llamo “investigación” en Internet, ¿de qué? De “todo”.
Permítaseme añadir una poesía de nuestro querido bardo Amado Nervo nacido en estas tierras Nayaritas, que a la
letra dice:
EN PAZ
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales coseché siempre rosas.
Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
(Entrega final)
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