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Por Raúl A. Méndez-Lugo
Una vez que en el centro del país fueron vencidos los conservadores
y se puso término a la Guerra de Tres Años, se decidió emprender una campaña
formal contra Lozada. Las fuerzas unidas de Ogazón y Corona llegaron a Tepic
en enero de 1861, con 3 mil hombres de infantería y caballería.
El día 8 de
ese mes Lozada había levantado un acta de sumisión al gobierno
constitucional, pero sabiendo la proximidad de los liberales, se retiró a su
cuartel general de San Luis; en pláticas con Loreto, Corona, Eduardo Weber y
Miguel Gómez, representantes de Ogazón, se negó a desarmar a sus tropas, por
lo cual el gobernador lo puso fuera de la ley el 5 de febrero y declaró
extinguidos los pueblos de San Luis, Pochotitlán y Tequepexpan, si no
regresaban sus habitantes, así como a los demás que hicieran causa común con
los rebeldes. Se convino entonces que Corona, uniendo sus fuerzas a las de
José María Gutiérrez, que estaba en Acaponeta, y a las de Isidoro Hernández
que se hallaba en Santiago, avanzara por el flanco izquierdo de la sierra, en
tanto que Rojas lo haría por el frente.
Corona no logró reunirse con Gutiérrez, pues tuvo que auxiliar al
teniente coronel Anacleto Herrera y Cairo (rechazado en El Paso del Huichol),
y aquél quedó aislado en Palos Colorados, donde fue atacado por el enemigo,
sufriendo pérdidas considerables. Conforme a un segundo plan, Corona y
Herrera y Cairo se unieron en La Yesca, para atacar a los lozadeños por la
retaguardia, y Rojas avanzó directamente. Tras de reñidos combates (en
especial el del 11 de marzo), los federales hicieron huir a los lozadeños.
Rojas dio por terminada la campaña y regresó a Guadalajara, quedando en Tepic
con el mando militar el coronel Florentino Cuervo, luego sustituido por
Isidro G. Ortiz, quien llegó con refuerzos cuando los rebeldes bajaron de la
sierra, se dispersaron y empezaron a cometer excesos.
El 7 de junio el gobierno del estado volvió a poner fuera de la ley
a Lozada, esta vez junto con Carlos Rivas y Fernando García de la Cadena,
ofreciendo un premio en efectivo a quien les diera muerte. Un mes después
Lozada prometió a los hombres del enemigo que pasaran a sus fuerzas,
proporcionarles todos los recursos y pagarles el valor de las armas de
munición que llevaran. Corona, mientras tanto, que se había retirado al pueblo
de Jalisco, volvió a Tepic, amenazada por los rebeldes, llevando consigo a
los habitantes y todo el maíz disponible. Luego, por órdenes de Ortiz,
desalojó a los lozadeños del Puente de Puga. El gobernador de Jalisco se
trasladó a Tepic con una brigada al mando de Rojas y el 21 de noviembre pasó
revista a 5 mil hombres. Con éstos se emprendió una nueva ofensiva: Corona y
Rojas avanzaron hacia la sierra por diferentes rumbos y, aun cuando fueron
hostilizados, lograron unirse en Aguapan con Ogazón, al mando del resto de la
tropa. Sin embargo, nada consiguieron. Esto aumentó el poderío de Lozada.
De regreso a Tepic, Ogazón se enteró de la invasión francesa y de
que el gobierno nacional solicitaba su ayuda. En vista de ello, el 24 de
enero de 1862 firmó con Lozada los Tratados de Pochotitlán, según los cuales
las fuerzas de éste se disolvían, se derogaban las leyes y decretos en su
contra, las autoridades del cantón se nombrarían entre personas ajenas a los
bandos en pugna y el gobierno tomaba por su cuenta la defensa de los
indígenas, en materia de tierras, frente a las haciendas colindantes. Se
nombró jefe político y comandante militar a Rafael del Valle; se quedaron en
el 7° cantón las fuerzas del general Plácido Vega y el Batallón Degollado al
mando de Corona, y Ogazón partió hacia Guadalajara. Vega invitó a Lozada a ir
a Tepic, en donde fue recibido con honores; y para evitar problemas se envió
a Corona al cantón de Mascota con la misión de perseguir al conservador
Remigio Tovar.
Persuadido, sin embargo, de la necesidad de efectivos para combatir
a los franceses, pidió permiso para reclutar mil hombres, en cuya busca fue a
Mazatlán, Tepic y Guadalajara, y otra vez hacia Nayarit, siendo atacado por
sorpresa en El Marquesado, lo cual obligó a desviarse a Compostela y
Santiago. El 1° de junio, mientras Corona hacía aquellos movimientos, Lozada
desconoció los Tratados de Pochotitlán y se apoderó de Tepic. A principios de
agosto el jefe liberal trató sin éxito de recuperar la plaza; volvió a
Santiago, acometió de nuevo y desalojó a los lozadeños el 19 de octubre, pero
se retiró al siguiente día perseguido por el enemigo hasta barranca Blanca.
Por esos días, el gobernador Manuel Doblado dispuso que Vega
entregara el mando a Jesús García Morales, quien promovió los convenios de
Tuxpan (21 de enero de 1863), conforme a los cuales Vega suministraría
mensualmente a Corona los haberes de la tropa, pues hasta entonces no había
recibido auxilio oficial alguno.
Corona quiso organizar la Guardia Nacional en los pueblos que controlaba,
pero era su situación tan precaria que, mientras iba a Puerta de Platanares,
Lozada atacó Santiago, cometió graves excesos y se llevó a San Luis la imagen
del Señor de la Ascensión (la cual fue devuelta hasta 1873). Corona se retiró
a Sinaloa, viajó por mar de Mazatlán a Manzanillo y fue a Guadalajara a
solicitar ayuda al gobierno de Jalisco, pero no habiéndola obtenido, visitó
al presidente Juárez en San Luis Potosí y éste le dio una orden para que en
Mazatlán le entregaran la cantidad de 10 mil pesos mensuales. Tampoco hubo
recursos en el puerto y volvió a entrevistarse con Juárez, quien esta vez
dispuso que el gobierno de Durango cubriera los gastos de la Brigada de
Tepic. Corona, sin embargo, tuvo que incorporarse a las fuerzas de los
generales Arteaga y López Uraga, que luchaban contra los franceses.
Lozada, a su vez, se adhirió al Imperio, según el acta que promulgó
el 14 de enero de 1864. Ocupados los liberales en combatir a los
intervencionistas, pudo con relativa tranquilidad organizar el gobierno del
cantón mientras los franceses se apoderaron de Jalisco. El 18 de mayo de 1864
llegó a Tepic un cuerpo de caballería de argelinos al mando del comandante
Besart, pero quienes salieron solos por la noche fueron acuchillados por el
pueblo. El 23 partieron a San Blas, para embarcarse. El 28 de junio se supo
en Tepic de la llegada a la ciudad de México de los emperadores. El 2 de
noviembre Lozada participó en el sitio y toma de Mazatlán; después volvió al
puerto, hacia marzo de 1865, para auxiliar a los franceses que continuamente
eran hostilizados; y una vez más en febrero de 1866. En esta ocasión los
imperiales solicitaron refuerzos de Nayarit, cuya llegada impidió Corona
combatiéndolos en Presidio, Concordia, El Rosario y otros puntos. A causa de
que Lozada no quiso quedar bajo las órdenes de un oficial francés de menor
grado que él, el 19 de julio de 1866 anunció, mediante una circular, que se
retiraba a la vida privada. En septiembre rechazó una invitación del jefe
francés de Mazatlán, para tomar parte en una nueva expedición contra el
estado de Sinaloa; y el 1° de diciembre de 1866, previendo ya la caída del
Imperio, levantó un acta de neutralidad del departamento de Tepic. Cuando los
franceses abandonaron Mazatlán, Corona avanzó hacia Acaponeta, Lozada, por
conducto de Juan Sanromán y Eduardo Andrade, quiso saber si el jefe liberal
respetaría la neutralidad; pero éste, el 3 de enero de 1867, advirtió a
Manuel Rivas (jefe político del cantón, que se autotitulaba gobernador del
estado de Tepic) que por motivos de orden nacional se internaría en
territorio de Jalisco. El 7 llegó a Tepic, se hospedó en el exconvento de la
Cruz y luego continuó hacia Guadalajara.
Continuará…..
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