Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
De manera por demás estúpida, la FIFA pretende sancionar a algunos seleccionados nacionales por presunto "racismo" en la tribuna por parte de sus respectivos seguidores. A México le achacan que los aficionados que fueron a Brasil, le gritan ¡Puto! al portero cuando hace un despeje de meta y, en su nubladas neuronas (los fifos, no los porteros), piensan que es un acto de homofobia (palabrita por demás "inventada" al vapor).
En la FIFA ignoran o se hacen patos (por no decir pendejos, no sea que me vayan a sancionar), que la gente que asiste a los estadios va a dejar el estrés que se produce en casa, en la oficina, en los negocios, en la calle misma...por eso le mientan la madre al árbitro, porque no pueden hacerlo directamente a su jefe, a su diputado, senador o presidente. Son tan zafios estos palurdos hijos de Joseph Blatters que creen que al gritarle ¡puto! al portero, es una grave ofensa a los jotos, maricas o tililones (palabras por las que puedo ir al bote, según otros rupestres legisladores totonacas).
A la FIFA eso le parece muy grave, más que la terrible y notoria corrupción que existe en su seno y de la que, desde años, estamos todos enterados, pues siendo este un organismo futbolero sin fines de lucro, algunos de sus más conspicuos directores y consejeros se han convertido en poderosos e intocables millonarios.
En la FIFA ignoran o se hacen patos (por no decir pendejos, no sea que me vayan a sancionar), que la gente que asiste a los estadios va a dejar el estrés que se produce en casa, en la oficina, en los negocios, en la calle misma...por eso le mientan la madre al árbitro, porque no pueden hacerlo directamente a su jefe, a su diputado, senador o presidente. Son tan zafios estos palurdos hijos de Joseph Blatters que creen que al gritarle ¡puto! al portero, es una grave ofensa a los jotos, maricas o tililones (palabras por las que puedo ir al bote, según otros rupestres legisladores totonacas).
A la FIFA eso le parece muy grave, más que la terrible y notoria corrupción que existe en su seno y de la que, desde años, estamos todos enterados, pues siendo este un organismo futbolero sin fines de lucro, algunos de sus más conspicuos directores y consejeros se han convertido en poderosos e intocables millonarios.
Todavía se recuerda cuando Joao Havelange, presidente del organismo de 1974 a 1998, fue forzado a renunciar al puesto de presidente honorario, después de que el Comité de Ética concluyera que el Matusalém brasileño y distinguido autócrata dirigente, había recibido jugosos sobornos. La cantidad no ha sido oficialmente revelada (Dios guarde y eso llegue a los oídos de esos ignaros que gritan ¡Puuuuutttooooo! desde el tendido), pero hay quienes estiman que supera los 90 millones de euros, más de 1,590 millones de devaluados bilimbiques mexicanos; sin embargo, Joao Havelange sigue libre y gozando la dulce vida que le dejó el deporte de las patadas.
En el 2010 otro hombre de la cumbre, "fifo" todo él, enlodó aún más la ya percudida reputación de la Federación Internacional de Fútbol Asociado. Un hombre cuyo apelativo no recuerdo pero nacido en Qatar; también, obligado, dimitió de su cargo como miembro del Comité Ejecutivo de FIFA y presidente de la Confederación Asiática de Futbol ya que fue relacionado con prácticas de corrupción y soborno por 5 millones de dólares, aparentemente, este personaje utilizó esos dineros para comprar votos que favorecieran a Qatar como sede de la copa mundial del 2022. Hoy otros países interesados en llevar el mundial a su casa, se oponen a esos hechos vergonzosos y ya hasta embarraron al recordado "Káiser" Franz Beckenbauer, chido y coqueto como futbolista, inexplicable como "fifo".
Por supuesto que gritarle !Puuuuutttooooo! a un portero, no se relaciona ni medio milímetro con el racismo. De hecho ya los brasileños nos lo copiaron y si vamos a ridículos y babosadas, los mexicanos debemos denunciar violaciones graves a los derechos de autor, que expulsen a Brasil del Mundial y pasar sin problemas a la siguiente ronda. Más bien, debe verse esto desde la perspectiva del país y situarlo en su real contexto: identidad y costumbres. ¡Puuuuuutttooooo! es tan solo una de tantas expresiones que se gritan desde la tribuna y que van desde un simple "¡chinga tu madre árbitro vendido!" hasta un amenazador: "¡Cuidadoooo, ahí va el agua de riñoooon"!
Solo se me ocurre decirle a los genios de la FIFA un sonoro y vistoso: ¡PUUUUUUTOOOOOS!
1 comentarios:
Retweeted Agustín Basave (@abasave):
@mariocampos @Rodrigo_Diez_10 Que la FIFA quiera multar por ese grito es una gran hipocresía. Que multe la verdadera corrupción de dentro.
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