Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
Desde este espacio de difusión local
quiero aplaudir y apoyar la decisión del gobierno municipal que encabeza el C.
Humberto Arellano Núñez de despejar banquetas y vialidades para poner orden en
un caótico Acaponeta donde el peatón lleva todas las de perder, puesto que a
todas horas se le van inutilizando espacios, en aceras y arroyos vehiculares,
siendo muy difícil y en verdad peligroso caminar por esas calles que hoy son un
desorden total, donde cualquiera saca una mesa, cuatro sillas y monta un
restaurante en determinada esquina; espacios que también son invadidos por los
comercios establecidos que sacan o exhiben sus mercancías en las banquetas que
se reducen significativamente por lo minúsculas que de origen son.
Durante décadas esta acción fue
considerada por los diferentes ediles como algo de muy difícil realización por
el “costo político” que esto acarreaba, lo cual tal vez era comprensible, más
no justificable, cuando existían las todopoderosas organizaciones como la CTM, CNOP, la CROM y otras que, a la sombra protectora de un PRI aplanadora, “protegía” a
los trabajadores a costa del resto de la población que solo hacía mutis y callaba
tragándose el coraje. Esos comerciantes irregulares representaban votos a favor del tricolor.
Han cambiado tanto las cosas que hoy
el costo político es a favor, porque se retira o se conmina a entrar al orden a
un puñado de comerciantes, con la complacencia de miles de ciudadanos que
gozaran de banquetas despejadas y una mucho mejor imagen urbana, por eso soy
uno de tantos que hoy aplaudimos esa decisión.
Honor a quien honor merece, y si en
ocasiones señalamos con dedo flamígero algunas malas decisiones gubernamentales
del municipio, en otras, como en este caso, mostrar nuestra satisfacción
esperando que lleguen más. Bien por “Beyto” Arellano, por la síndica Profa.
Alma Leticia Guzmán Avena y el asesor jurídico el Lic. Carlos Llanos Osuna.
C. Humberto Arellano, Presidente Municipal; Profa. Alma Leticia Guzmán, síndica; Lic. Carlos Llanos, Asesor Jurídico |
Dicen que consejo no pedido es
consejo mal recibido y que, quien da consejo se expone a perder consejo y
amigo, aun así me arriesgo y les digo: que una de las más férreas críticas de
la ciudadanía al respecto es que, en ocasiones no es pareja la cosa. Que si a
los comerciantes establecidos o los ambulantes retiran o meten al orden, lo mismo se debe hacer con algunos que se sienten
intocables y que, a ojos de una ciudadanía arisca --como la mula-- no se les aplica el mismo trato conforme exige el bando de policía
y buen gobierno; la iniciativa hoy reconocida por todos, será un fracaso si la cosa no es pareja; del
mismo modo si no se le da seguimiento a las acciones, porque si hoy retiran o
reubican a alguno y dentro de un mes se vuelve permitir que vuelvan a las
mismas, igual fracasará todo intento de orden.
Por otro lado, también trascendió que al comerciante ambulante que se colocaba a las afueras de Bancomer lo reubicaron en un local del mercadito Gardenia, allá al norte de la ciudad, mismo que debería ser rehabilitado, puesto que la población ha crecido mucho por allá y los habitantes de esa zona hacen largos traslados hasta el centro de la población. Otro motivo de aplauso.
Por otro lado, también trascendió que al comerciante ambulante que se colocaba a las afueras de Bancomer lo reubicaron en un local del mercadito Gardenia, allá al norte de la ciudad, mismo que debería ser rehabilitado, puesto que la población ha crecido mucho por allá y los habitantes de esa zona hacen largos traslados hasta el centro de la población. Otro motivo de aplauso.
Por supuesto hay que decir que
también la forma en que se condujo la autoridad municipal fue la correcta,
llevando a cada uno de los infractores un oficio comunicando el problema
visible, incluso me dicen que hasta tres visitas se les han hecho y que en la
gran mayoría de los casos, aceptaron a reubicarse o atender la solicitud de
poner orden en las aceras. Como en todo, no faltan los prietitos en el arroz, y
no faltaron los que se negaban, hacían mala cara o contemplan otras
posibilidades como ampararse, en contra del sentir general que es de regocijo.
Ojalá comprendan que las banquetas son públicas y que tienen la función se
servir y proteger al transeúnte; que entiendan que el derecho de ellos termina
donde comienza el de los demás; por cierto que los comerciantes tienen hasta el día 19 de febrero para modificar sus espacios, retirarse, llevarse sus carretas o meter sus mercancías a sus locales, después de eso la ley será la que determine lo conducente.
Supimos también que el Ayuntamiento de Humberto Arellano propuso a las camaroneras reubicarlas a un pasaje comercial que se encuentra por la calle Matamoros a un costado de Elektra, pero que estos locatarios del banquetón del mercado Corona, no aceptaron, lo que hubiera sido una magnífica decisión. Y creo saber por qué no dieron su anuencia. Con justo temor ellos piensan que sí se retiran de donde están ahora, llegarán otros que a la brava o por sus tamaños tomarán esos espacios vacantes, y como en este país cuando sale un gobierno, el que llega no respeta lo que el anterior hizo o se determina "borrón y cuanta nueva", habrá una competencia desleal, pérfida y traidora.
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