Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
Hace ya algún tiempo leí una nota que
apareció en El Eco de Nayarit, el 16 de septiembre de 1928 y dice así:
PLAGIARON
AL ADMINISTRADOR DE LA HACIENDA DE CHILAPA
La noche del jueves último fue plagiado el
Administrador de la Hacienda de Chilapa Sr. Rito Vallín, por algunos bandoleros
que se presumen sean de los que cerca de
por ahí merodean.
Se movilizaron fuerzas de Tepic, de esta ciudad y
Tecuala a fin de hacer una buena batida, e ir en auxilio del Sr. Vallín.
Ayer se nos informó que dicho señor administrador
había sido puesto en libertad por sus plagiarios. No tenemos más detalles.
La movilización de 25 soldados del 46 la noche
del viernes último con el objeto antes dicho, puso en alarma al vecindario y
desde luego circularon los más lanudos borregos. Uno de estos lo externó un
gendarme quien dijo que “El Pillaco” avanzaba con 800 cristeros. ¡Si este
guardián hoy dice que esa cantidad, en un caso dado vería miles de individuos!
Lo cierto es que hoy, 95 años después,
sabemos que en efecto los autores de este atentado, era la gente del
guerrillero cristero acaponetense Porfirio Mayorquín Macías “El Pillaco”.Porfirio Mayorquín
Desde que me enteré de ese suceso,
quise ir a la población pero no lo pude hacer hasta el día de hoy, acompañado
de mi esposa Cecilia y mi nieto Dylan.
También sé hoy que Chilapa, es una
comunidad localizada en el vecino municipio de Rosamorada, donde se asentaba
una conocida Hacienda fundada en 1713, cuando el Rey de España, la vendió a
Doña Francisca Ramón de Moncada por 330 monedas de oro.
Fue esta de Chilapa, a veces asociada
con Buenavista, una hacienda ganadera, perteneciente a la poderosa Casa
Aguirre, cuyo propietario era Don Domingo G. Aguirre, que en su momento de
mayor esplendor llegó a tener una extensión de 85 mil 569 hectáreas, abarcando
los hoy municipios de Acaponeta y Rosamorada.
Rito Vallín Peregrina, la persona
secuestrada, era originario de la comunidad de El Motaje, municipio de
Acaponeta y nació el 13 de febrero de 1891. Fue hijo de Adolfo Vallín, muy
probablemente acaponetense también y nieto de Adolfo Vallín, nacido en Bilbao,
España quien al parecer emigró alrededor de 1881 a Tepic y posteriormente se
asentó en Rosamorada. Su esposa fue Dolores Peregrina Corona, pariente del
General Ramón Corona.
Rito, el administrador de esa rica y
productiva hacienda, tuvo seis hermanos: Ignacio, Ricardo, Dolores, Camerina,
Lucía y Carmen, y se casó con María Asunción de León González, conocida como
Mariquita, ella originaria de Ahuacatlán donde nació el 23 de agosto de 1899 y
al parecer dedicó su vida a regentear una casa de huéspedes probablemente en
Guadalajara donde murió a la edad de 92 años. No tuvieron hijos.
Lo que se sabe de Rito Vallín es que
murió asesinado a la temprana edad de 39 años en esa misma Hacienda de Chilapa,
no precisamente en este caso de secuestro, sino un par de años más tarde y todo
parece indicar que se trató de una venganza cuando negó un préstamo de dinero a
un habitante de la comunidad de Chilapa. El dato exacto del cual hace
referencia uno de sus descendientes es que falleció después del mes de febrero
de ese año, ya que se encontró un contrato de arrendamiento firmado por él en
esa fecha.
Como dije, fui a Chilapa y me encontré
los restos de la vieja hacienda, realmente en muy mal estado. Sin embargo, con
lo que aún perdura nos podemos dar una clara idea de lo que debió haber sido
esa enorme casona que hoy se ubica al frente de la plaza principal de la
población.
La casona hoy la utiliza un grupo
ligado a la iglesia católica e incluso tiene mobiliario de un templo ya que ahí
se ofrecen misas, a pesar de que la iglesia está a unas tres cuadras de
distancia por la misma calle. De hecho, los encargados de ese derruido templo,
daban “una manita de gato” al lugar, preparándose para las celebraciones de
semana santa.
Todo es ruindad en el lugar que
también es bodega de innumerables cacharros y hasta existe un criadero de cerdos
en chiqueros que posiblemente son los originales.
Una mujer con la que platiqué, comenta
que es una pena que el edificio esté en esa situación, alegando que al gobierno
le importa muy poco y no hay planes de rescatar el histórico inmueble; lo que
me recuerda las ruinas de la hacienda de San Cayetano en el cercano municipio
de Tecuala, edificio también en ruinas y condenado a colapsarse tarde o
temprano.
En efecto, ni los gobiernos
municipales, estatales ni federales muestran interés en proteger ese patrimonio
porque para empezar no lo ven así. Lo mismo el Instituto Nacional de Antropología
e Historia, que sufre pobreza crónica puede hacer algo. Solo los grupos
organizados de la ciudadanía, como la Junta Vecinal de Acaponeta A.C., a base
de gestión, paciencia y compromiso pueden medianamente avanzar, como pretenden
hacer en el rescate del vetusto puente “General Ramón Corona” del antiguo
camino real.
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