Por:
José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
DE CHILE: La muy manida fábula del pastorcito que cuida borreguitos y engaña a los demás pastores con el cuento de la llegada del lobo, es muy conocida, al igual que las mentiras, ocurrencias y notorias falacias de nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, al cual, al igual que el pastorcito ya nadie le cree. Ahora la ha emprendido contra el poder judicial, uno de los tres poderes de la unión, que, como no se le ha culiempinado al mero mero de palacio nacional, tiene que sufrir las agresiones y todo el peso del estado en su contra, sufriendo desde hace meses las descalificaciones y vituperios mañaneros de AMLO y ahora pretende maniatarlo quitándole 13, de los 14 fideicomisos que ellos manejan.
Mi personalísima opinión es que, en efecto los ministros de la Suprema Corte de la Nación, tienen elevadísimos sueldos y un puño y dos montones de prestaciones, que, como dice el presidente, son privilegios que los ministros aprovechan en el marco de una nación pobre. Estoy de acuerdo que deben reducirse de alguna manera, pero por supuesto en un clima de diálogo, con acuerdos legales, constitucionales y sentados todos alrededor de una mesa de negociación y no a gritos y sombrerazos como acostumbra Andrés Manuel y quien nos ha enseñado que, para él, el debate sano, es basura ya que solo sus chicharrones truenan.
Dicen los que saben, que
algunos de esos fideicomisos ni siquiera se constituyen por dinero del erario,
sino que son ahorros de los propios trabajadores para acceder a pensiones
dignas y merecidas. De quitarle AMLO esos derechos, les estará robando, ya que
no es dinero de la federación. Para su servidor es claro, el presidente, ávido
de poder simple y llanamente atenta contra la división de poderes, eso en
cristiano se llama dictadura y la quiere imponer por sus huaraches, dado que el
maneja a su real antojo el poder ejecutivo y tiene a los agachones diputados y
senadores de morena, agachados y humillados a sus patas brindándole loas y
hasta besos en la mano en la cámara baja.
El legislativo es un poder
patético y lamebotas al servicio, no de la nación, sino del hueytlatoani de
Tabasco. También es notorio, y AMLO no lo puede esconder, es que cuando fue
presidente de la Suprema Corte de la Nación, el ministro Arturo Zaldívar Lelo
de Larrea, muy a modo del mandatario de la nación, para nada lo molestó con los
mentados fideicomisos y hasta quiso, en un atentado grave a la Constitución,
aumentar el mandato del ministro “camarada”
a dos años más, para seguirlo mangoneando a placer, cosa que no le salió bien y
ahora a la SCJN la maneja la Dra. Norma Piña, que sufre a diario las agresiones
presidenciales que no soportan el sistema de pesos y contrapesos del poder.
Son 15 mil millones de pesos
los que AMLO le quiere robar —esa es la palabra— al poder Judicial, mismos que
estaban en sus arcas cuando era ministro Zaldívar. En cambio, por el robo
descarado en Segalmex de 10 mil millones ni pío dicen, nadie ha pagado esa
facturota y eso que es gente de su deleznable equipo. ¡Cosas veredes amigo Sancho, que harán fablar las piedras!
Por supuesto López Obrador sabe que esto es una farsa. Ya los diputadetes de Morena —no de la nación, sino de Morena y sus satélites de arrastrados Verde y PT— votaron por la extinción de los fideicomisos, y pasa al senado, donde sucederá lo mismo: los legisladores de Morena en la cámara alta, le darán el voto al presidente.
Aquí
viene lo interesante y parte principal de este sainete, porque, por ser una
acción de inconstitucionalidad pasará a la Suprema Corte, que se convierte de
golpe y porrazo en juez y parte. Es claro que, aunque ahí AMLO también tiene
lacayos como la ministra pirata Yasmín Esquivel y otras lacras, difícilmente
pasará, lo que dará pie a más discursos contra los corruptos, traidores a la
patria, neoliberales y conservadores, todos de la mafia del poder. Pero eso,
como los gritos del pastorcito del cuento, ya nadie le hace caso…apenas el pueblo sabio y bueno.
DE DULCE: Existe
una flor, por cierto, muy mexicana, llamada “tigridia”
por su parecido a la piel del felino, aunque es más conocida como “flor de un día”, ya que, en efecto,
solo florece por un día entre los meses de agosto a noviembre, que es la
temporada de lluvias. Así se me figura la candidata de la coalición llamada
Frente Amplio por México, que agrupa en incomprensible alianza al PRI, PAN y lo
que queda del PRD, como ya he dicho, una mezcla de agua, aceite y un litro de
tejuino; me refiero a Xóchitl Gálvez, a quien el presidente López Obrador
destapó en una mañanera y cambió de golpe todo el panorama para la elección del
2024. Resultó, en esos primeros días, una bomba la senadora hidalguense, al
grado que preocupó de más a su contrincante Claudia Sheinbaum y al propio
mandatario macuspano, que dio por aporrearla un día sí y el otro también,
llamándola de mil maneras y dicterios.
Para los que no están de
acuerdo con la “corcholata” oficial,
es decir, la señora Sheinbaum, la idea de que Gálvez fuera la candidata opositora
les pareció buena idea y vinieron miles de apoyos que hoy, mes y medio después,
ya no se ven y la “campaña que no es
campaña” se ha desinflado de manera notoria y significativa, lo que se
refleja en las encuestas más serias que dan hasta un 50% a la aspirante oficial
y a Xóchitl un 30% a lo máximo. Por supuesto, falta camino por recorrer, pero
hoy la senadora se desinfló y, los partidos que dizque la sustentan tampoco dan
señales de vida.
DE
MANTECA: No me
mueve nada decirlo, porque creo que así es…ya se encuentra en el infierno ese
pájaro de cuenta que en vida llevó el mal nombre de Carlos Romero Deschamps,
quien por muchos años fue dueño del sindicato de Pemex y prácticamente de todo
la paraestatal, convirtiéndose él y su “adorable”
familia en magnates tipo emir del desierto del medio oriente. Siempre polémico,
esta alimaña, a lo largo de su delincuencial existencia fue acusado de
delincuencia organizada, fraude, extorsión, enriquecimiento ilícito, corrupción
y tráfico de influencias, todo bajo el cobijo del PRI, que lo mismo protegía
otras cucarachas como Fidel Velázquez, Víctor Flores Morales, Carlos Jongitud
Barrios, Elba Esther Gordillo, Joaquín Hernández Galicia “la quina” y otros, todos “reyes del sindicalismo” que explotaron y
se hicieron dueños absolutos de las cuotas y recursos de los trabajadores.
Pero volviendo a Romero
Deschamps, “nomás” estuvo 26 años al
frente del sindicato petrolero, mamando y dando de topes de tan sabrosa y
prolífica ubre sostenida por los trabajadores. Por supuesto, este tipo de
líderes que en el argot de la grilla fueron llamados “líderes charros” porque más que estar al servicio de los
trabajadores, estaban al cuidado de los intereses de los presidentes y cacas
grandes de la dictadura priista. Por ello, Carlitos Romero, hoy que se cocina a
fuego lento en el rincón más calientito del averno.
Entre sus muchas gracias, sin rubor ni empacho desvió 500 millones de pesos para la campaña del fracasado Francisco Labastida. Los petroleros agremiados desconocen totalmente el destino de cuantiosos recursos, de decenas de inmuebles, de las perversas cuotas que quincena a quincena les descontaban y otras operaciones que implican el manejo de cientos de miles de millones de pesos.
Para Romero Deschamps, lo mismo que para los presidentes del PRI, del PAN y ahora López Obrador —lo bueno es que no son iguales—, la transparencia es tan solo una garrapata alojada ahí donde la espalda pierde su honrado nombre. La vida del líder petrolero y la de sus presuntuosos hijos es digna de una novela de terror. Pero este diablo ya pasó directito a los terrenos de su pariente Satanás, ojalá esta divinidad del mal en verdad exista y lo tenga atravesado de hocico a chiquilín girando sobre una hoguera. ¡Salud, queridos lectores!
0 comentarios:
Publicar un comentario