martes, 10 de diciembre de 2024

DE CHILE, DE DULCE Y DE MANTECA



Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

DE CHILE: No soy hombre que crea mucho en las coincidencias, casualidades o al azar, en ese sentido hago mía la frase del poeta inglés John Milton: “…no creo en la casualidad ni en la necesidad…mi voluntad es el destino”. Y si se trata de chiripadas en la grilla totonaca —“pior”— de la 4T, ¡menos! Solo me resta decir que en política las casualidades no existen, simplemente son simulaciones que buscan manipular y tender “cortinas de humo” para ocultar lo verdaderamente importante o darle una maquillada a los yerros y las acciones percudidas de gobierno.

En los últimos días se han dado, varias de esas raras coincidencias en el diario andar de México, por ese surrealista mundo manoseado por Morena y el macuspano invisible de Palenque, Chiapas, quien se encuentra más activo y lleno de poder que nunca. 


Esas casualidades que he notado son las siguientes: donald trump (siempre con minúsculas) truena contra las migraciones y su paso por México, y de repente —¡qué casualidad! — el instituto de migración, endurece sus acciones, retienen a los migrantes del mundo que llegan a tierra azteca, entrando por tierra maya; viola sus derechos humanos, les mienten a los que van en tránsito hacia la frontera norte, trepándolos en camiones o camionetas tipo Van, con el pretexto —mentiroso por supuesto— de “darles un aventoncito” solo para irlos a “tirar” —realmente eso es, tirar— a Yucatán, Acapulco o Michoacán, donde los abandonan a su suerte y los desvían de su camino y sueños.


Se queja nuevamente trump, ahora del fentanilo y misteriosamente la secretaría de seguridad a cargo de Omar García Harfuch, anuncia el decomiso gigantesco de mil 100 kilos de fentanilo —lo cual fue un récord—, lo que equivale a 20 millones de dosis en pastillas, listas para entregar a los cientos de miles de zombis drogos de los Estados Unidos, esos que exigen una gran demanda de enervantes, que por supuesto, los capos de acá están dispuestos a proporcionarla. Por supuesto, ese fentanilo es el que no se produce en México, según gritaba a los cuatro vientos el emperador que tuvimos en el gobierno anterior.


Vuelve a tomar la palabra el “pelos de elote”, ahora amenazando con imponer aranceles a los productos mexicanos que crucen la frontera con los “primos”, y sale como de rayo el canciller Juan Ramón de la Fuente a buscar alternativas en los consulados mexicanos allende el río Bravo. El miedo no anda en burro.

Otro berrinche del hocicón trump, quien se queja de los productos chinos en México y ¡Zas! —otra coincidencia—; el gobierno de la CDMX clausura un enorme negocio lleno de productos chinos, en la plaza de Izazaga.

Pareciera que el gobierno federal o Morenista o de Claudia Sheinbaum o de AMLO —como guste usted— está más atareado en seguir la agenda del loco racista presidente electo de Estados Unidos, que hacer la tarea de casa.

 


DE DULCE: Uno de los grandes “legados” que Andrés Manuel López Obrador dejó a la presidenta —con “A”— Claudia Sheinbaum, es el de soltar terribles y desafortunadas declaraciones al mundo.

AMLO no se tocaba el corazón o conectaba dos neuronas para escupir perlas maravillosas como aquella que amenazaba a los criminales, esos que sin ningún escrúpulo degüellan o decapitan al prójimo, o meten cadáveres en tambos con ácido para deshacerlos, o se enfrentan a balazos con enemigos y amigos no importando si se atraviesa por ahí un niño: “los voy a acusar con sus mamás y sus abuelitas”; y en esa misma idea, lanzó otra que poco a poco se convirtió en “estrategia”: “Yo sigo llamando a todos a portarnos bien, a que sean abrazos, no balazos”. Y qué tal aquella que lo pinta de cuerpo entero: “Dinamarca es mi ejemplo a seguir… como no hay corrupción, pues no hay pobreza”. ¡Ajá!


En 2022, López Obrador anunció una nueva fase con medidas adicionales para ahorrar en el gobierno federal y se atrevió a decir: “Austeridad republicana pasa a ser pobreza franciscana". “Lo que diga mi dedito”, “yo tengo otros datos”, “vivo bien con 200 pesos en la cartera y no uso tarjetas de crédito”, “No mentir, no robar y no traicionar evita coronavirus” y mil linduras como estas que arrojaron sus belfos a lo largo de casi seis años.


Muy desafortunadamente, la actual presidenta Claudia Sheinbaum, optó o recibió la orden de seguir con las demagógicas mañaneras y, lo peor, ha dado la doctora en continuar la perversa costumbrita de soltar barbaridades, que, a pesar de que hicieron pasar a AMLO como un babotas, o más bien, que él creyera que los pobladores de esta pobre nación éramos una manada de burros que todo se traga, así sean soberanas pendejadas.

En los últimos días, la Sheinbaum ya se aventó dos joyitas al aire y ninguna la dejó bien parada. Primero —según ella— trump (siempre con minúsculas) le preguntó que cómo le hacíamos los mexicanos para evitar el consumo de ese veneno fentanilo que tiene en jaque al gobierno y sociedad norteamericana, puesto que se calcula que cada año mata a 100 mil viciosos estadounidenses (ellos ponen los drogadictos y nosotros a los muertos de enfrentamientos). Claudia le contestó que se debía a que las familias mexicanas se cuidaban unas a otras, por eso no había consumo en el territorio nacional. Por supuesto, además de ser una burda mentira, como aquella que expresó su padre putativo Andrés Manuel, que en México no se producía el fentanilo, es una expresión que podría haber sido: “es que le pedimos con fervor a los Reyes Magos, que nos quite los vicios y lo cumplieron”.


La segunda, igual de populista, tratando de exaltar el nacionalismo más arraigado en los corazoncitos tricolores de cada mexicano; resulta que, alguno de esos periodistas de la mañanera, le lanzó la bolita para que la Sheimbaun la bateara, preguntando, qué pasaría si los gringos nos invadieran buscando acabar y aprehender a los narcos de la nación. Ella, la presidenta con “A”, respondió sin ningún rubor: “…no va a haber una invasión, no es un escenario que tengamos en mente…y de todas maneras tenemos nuestro himno nacional…” ¡Ándale pues! ¿A qué se refirió? ¿A aprestad el acero y el bridón? ¿Quizá a “masiosare”, un extraño enemigo? O ¿un soldado en cada hijo te dio? Pensé que todo lo habíamos visto con el reyecito de Macuspana, pero no, sigue la mata dando.

 


DE MANTECA: Tengo la fortuna de conocer medio centenar de ciudades que tienen el nombramiento de “Pueblos Mágicos”. Comunidades que, por sus características de belleza, limpieza, respeto a su arquitectura vernácula o típica, así como otros activos culturales, sociales, naturales, etc. les han permitido a acceder a este calificativo de “Pueblo Mágico”, programa federal que además ofrece recursos económicos a los ayuntamientos galardonados.

El gobierno municipal de Acaponeta, está buscando hacerse de este nombramiento, lo cual es bueno, pero debo hacer alguna consideración que públicamente emitimos en el pasado conversatorio de la Junta Vecinal de Acaponeta A.C. durante el Festival Cultural.

Históricamente son tres los culpables de que la Ciudad de las Gardenias, no se hayan protegido y/o conservado los monumentos históricos o las viejas casonas del delimitado centro histórico de Acaponeta. A saber: primero los propios pobladores. Los acaponetenses, no hemos aprendido que una ciudad que mantiene su centro histórico lo más conservado que se pueda, se pierde la oportunidad, no solo de tener la categoría de “Pueblo Mágico”, sino de atraer visitantes o turistas, mismos que dejan en esas poblaciones, fuerte derrama económica. Los propios comerciantes están ciegos ante esa posibilidad. Conozco pueblos mágicos a donde ríos de personas, llegan en autos, aviones, e incluso autobuses a conocer esas localidades y todos ellos, pernoctan en sus hoteles, comen en sus restaurantes, llevan recuerdos o suvenires o mercancía local que es muy apreciada; ¡vamos! Al menos se toman una coca cola y dejan ese dinero en la tiendita de la esquina. Pero no, las edificaciones antiguas tan bellas y majestuosas, se han ido perdiendo ante la indiferencia de todos, principalmente de los habitantes de esta bella ciudad.

Segundo culpable y al que hay que cargarle “todos los muertitos”: la autoridad municipal en turno, misma que tiene la obligación de otorgar o negar permisos de construcción, afectar el centro histórico o permitir o negar afectaciones en los monumentos históricos. Este mal viene desde siempre, primero porque regularmente hay un desconocimiento total de los directores o encargados de estas oficinas. Antes era la Dirección de Obras Públicas, y hoy creo que el organigrama ha cambiado, y le corresponde a Coplademun —la verdad no lo sé—. Pero al ignorar todo sobre ese tema, los inmuebles que le dan belleza e historia a la ciudad, se siguen perdiendo, porque, además, no existe en la ciudad la cultura de sus pobladores de ir a solicitar un permiso de construcción a la presidencia. Con todo y pena, se debe castigar a los que no hacen caso. A nadie se sanciona o al menos se le llama la atención y eso que algunos de esos edificios están protegidos por una ley federal.


Tercer culpable: el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), encargado de vigilar que todo lo arriba expresado se cumpla, caso contrario se sancione a los infractores. Sin embargo, de un tiempo a la fecha, el INAH sufre terribles carencias económicas y recortes presupuestales, al grado que no recursos ni para los viáticos para las visitas a los municipios. Son como las visitas de los obispos, allá cada mil años se asoman por esta tierra. Hace años, el INAH —muchas veces en coordinación o con la gestión de la Junta Vecinal— daban capacitación a los encargados del ayuntamiento, lo cual era bueno; o bien se daban una vuelta para comprobar cómo se desarrollaban las cosas, hoy ya no. Es una lástima y las consecuencias están a la vista.

Ante ese panorama, la posibilidad de que Acaponeta sea un “Pueblo Mágico”, es lejana…veremos y diremos. ¡Nos saludamos en la próxima entrega amigos!

 


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