martes, 11 de enero de 2011

ANTES DE QUE ME CORRAN MEJOR ME VOY DE REGRESO

Juan J. Gaspar. G.
LOS DOLARES VAN Y VIENEN, LO MALO ES QUE NO ENTRAN A MI CARTERA
Para Juan Gaspar llegaba la hora cero... Los indicadores del mercado bursatil daban unas briznas de entusiasmo y renovada agitación, para los altos inversionistas y los corredores de bolsa, que se miraban dentro de las pantallas televisivas como enfurecidos chuchos de carnicería...  La economía se recupera, decían en un idioma cada vez más incomprendido para Juan, los comentaristas de la CBS, NBC y CNN. Habían transcurrido las últimas horas del 2010, cuando una larga sucesión de llamadas telefónicas vinieron a interrumpir el silencio de la friísima noche de San Silvestre.  Olvidándome de los esquizofrénicos vaivenes de la economía, decidí tirarme en el colchón y atender a los amigos que en ese momento hacían fila para saludar a tan insignificante sujeto.

Ya con mi boleto de regreso, la decisión estaba tomada y no era la de emprender un simple regreso, sino en revisar muy bien y a detalle mi plan de vuelo, ya que las condiciones bajo las cuales tendría que regresar no eran objetivamente alhagadoras...  En mi retorno no contaban tanto los manejos financieros, ya que en mis haberes quedaban tan solo unos dólares. Más bien habría que recurrir al invaluable capital humano que a partir de las primeros minutos y horas tendrían que encontrar en mí, a su mejor y mas valiosa inversión. Los amigos que se despidieron, como pudieron, de mí... aquellos que me habían invitado a comer y se quedó en una cita indefinida... los que me ofrecieron su ayuda, pero que por diferentes circunstancias no pudieron hacerlo, los que estuvieron en los últimos momentos dándome una palmada, esbozando una sonrisa y expresándome un enternecedor mensaje de despedida... los que estuvieron al pendiente cuando emprendí la travesía, el amigo que me trajo desde un país a otro, cruzando la frontera, el que me recibió y me llevó a conocer Tijuana de noche (con todo y sus enervantes y protuberantes maravillas nocturnas)... Los que deseaban recibirme en mi adorado Tepic, los que hasta ahorita me esperan, sin poderse enterar que ya estoy acá, muchos kilometros más lejos, lejos de esas bellísimas tierras. El recibimiento de una familia que desde hace tiempo te esperaba, la confianza de aquellos que me extendieron un pequeño préstamo para regresar a la comunidad donde comenzaré a trabajar mañana. La gente que me recibió, la que me ofreció de comer y me dio alojamiento anoche y las que han salido a saludarme de mano... la gran mutitud de chamacos y chavalitas que me han visto de nuevo en los empolvados y sinuosos caminos de El Jacal de la Piedad. Los comerciantes y los choferes de las combis del transporte colectivo, taxistas, boleteros de la Central de autobuses, etc... Uffff, que invaluable, cuantioso, inagotable capital, el capital glorioso de mi gente que me hace sentirme mas feliz que el hombre más rico del mundo (por ironías de la vida o lo que Uds. quieran aseverar, compatriota mio). Que sigan llegando dólares desde el vecino país, que sigan llegando porque hacen mucha falta en estas apartadas lejanías. Desde este momento me declaro alérgico a los dólares, y tendré que festejar el hecho de que pude enviar cuánto pude a mi adorada familia, antes de mirar esta cartera vacía. Qué bueno que estoy en mi México lindo y querido y sin ningún sentimiento de derrota, al final de cuentas triunfé a mi manera, dejando en aquel país muy buenas inversiones. 
 
LOS FOCOS DE ALERTA SE ACTIVAN Y ES MOMENTO DE RETORNAR, AMIGOS INMIGRANTES

Es una verdadera lástima que millones de connacionales estén pasando de la gloria al limbo y finalmente a una infernal pesadilla, junto con toda su familia. Muchos dirán: hablas así porque te fue de la chingada... Nooo, mis amigos a mi me fue bastante que requetebien, pues hice de las mias en la medida en que vi resueltas no mis metas personales, sino la resolución de algunas situaciones que agobiaban a toda una familia. De casi cuatro años, solamente los últimos tres meses fueron de angustiante tronido de dedos y alteración del sueño, con eventuales gruñidos de tripas y derramamiento de bilis, pero hasta ahí. Mi plaza federal estaba bajo protección laboral y aun cuando me llegue a quedar sin dinero, por situaciones de extrema necesidad... qué bello es regresar con la ayuda de tu familia, de algún vecino, de amigos y compañeros que no se piensan en darte la mano, sabiendo que regresas. La Condusef dice que tengo mi crédito limpio, el Ife me dice que mi credencial para votar (y ser votado) se reactivará en tan solo unas semanas. Hay ofertas laborales a mediano y largo plazo, etc. Así que yo me siento como novia rica (y de rancho).
Lamentable es la situación de otros tanto inmigrantes, muchos de ellos legales (residentes y ciudadanos) que además de sentir que ya no son ni de aquí ni de allá, han tenido que "quemar las naves", pues no perciben ninguna expectativa de empleo para el futuro inmediato.
Te han corrido del trabajo, te echan la mano temporalmente, se te vuelve a cerrar el mundo, sales a luchar desde temprano... luego de mandar sumas considerables, se presentan nuevas situaciones de emergencia... batallas para cubrir los gastos inmediatos; a pesar de que hay quienes te vuelven a apoyar para reacomodarte, las inclemencias persisten... el recorte de horas, proporcionalmente inverso al aumento de gastos y el ya inevitable quiebre de tu fondo de ahorros... ¿Cuántos inmigrantes tuvieron que retornar sintiendo que la frustración es un sentimiento que no tiene fronteras?
A la comunidad inmigrante le diría que debe unirse más, que debe dar la cara ante los enfurecidos enemigos de la dignidad y del progreso. A mis amigos que conocí, debo agradecerles la ayuda que me brindaron, pero debería pedirles más todavia, pero ayudándose más y más entre sí. Finalmente debo dar gracias a Dios que me permitió visualizar estos focos de emergencia, para poder retornar en tiempo y forma (puro lenguaje burocrático) a mi envidiable espacio de trabajo. Amigos inmigrantes, legales e ilegales, a seguir trabajando duro, mandando dólares a lo cañón ya que acá nuestras familias aún lo necesitan, medir lo más que puedan las posibilidades y en función de tiempos y posibilidades reales, es mejor que se regresen. Allá las cosas mejoraran algún día, pero no se sabe cuándo. Como decía mi Tía Amparo: "...en lo que el zacate crece, los bueyes se mueren de hambre !!!

¡BIENVENIDO PAISANO!

 Qué bello retorno... llegar por la Mesa de Otay y pisar territorio mexicano. Abordo de una camioneta con placas americanas (obviamente, propiedad de un magnífico amigo mio, que será amigo para toda la vida). Comenzar a ver los baches y el tremendo bacherío, el humo pestilente de los autobuses y olisquear los enervantes perfumes de nuestras lindísimas compatriotas que caminan presurosas a la próxima parada del bus... Ahhh, esos gigantescos anuncios luminosos, anunciando pendejada y media... Cruzar la calle y escabecharte una media docena de tacos sin preservativos y con carne de bovinos recientemente sacrificados. Una gloria, estar en Mesa de Otay. Con algunas canas, callos y arrugas de más, pero con mucho menos penas, miedos y tristezas.
Me tocó llegar a Tijuana casi al anochecer, aunque mi Compa Martín y yo esperábamos aún una llamada, no se concretizó. Minutos después ya estábamos en el aeropuerto, con un gigantesco maletón cargado de garras viejas, libros, discos, cartas y revistas (cero pornografía, que conste, yo no tengo porque traer esas inmundicias a este país donde el sexo y el amor sincero van tomados de la mano).
Un aeropuerto visiblemente vacío, sin tanta propaganda como en años anteriores (Bienvenido Paisano, aproveche nuestras múltiples opciones y Viaje seguro). Yo la creía peor. Una Tijuana tranquila, tal y como la vieron y gozaron los viejos braceros y los primeros mojarras que cruzaban los cerros fronterizos, sin dificultad.
Solo faltaba, luego de despedirme de este finísimo amigo, saludar a un gran amigo, tepicense de origen y avecindado en aquella otrora conflictiva, ciudad fronteriza. Fui invitado por este excelente amigo a recorrer la ciudad (una lástima, no haber llegado de día, me lo confesó). Conocer la ciudad que en otras circunstancias me tocó recorrer, fue de verdad fabuloso, aun más disfrutando de la compañía de un triunfador, pero más que eso, de un esplendido, generoso y sincero amigo que logró salir del este ciberespacio para saludarme y caminar contento a mi lado. Tijuana, con este portentoso embajador me dio una calida bienvenida y yo, como soy bien manchado y algo confianzudo, me deje llevar al instante, por lugares placenteros, insospechadamente placenteros.

 SALUDÁNDOLOS DESDE ESTE PEDACITO DE PATRIA

Amealco de Bonfil, Qro., el pueblo que ahora me recibe. A un lado de la Plaza municipal, adentro del Cibercafé, pulsando las teclas con acentos, eñes y en lenguaje bien claro, les envío estas notas, mientras se miran, a lo lejos, muy anaranjados y tibios, los últimos rayitos de sol...

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