Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
Andar en estas calles y banquetas tan reducidas y secuestradas de Acaponeta, visitar el mercado municipal o el palacio de gobierno por la calle Morelos, me orilla a toparme con todo tipo de amigos y personajes que tienen su propia visión de la vida y de lo que sucede en la tierra de los pianos y las gardenias. Por supuesto que en estos días lo que se más se comenta, de lo que más se externan opiniones, es sobre la grilla y las precampañas que llenan los comentarios y las charlas de los que forman corrillos en esos espacios ciudadanos. No se junten más de tres en una esquina, porque se conforma todo un seminario de política.
Entre los muchos comentarios al respecto de las que soy receptorio, el que más repite es la queja de muchos militantes del PRI, que han dejado de creer en su partido, al que consideran anquilosado y caduco, poco dado a las reformas y a abrir la concha a propuestas novedosas y frescas. A pesar de lo que dicen sus dirigentes a nivel nacional, con toda pompa y circunstancia, el PRI parece ser el mismo al de hace 50 años, muy distinto al que ellos promueven.
A nivel local, hay gran disconformidad por lo que se ve, muchos están viendo con gran tristeza, como están regresando "al redil" los que en la elección pasada fueron los grandes traidores, los que resultaron peor que Judas, pues al menos este ganó 30 monedas de oro, pero ellos solo el oprobio de los verdaderos militantes del Revolucionario Institucional. Los "chaqueteros" que llevaron al PRD al triunfo --porque hay que decirlo como fue, el Dr. Saulo Lora Aguilar y el partido del sol azteca, nunca hubieran pisado la casona de la calle Morelos, sino hubiera sido por el tricolor desunido del 2008 y los traidores que se sumaron a su causa--, solo satisfacieron su sed de venganza por no haber visto colmadas sus ambiciones de poder, dejando el honor, la ética y la lealtad en el cesto de la basura, palabras todas ellas de la que no conocen su significado, pues solo así se explica uno que hoy, sin rubores, empachos ni vergüenza, regresan nuevamente hambrientos de gloria y la falsa ilusión --porque solo es de ellos-- de saberse amados por el pueblo. Eso sí, regresan con las mismas armas con que le cortaron las pretensiones a Blanca Yesenia Jiménez Cedano y Efraín Arellano Núñez.
Hoy el "Nuevo PRI", vuelve a dar la espalda a la militancia verdadera, aquella que, en ocasiones por décadas, han dejado dinero, tiempo y prestigio en cada campaña, lo mismo para llevar a la presidencia de la República a un candidato que a un regidor de Ayuntamiento. Esa militancia, es simplemente carne de cañón para algunos poderosos que quitan y ponen gente a su antojo y conveniencia con tan solo mover el dedo índice. Han sido y así lo consideran algunos "los gatos" que ponen y quitan pendones en los postes, los que pegan calcas en los autos, los que acomodan sillas en los mítines, los choferes que arriesgan el pellejo en los caminos serranos, los que se la rajan en caminatas casa por casa preparando la visita domiciliaria de los "encumbrados y copetudos candidatos". Los que en ocasiones se agarran a golpes con los "gatos" de otros partidos, que igual sufren del mismo mal y penan por las mismas causas. Hay integrantes del PRI de "toda la vida" con décadas de experiencia y trabajo partidista que simplemente no han obtenido ni las gracias al final de la contienda, si acaso una torta y un refresco caliente.
Hay ciudadanos o "cuadros", como malamente les dicen, que tiene un prestigio, honorabilidad y capacidad a toda prueba, sin cola que les pisen, ni pasados tormentosos, los cuales no son llamados a contender y que pudieran ser garantía de triunfo, uno de ellos muy probablemente será candidato del perredismo porque jamás fue llamado a integrar un grupo como elemento sustantivo dentro del PRI, solo se les usa en tiempos de campaña porque "tienen buena imagen". Este tipo de personas con un capital de prestigio y valores, no son bienvenidas a las diferentes "expresiones políticas" dentro del PRI, incluso --qué cosas-- les temen; solo son utilizadas en campaña para que "adornen" como florero las mesas de presidum en mítines y reuniones de proselitismo, se les invita porque son la fachada bonita de una casa en ruinas que hoy de llama Partido Revolucionario Institucional.
Se molestarán muchos, estoy consciente de ello, pero el tricolor a nivel local, no tiene dirigencia o lider que arrastre multitudes; ni la propia presidente del partido quiere seguir en su puesto, pero la mantienen ahí como los chinos conservan el cadáver de Mao, tan solo como figura decorativa, que no habla, no oye, no ve. Los que la sostienen tienen perversas intenciones y al parecer no les conviene que haya unidad, palabra que hace muchos años no tiene un lugar en la sede de la calle Oaxaca. Hay días que ni siquiera hay luz en el edificio porque la CFE se las cortó, hasta esos extremos ha llegado el otrora partido aplanadora.
Verdadera indignación causa en esa sufrida militancia ver que el hermano del diputado local, ya se ve con la sindicatura en la mano, como si en el PRI acaponetense no hubiera integrantes que harían un magnífico papel o que, la merecen como premio a su constancia y esfuerzo, preguntan con mucha razón: ¿cuántos votos representa el Partido Verde Ecologísta como para otorgarle el privilegio de una sindicatura? ¿Qué logros partidistas o historial priista tienen esas personas para merecer ese galardón? ¿Y la militancia histórica que construyeron toda una vida en el partido y le dieron el lugar que alguna vez tuvo, no lo merecen? ¿Es necesario que un PRI tenga como aliados a ratones de tal jaez?
Habrá quien diga, y no le faltará razón, que el PRI sigue siendo la primera fuerza política del municipio, estoy de acuerdo con ello, pero también hay que decir, que esa posición pudo crecer más a lo largo de estos últimos casi tres años, ya que luego de la estruendosa derrota del pasado 6 de julio de 2008, muchos se quedaron esperando una respuesta a ese gancho al hígado priista, ya que se suponía que iban a hacerse foros de análisis para determinar qué fue lo que sucedió y que alternativas había de solución con miras al 2011 y recuperar el poder. De los errores se aprende y el PRI se durmió, no en sus laureles como debió haber sido, esos del triunfo, sino en la fría y ominosa lápida que cubre los cadáveres en los cementerios políticos.
Decía el escritor y empresario estadounidense Robert Kiyosaki: "La persona que cae y se levanta nuevamente está apelando a su genio
interpersonal, o inteligencia emocional. La gente frecuentemente llama a
este tipo de inteligencia "tenacidad" o "determinación". Cuando las
personas hacen cosas que tienen mucho temor de hacer, están apelando a
su genio interpersonal. La gente llama a eso "valor" o "coraje". Cuando
una persona comete un error y tiene la inteligencia interpersonal para
admitirlo y disculparse, ese genio se llama frecuentemente "humildad". Cosa que nunca sucedió en el partido Revolucionario Institucional, al contrario, en vez de humildad brotó la soberbia, en vez del aprendizaje y la experiencia, la anarquía y la pérdida del control; el encono aumentó al grado de que los regidores tricolores materialmente rompieron con este instituto político y las expresiones políticas, por no llamarlas tribus, como las nombra el PRD, siguieron siendo no más que una sanguinaria cena de negros, donde cada quien jala para su lado y este de acá quisiera desaparecer a ese de allá y viceversa. A la verdadera militancia, no a los grillos chapulines que solo llevan agua a su molino, quisieran ver sentados en la misma mesa a Efraín Arellano, a Doña Bertha Rodríguez, a Enrique Jiménez, a Héctor Sierra, a Jorge Chávez, a Blanca Jiménez, Camilo Contreras y al resto de las cabezas de grupo, haciendo acuerdos, compartiendo el pastel, distribuyendo a su gente y premiando a los que verdaderamente lo merecen, proyectando acciones a futuro, sentando las bases para una verdadera unidad y, sobre todo la capacidad de reconocer que regaron el tepache y con ello le dieron en toda la maraca a decenas de cientos de militantes y simpatizantes desilusionados y que con todo y pena voltean a ver a la casa de enfrente y nadie, nadie les vaya a llamar traidores, porque ellos simplemente tienen el derecho a también ser.
A los verdaderos priistas, les gustaría ver como estos líderes políticos echan a patadas a los traidores y privilegian la ética y la ideología del partido, respetando sus estutatos y principios básicos, llevando al lugar que les corresponde a los verdaderos soldados del partido que fundara Plutarco Elías Calles, premiando su desempeño y no a los "compadrotes" de siempre, inútiles y dispuestos a vender al partido, a su madre o a su alma al diablo por un hueso. Vean cuántos que andaban todavía hace unos escasos meses atrás a estos líderes, hoy ya se les ve, sin ningún rubor en las filas del partido amarillo y si les da la gana, volverán al PRI porque nadie les dirá nada.
Sin embargo, pensar en cambios de actitud y ética en este partido, parece un sueño guajiro, pues unos detestan a los otros y algunos destilan odios y afrentas pasadas. No faltan los que esperan la oportunidad para la revancha y devolver el golpe bajo. Es triste ver, dicen los que los han visto, que algunos líderes se siguen codeando con el enemigo y que hay algunos que entran más a la casa del Dr. Saulo Lora, que al mismo edificio del PRI.
Como van las cosas la historia se puede repetir y la derrota será doblemente difícil de asimilar. Es triste para ellos que no aprendieron las palabras de Simón Bolívar, quien expresó: "El arte de vencer se aprende en las derrotas". Aún hay tiempo para la reflexión, pero las manecillas siguen caminando.
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