JONATHAN VÁZQUEZ BETANCOURT La Jornada de Oriente de Puebla
“Hemos ganado tanto dinero en los últimos seis años que creo tenemos (sic) una gran deuda de honor con este gobierno. Me comprometo a dar 70 millones de dólares y espero me sigan muchos de los presentes, se lo debemos al presidente y al país”, dijo Emilio Azcárraga Milmo “el Tigre” en aquella reunión del 23 de febrero de 1993. El presidente en turno era Carlos Salinas de Gortari. El hijo de “el León” Azcárraga, poseía una fortuna de 5.1 mil millones de dólares; le seguía el hoy más millonario del mundo, Carlos Slim, con 3.7 mil millones; eran los dos más ricos, entre otros magnates que se juntaron esa noche, tal como lo reseñan en su libro El Tigre, Claudia Fernández y Andrew Paxman, en el capítulo 14, titulado "Soldado del presidente".
“Hemos ganado tanto dinero en los últimos seis años que creo tenemos (sic) una gran deuda de honor con este gobierno. Me comprometo a dar 70 millones de dólares y espero me sigan muchos de los presentes, se lo debemos al presidente y al país”, dijo Emilio Azcárraga Milmo “el Tigre” en aquella reunión del 23 de febrero de 1993. El presidente en turno era Carlos Salinas de Gortari. El hijo de “el León” Azcárraga, poseía una fortuna de 5.1 mil millones de dólares; le seguía el hoy más millonario del mundo, Carlos Slim, con 3.7 mil millones; eran los dos más ricos, entre otros magnates que se juntaron esa noche, tal como lo reseñan en su libro El Tigre, Claudia Fernández y Andrew Paxman, en el capítulo 14, titulado "Soldado del presidente".
¿Por qué evocar aquel momento que además muy probablemente los lectores de La Jornada ya conocen? Bueno, pues porque hoy las cosas funcionan igual pero diferente. Hoy el presidente y quien desee serlo en 2012 va y pone sus millones en la mesa de la dinastía felina de la televisión. Me dice hace poco, sin enfado alguno, un famoso reportero de Televisa: en la oficina de Bernardo Gómez, vicepresidente ejecutivo de Televisa, se toman muchas de las decisiones que dan rumbo al país. La versión del reportero no se aleja tanto de la triste realidad.
Jenaro Villamil expuso en su texto de Proceso número 1808, titulado “La campaña del derroche los 4 mil millones que Eruvien Ávila”, gobernador electo del Estado de México destinó a promoverse en medios electrónicos, la mayoría para el consorcio televisivo que dirige “El Tigrillo”, lo anterior en un lapso de unos dos meses. El mismo periodista expuso en su libro "Si yo fuera presidente", el reality show de Enrique Peña Nieto, el multimillonario dispendio calculado en 800 mil 900 millones de pesos anuales, de dinero público, que anualmente va a parar a las arcas de Televisa.
A Peña Nieto, quien encabeza las preferencias electorales hacia 2012, no se le despeina ni un pelo del copete en la “república de la pantalla”. ¿Cómo se arreglará el sobrino de Arturo Montiel, ahijado político del grupo Atlacomulco?
Me lo imagino. Llega a la majestuosa oficina de Gómez y dice: he ganado tanto dinero en los últimos seis años, más lo que ganaré en los seis siguientes, que yo creo que tengo una gran deuda de honor con este gobierno (Televisa), por eso, de acá a 2018 pagaré a tu empresa, señor Emilio Azcárraga Jean, todo lo que sea necesario para que mi imagen siga sin despeinarse, para que nadie me cuestione, para que mi boda con “la gaviota” sea más importante que los feminicidios en el estado que gobierno, para que nadie sepa que protegí a Montiel, para que nadie lea que me aliaré con Elba Esther aunque ello sea enterrar a México en la más profunda de las crisis de educación y transparencia, para que tú, Televisa, sigas teniendo más poder que nadie, para que tus telenovelas sigan educando a las señoras y a las señoritas, a los señores y a los jovencitos y para que tus programas sigan haciendo miserable a la infancia de México disfrazada de “Pequeños Gigantes”. Le dice Peña a Televisa, yo, como nos enseñó el profesor Hank González, no me moveré para salir en la foto. En tu foto, Emilio Azcárraga.
Se le olvida al gobernador del Estado de México que Televisa no perdona, que ahí están los casos de Santiago Creel y de Josefina Vázquez Mota, quienes apostaron por la televisión en 2005, el pirmero siendo secretario de Gobernación y en 2007 la segunda cabildeando por la aprobación de la ley Televisa, cuando coordinaba la campaña de Calderón a la presidencia. Uno fue borrado de la pantalla, la otra también. Peña hace oídos sordos de lo que Manuel Bartlett dijo en la tribuna legislativa en 2007, “de verdad creen que los van a respetar” con lo que retaba la sumisión de los cabilderos por la ley Televisa.
Se le olvida que para el 2012 falta mucho, se le olvida que “el crimen nunca paga”, Televisa no respeta ni a sus propias figuras. Sin embargo, él apostará por eso, porque piensa que eso le hará ganar, porque para ganar por la vía democrática en México hay que contar con el aprecio de Azcárraga no importa el desprecio de los mexicanos, y porque hoy, para ganar la presidencia de México, basta con ser soldado de Televisa.
Cortesía de "Periodistas en Línea"
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