¿HABRÁ VALIDO LA PENA?

Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

Durante la campaña electoral para la presidencia municipal de Acaponeta del año de 2008, recuerdo haber escrito un artículo donde expliqué las razones por las que no iba a votar por el Dr. Alfonso Lora Aguilar, la verdad no recuerdo cuáles eran esas razones, lo cierto es que lo anuncié y eso me ganó la enemistad de algunos.

A fuerza de ser sinceros, nunca pensé que el galeno metido a político obtuviera el triunfo, dada la fuerza y estructura del PRI; sin embargo ganó, gracias a la fuerza y estructura del PRI, pero eso ya historia pasada. Solo me quiero referir a lo que sucedió posteriormente.

Muchos, los que votaron por él y los que no lo hicimos, expresamos que, lo bueno era que el Dr. Lora era un profesionista, cosa que durante años muchos desearon, se decía también a su favor, que era nacido en Acaponeta y no como había sucedido con otros primeros ediles nacidos en las comunidades acaponetenses, como si eso fuera un pecado u óbice para no poder gobernar. Hasta las damas decían que era guapo y bien vestido. Sabíamos todos que su trayectoria ciudadana lucía sin mancha alguna, su trayectoria profesional de indiscutible calidad y hasta suspiramos los que creíamos aún en el partido de izquierda, ese que antaño se preocupaba por los pobres, venía de llenar de esperanza a todos, principalmente  a los depauperados. Los que no votamos expresamos en su momento que, ya siendo el médico presidente municipal, había que apoyarlo en lo que se pudiera, pues bien se dice que "yéndole bien al presidente, le va bien a Acaponeta".

Fueron muchas las esperanzas que la comunidad cifró en el nuevo gobernante y más cuando anunció, a manara de eslogan de la flamante administración municipal, los cuatro ejes que que giraría su gestión: "Honestidad, Trabajo, Deporte y Cultura". Nada que ver una cosa con la otra, pero bueno, era pecata minuta y muchos creímos, por la magnífica e impecable imagen ciudadana del Doctor Saulo, que habría plena transparencia y honradez en el manejo de los recursos; que se trabajaría con ahínco para llevar al municipio al progreso, que los rubros del deporte y la cultura, llegarían a alturas insospechadas. Poco más de tres años después, la realidad apabulla y la imagen del Doctor está por los suelos y resultó ser la más aberrante de las decepciones.

Su gobierno se desarrolló como un barco siempre a la deriva. Polémico siempre por la falta de transparencia y oportuna información que echara por tierra los rumores que caracterizaron su paso por la vera política. El tamaño del rumor, era igual al tamaño de la incertidumbre ciudadana. 

Como se dice de manera coloquial, comenzó con el pie izquierdo, pues casi de inmediato la gente le recriminó la gran cantidad de parientes suyos o de su esposa --principalmente de esta última-- que incrustó en la nómina municipal, desde el tesorero, la Directora del DIF y el director de Coplademun, hasta el más humilde barrendero, pasando por supuesto por aquellos dizque "asesores" que con el tiempo lo demandaron y que el actual ayuntamiento, es muy posible que les tenga que pagar millonarias cantidades de dinero por la demanda que le metieron a Saulo Lora, su querido primo. Llegaron las cosas a tal extremo que los tuvo que echar a casi todos, pero mantuvo --sospechosamente--, a su concuño en la titularidad del área de planeación, donde se manejan jugosos contratos y obras de muchos millones de pesos.

Simultáneamente se le vino encima el caso del tesorero Anuar Abud, que le salió respondón y lo encueró todito, lo que dio paso a una larga cadena de corruptelas, falta de transparencia, anormalidades, negligencias, cerrazones, carencia de información, graves irregularidades financiereas en la obra de la Unidad Deportiva, la fusilata del Plan de Desarrollo Municipal, alejamiento de la gente a causa de sus colaboradores que más parecían guaruras como ciertos regidores y su inefable secretario particular que dieron los cimientos para la formación de un círculo interior de colaboradores muy cerrado e impenetrable --a pesar de que entre ellos siempre estuvieron de la greña a espaldas del jefe--. Aún hay más como dijera aquel taridito tarador dominical: pleitos con periodistas, las injerencias constantes y molestas de su ambiciosa esposa, los discursos sin forma y sustancia, la falta completa e inopinada falta de oficio político, la casi insultante entromisión de Guadalupe Acosta Naranjo, los viajes y gastos superfluos de la pareja presidencial y sus favoritos, entre otras muchas negativas acciones que vinieron a dar al traste a lo que pudo ser --estoy convencido-- el mejor gobierno municipal en la historia de Acaponeta.

Hoy la actual gestión municipal que encabeza Efraín Arellano Núñez, encuentra un panorama desolador. Un Ayuntamiento en ruinas, pues donde le rasquen tantito brota la más espesa y maloliente pus de la corrupción: desfalcos millonarios en prácticamente todas las dependencias, falta de equipo, demandas y más demandas judiciales, proveedores a los que no se les pagó, falta de reporte de pagos de impuestos y otras cuotas oficiales, obras ya pagadas que no existen, irregularidades en los programas federales y estatales que dejan recursos a los municipios y que hoy se corren el riesgo de perderse por la negligencia y falta de compromiso del gobierno saulista, cero expedientes de obras, pus, pus y más pus. Incluso hubo la oportunidad de que, siendo Lora Aguilar aún presidente, se bajaran recursos gestionados por el actual primer edil, de los cuales solo se necesitaba un documento del anterior cabildo y sencillamente se negaron a otorgarlo a pesar de que Saulo estuvo de acuerdo y se comprometió a darlo, dejando que a nuestro municipio, hoy más pobre que nunca, no cayeran 120 millones de útiles pesos destinados a obra pública. Así se las gastó hasta el último momento el hombre que en el tercer informe de gobierno gritó con lágrimas de cocodrilo en los ojos: "¿ratero yo? ¿corrupto yo?"

Será difícil para la administración de Arellano Núñez avanzar a mediano plazo, pues es un hundimiento y quiebra lo que Saulo Aguilar y sus cómplices dejaron sin ningún rubor, y digo esto, porque no tuvo empacho en heredarle al siguiente Ayuntamiento y a toda la pobación de Acaponeta, a su esposa Yesenia en el cabildo para seguir desgastando la ubre presupuestal de la que se llenaron hasta casi reventar durante tres largos años. Caray, ¿dónde meterá la cara durante las sesiones de cabildo?

Yo pregunto: ¿Habrá valido la pena? Con sinceridad Dr. Lora: ¿fue suficientemente grato salir del Ayuntamiento con su impecable imagen manchada con el lodo de la corrupción? ¿Es posible que camine por las calles de la ciudad con la cara en todo lo alto? ¿Podrá mirar a los empleados del Ayuntamiento que tuvieron que dar la mitad de su salario para pagar los platos que ustedes rompieron? ¿Duerme bien por las noches? ¿No se apena de haber dejado solo miserias en el Ayuntamiento y un OROAPA quebrado? A mi señor, no me responda, pregúntele a su almohada hoy en la noche: ¿Valió la pena?