miércoles, 4 de abril de 2012

HAY NIVELES...



Por: Héctor Algarín.

"La educación de una persona comienza dieciocho años antes de su nacimiento"
                                                                                       --Napoleón Bonaparte

La Casa de la Cultura


Semana Santa memorable en Acaponeta, este 2012  tuve el placer de ir -junto con mi padre- a la exposición de las esculturas de Vladimir Cora denominada “Los Apóstoles” en el hermoso claustro de la Casa de la Cultura en una tarde-noche a todas luces recordada por el resto de mis días.
El saludar al amigo, al ex compañero de escuela, a maestras de un entrañable pasado, a vecinos de un Acaponeta imborrable de la memoria de quien esto escribe, coronado esto con las melodiosas notas de un piano, tocado magistralmente por nada más y nada menos que por el primogénito de una de las grandes glorias de la música de mi tierra, Doña Yola Alduenda, mi amigo el Dr. Gustavo Ramón Quintero Alduenda,  nos empalago la noche estrellada de un cielo que no me canso de ver.

La exposición fotográfica montada en otro de los hermosos salones de la bien recordada escuela Zaragoza por parte de Héctor Aguayo me ubicó –de nueva cuenta- en una geografía que corre por mis venas, el ver estas imágenes no hacen más que recordar con gran fuerza mis andanzas por las sierras, rancherías y fachadas de lugares que viven en mi memoria. 

Arte y talento se “suda” en mi querida Acaponeta, y la Casa de la Cultura es –a través de su rica historia- muda testigo de ello: sus paredes, sus patios, sus puertas, ventanas y cornisas dan testimonio de un glorioso pasado y cimientan las bases culturales de generaciones actuales y futuras y me llena de optimismo el saber –y es palpable- constatar la atinada dirección por quien está al cargo de ello en el municipio, el ínclito Dr. Elías Chan.

Los esfuerzos que se realicen en el ámbito cultural en cualquiera de sus expresiones es insuficiente si estas no van de la mano con el resto de los actores en la sociedad y es una lastima “escuchar” a nuestras autoridades y constatar –fehacientemente- que no estén a la altura de estas circunstancias…

Digo…nomás como comentario.

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