miércoles, 9 de mayo de 2012

PARA TODAS LAS MADRES Y PARA LOS QUE SON ATM TAMBIÉN

Carlos Enrique Parra Ron
 
El amigo cronista municipal de Etzatlán, Jal. el dilecto compañero Carlos Enrique Parra Ron (Como él dice: Parra por parte de padre y Ron por la madre), nos envía estos versos muy a su particular y agradable estilo...




Recuerdos de mi madre…
Por: Carlos Enrique Parra Ron

Recuerdo bien las palabras
que me decía mi mamá,
a veces un poco trágicas
y otras simples nada más.

Pero le ponía el sabor
de gran actriz de novela,
y pá que entendiera mejor
luego me daba una pela.

Cuando no quería comer
se mostraba muy altiva:
“Te lo acabas o vas a ver
te lo pongo de lavativa”.

Cuando a la casa entraba
y la puerta no cerraba:
“Parece que traes cola…
¿piensas que se cierra sola?

 A veces me sentía servil
y ella me ponía al tanto:
“¡Te dije que perejil!
¡Y me trajiste cilantro!

Cuando se me hacía noche
me empezaba a regañar:
¿Ya viste que hora es?
¡Bonita hora de llegar!

Cuando empezaba a lavar
me gritaba maldiciones:
“límpiate bien al ca… obrar
ve como dejas los calzones”.
Luego me ganaban las ganas
y no me podía aguantar:
“te miaste otra vez en la cama
ahora tú vas a lavar”

Recuerdo que me pegaba
con una soga muy corta:
“¡aaah! ¡No aguantas nada!
¡cállate, si no te doy otra!”

Si por mala suerte me toca
hacer un gesto al mirarla:
¡Nomás tuérceme la boca
pá de un golpe enderezarla!

Cuando me quería defender
jurando en nombre de Dios:
“no jures en vano otra vez
y no me levantes la voz”.

Si me atrevía a preguntar
por qué me pegaba tan recio:
Soy tu madre… ¿Quieres más?
¡Nomás te pego por eso!

Y haciendo muy feos gestos
me decía este mensaje:
“¡muchacho un día de estos
me matarás de un coraje!”

Si no le pedía permiso
ya cuando regresaba:
“¡muy bonito, muy bonito!
¡Crees que estoy pintada!

De grande siguió pregonando
cuando llegaba embriagado:
“¡Ándale tu sigue tomando!
¡Acábate pronto el hígado!”

Cuando uno va madurando
y algún vicio le provoca:
¡Nada más te veo fumando
y te romperé la boca!

Tengo novia mami… ¡entiende!
¡Ella y yo nos amamos!:
“pero ella no te conviene,
se ve de cascos livianos”

Ya casado la fui a visitar
en una bonita tarde:
“Hasta hoy te has de acordar
Mal hijo…¡que tienes madre!”

Cuando llegaba afligido
buenos consejos me dio:
“¡Deberías estar agradecido
de una madre como yo!”

“Ve y devuélvelo a su dueño,
nunca digas mentiras,
estudia con más empeño
y feliz serás mientras vivas”.

Y sí, ahora que no está
cómo extraño esas palabras
que expresaba mamá
cuando andaba de malas.

Quisiera una reprimenda,
también un buen cintarazo,
para que después viniera…
¡el perdón en un abrazo!

Quisiera escuchar de nuevo
esos nutridos regaños,
esos que con tanto celo
me sirvieron de peldaños.

Quisiera verla otra vez
así, bien encorajinada,
para verla después
como si nada pasara.

Quisiera en este día
poder decirle mil cosas,
decir cuánto la quería
decirle cosas hermosas.

Quisiera pero ya no puedo
porque ella nos dijo adiós,
y está allá en el cielo
a un ladito de Dios.

Cuando en mi camino hago
una que otra patraña,
al instante oigo algo…
¡es mi madre que me regaña!

Luego volteo hacía el cielo
 y muy fuerte le rezongo,
esperando oír de nuevo
las frases que aquí expongo.

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