lunes, 18 de junio de 2012

DE COLORES SE PINTAN LOS CAMPOS EN LAS CAMPAÑAS...



Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

Los colores ya no son lo que eran antaño, han dejado de ser sinónimos de luz y alegría para convertirse en bandera política de la que muy pocos escapamos. Como ejemplo pongo algo que me sucedió hace unos años cuando trabajando como reportero para un periódico local, me tocó cubrir uno de tantos actos proselitistas, en esa ocasión, de candidatos panistas a la presidencia municipal de Acaponeta, o algo así.
Sin darme cuenta me vestí, casualmente, con una vistosa camisa azul y fue grande mi sorpresa, al llegar al lugar de ese suceso, y ver que todos tenían una prenda igual a la mía, luciéndola con orgullo. Peor fue que cuando me coloqué a la vanguardia del recorrido que hicieron por las principales calles del pueblo los susodichos candidatos, todo con la sana intensión de ir tomando fotos para completar la nota, Amigos, más de uno me identificó como miembro del blanquiazul y en los siguientes días, varios me preguntaron sobre el particular y hasta me inquirieron si ya había agarrado hueso.

Los colores en los partidos políticos han tomado mucha relevancia y a decenas causa escozor saber por ejemplo que el PRI, se adueñó en su emblema, los colores patrios. Por ello, no me asombró, aquella graciosa y hoy anecdótica ocasión cuando el diputado federal, Presidente del Congreso en su momento, Sr. Juan de Dios Castro, panista para más señas, tuvo la ocurrencia que decirle a 500 niños, los más aplicados del país, muchos de ellos sin duda más serenos que él, que nuestra bandera tricolor ya no tenía esa condición, sino que era tetracolor por un lago azul que existe debajo del águila que devora la serpiente; es algo que debió entrar directo a los libros de “los grandes descubrimientos”. Ese azul en nuestro lábaro patrio, que mencionó el legislador, seguramente en su preclaro cerebro inundado de cromo terapéutico azul relajante, nos hizo un país de primer mundo por un rato; y si bien no tendremos un ingreso per cápita como lo tienen en Francia, Estados Unidos o Finlandia –por cierto todos ellos con azul en sus banderas--, sí nos llevó al primer mundo de un solo golpe y además conseguimos en ese momento, gracias al sabio Sr. Castro, cuatro colores en el lienzo y hasta un lago, cosa que me puso azul de la risa que me atacó, pues Don Juan de Dios no se tentó el corazón para decir a los chiquillos y de paso a la nación, tal frase que pasa a formar de lleno, parte del más rico de los acervos del Museo Nacional de los Horrores que algún día habremos de fundar en memoria de tanto funcionario ocurrente y bufón.

Los colores son tan solo eso y nada más, hoy, por cierto, traigo puesta una camisa roja y eso no me hace, ni priista, ni voy montado sobre ninguna ola, no soy sandovalista, ni comunista o fanático de la perra brava toluqueña. Tan solo es la prenda que estaba más a la mano en el closet y la que me planchó mi mujer. Si quisiera otra tonalidad habría tenido que planchar yo mismo y no hubiera tenido tiempo para llegar a tiempo a hacer este comentario tan colorido que hoy les ofrezco.
Los colores dependen también de quién los vea, un reconocido artista plástico dijo que el azul es el principio masculino, mixto y espiritual. Que el amarillo es el principio femenino, suave, alegre y sensual. Rojo es la materia, brutal y pesada. Siempre se debe, dice él, combatir el color rojo y vencerlo con los otros dos y conste, que no hablaba de grilla perniciosa. El escritor y pensador Émile Zola solo expresó alguna vez sobre los colores lo siguiente: “Apaga la vela, que no necesito ver el color de mis ideas”.

Por supuesto los partidos políticos se apropian de los colores por su propio gusto y de manera impune y hasta tendríamos que revisar la ley los ciudadanos, no sea que por vestir de cierto color nos convierta en culpables del delito de usurpación de la gama cromática y violemos los derechos de autor o algo así. Ya lo mencioné, el PRI, usa el verde, blanco y rojo nacionales en su logotipo, su desde su fundación en 1929, luego de que Plutarco Elías Calles, expresara que la era de los caudillos había terminado y era hora de la vida institucional. El primer emblema del Revolucionario Institucional, que nació con el nombre de Partido Nacional Revolucionario (PNR) es idéntico al PRI de hoy, cosa que desde luego, muchos otros partidos le han criticado: el innombrable caso de la apropiación de los colores de la bandera, casi como si hubieran dejado un lienzo en blanco con un águila devorando una serpiente en su centro. Colores, por cierto, que los insurgentes propusieron como el lábaro triunfador con estos significados: blanco por la religión, rojo por la unión de los naturales y los europeos, finalmente verde por la independencia y por favor no me pregunten por qué fue así, no lo sé. Luego llegó Juárez que cambió el significado de los colores, los que aún se enseñan en las escuelas: el verde de la esperanza, el blanco de la unidad y el rojo de la sangre derramada por los héroes de la patria.

El Partido Acción Nacional por su parte, adopta y se apropia del azul, que a nivel internacional es de manera tradicional el color de los partidos con ideas conservadoras, tal son los casos del Partido Popular de España y del Partido Conservador de la Gran Bretaña. Este azul de la derecha, se contrapone al rojo liberal de la izquierda y que los países comunistas y socialistas utilizaron en sus banderas. Y es que además el azul, recuerde Usted amable amigo que me escucha, tiene algo de aristocrático por la sangre de los nobles y privilegiados que, dicen es azul y no roja, como la de los tristes mortales.
Curiosamente, los partidos o el partido de izquierda más numeroso y popular del país que es el PRD, no usa el rojo de la izquierda, ha preferido el amarillo que en Europa es común en los institutos políticos con esa ideología, como la mayoría de los partidos liberales del viejo continente o alianzas de tipo sindicalista como la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa.
El Partido del Trabajo de México, en cambio, si se fusila los colores izquierdistas por excelencia en su emblema, el rojo y el amarillo. El verde del partido que hasta el nombre del color se adjudicó, quiere engañar a muchos proponiendo un ecologismo que no parecen seguir y hasta tuvieron la feliz ocurrencia de rematarlo con un colorido tucán.

Hay partidos con colores indefinidos como el del PANAL, que tiene un verde medio azulado, o azul medio verdoso, pero que sus militantes llaman “turquesa”, como algunos nombran a colores raros como el azulino, salmón, sangría solidago, granate, borgoña, cerceta o crepúsculo.
Total que debe uno en estos tiempos de pavorosas e inacabables campañas políticas elegir bien la ropa que vamos a usar si no queremos causar confusiones en la calle, ya demasiados problemas generan las costumbres que dicen que el rosita es para niñas y el azulito para varones. Quizá lo mejor sea una mezcla de todos los colores del arco iris en la vestimenta a manera de chicle tutifrutti o bebida de conga, pero me vengo enterado que esos son los colores del orgullo gay y yo, con todo respeto le sigo yendo a las chivas con sus colores rojo, blanco y azul, que algunos dirán que son muy gringos, curiosamente en el único equipo que utiliza solo jugadores mexicanos, y me preocupa que Jorge Vergara, cambie esos orgullosos tonos por los de la bandera de Holanda y es que si cambió la grama artificial del Omnilife por pasto natural, que se puede esperar de lo demás. 

Por hoy amigos, dejemos los colores porque ya me estoy poniendo rojo de la vergüenza y creo que alguno de los que me escuchan ya se ven azulado por la falta de oxígeno.

(Este comentario se transmitió en el noticiero de la Red de Radio Red de Nayarit el 18 de junio de 2012)

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