Por:
Rocío del Carmen López Medina.
El día a día siempre está
comenzando y con él los problemas y las tribulaciones. Aquellos que no tienen
dinero para comer lo necesitan por obvias razones, aquellos que si tienen
dinero para comer necesitan más para hacer otras cosas.
Pareciera como si el dinero
se hubiese convertido en el leitmotiv de las personas en su día a día. Y el proceso
de búsqueda de tan poderoso caballero
pasa por diversas situaciones: …que si me peleo con mi vecino…que si no me pagó
mi comadre…que si mis hijos me exigen para su escuela…que me descontaron la
quincena…que no me alcanza para mi amante…
Situaciones que acompañamos
con diversas emociones: …que si me encabrono…que mejor río para no llorar…que
si me esfuerzo para que aumente el dinero…que si me relaciono para hacer
acuerdos económicos… o que mejor no hago nada; ¡al fin y al cabo este mundo es
una mierda!
Sea como sea que veamos
nuestro día a día una cosa es bien cierta: SIEMPRE HAY UN LUGARCITO PARA
SONREIR, SOÑAR Y TRABAJAR POR ELLO. Ese lugar lo ha aprovechado mucha gente
real o ficticia como Rodolphe, Marcel, Schaunard
y Colline artistas que sin dinero,
sin trabajo y casi sin hogar se dedicaban al trapicheo, pero con más picardía
que avaricia.
Y ¿quiénes son ellos? Los
personajes del libro Scènes de la vie de
boheme escrito en 1847 por Henri Murger. En esta obra el autor intenta
plantear que los contratiempos cotidianos no son nada frente a la gloria
artística. El libro es un bello canto a la vida, a la libertad espiritual y al
tesón artístico.
Se considera esta obra como
la primera en introducir literalmente el término Bohemia en el mundo literario.
El cual que aludía a los gitanos provenientes de Bohemia (la actual República
Checa) que se instalaron en París. También se usó para referirse a un modo de
vivir de ciertos sectores socioculturales con una escala de valores diferentes
a las de la sociedad sedentaria y burguesa.
Murger afirmo: «¡La Bohemia
no es posible SINO en PARIS», pero ha tanto de tiempo y con el espacio
modificado por las nuevas tecnologías y la rápida contaminación de las ideas,
esa frase puede ser matizada para quedar: ¡La vida bohemia cultivada en París desde
el S. XIX, ahora es posible reproducirla hasta en Acaponeta!
Y si no me creen, por favor
pregunte a Pepe Morales, pero no se asuste si no le contesta, tal vez esté
interpretando (que no tocando a) La
mesera. Si no lo encuentran busquen a Aleyda Ibarra Torres, Gustavo Ramón
Quintero Alduenda, José Luis Espinosa de los Monteros, Antonio Gutiérrez,
Enrique Tapia, Saulo Lora, Heriberto Rodríguez, Vinicio Rubio, o incluso si
caminan por las calles de Tecuala la orgullosa, busquen a Heriberto Villa o
Ignacio Palomino, a cualquiera de ellos pregúntele si es posible una noche bohemia en Acaponeta, no se
sorprenda si alguno le contesta cantando, otro tocando el saxo, otro la
guitarra, otro el piano, o que de plano no le contesten porque aun están
brindado con un chupito de tequila.
Tal vez, todos ellos estarán
de acuerdo en que el día a día también es poesía y si se acompaña con un ambiente
al aire libre con música y bebida como el sábado 16 de febrero de 2013 grandes
cosas resultan, como el departir y reír en un espacio cultural y con ello
cooperar para multiplicar momentos como estos en Acaponeta.
Que no paren las actividades de los miembros de la Junta
Vecinal.
¡Por una Cultura VIVA!
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