miércoles, 29 de abril de 2009

Y USTED: ¿YA TIENE SU TAPABOCAS?

Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo Supongo que al amable lector le sucede lo que su servidor, mi correo se está llenando de cadenas o FW´s que traen información inverosimil y muy jalada de los pelos acerca del problema de la influenza porcina. La gran mayoría de estos correos, debido a la muy justificada desconfianza que le tenemos a nuestros gobiernos, habla de una especie de complot en el que están involucrados los países del famoso G-7 que en reciente reunión cumbre, decidieron que la industria farmacéutica estaba en crisis y "fabricaron" en contubernio con el gobierno de México y los medios de comunicación, el problema de la influenza; explican que cuando las economías de los gobiernos caen se inventan guerras o pandemias como la que nos azota en estos trágicos días. Otros hablan de bioterrorismo que ha tomado a nuestra pobre nación como trampolín para torcer a los gringos. Entre las preguntas que lanzan, lo mismo debido a la desconfianza que le tenemos a los políticos que gobiernan este remedo de país, está la que dice: ¿por qué aquí se está muriendo la gente y en Estados Unidos y otras partes no? Ahora amenecí con la noticia que ya se registró una muerte en la Unión Americana, lamentablemente de un niño mexicano o de origen prietito. Me han enviado todo tipo de recetas para paliar el mal --y es que el jodido a todas va-- que hablan desde recetas de abuelita, ajos en el cuello (creía que eso era para los vampiros), pomadas, gases, thés de todas las hierbas y hasta la antiquísimo "aceite de rateros", del cual la historia dice que mientras la peste bubónica destruía a Europa en el año 1413, cuatro ladrones fueron capturados y acusados de robarle a los muertos y víctimas moribundas. Cuando enjuiciaron a los rateros, el magistrado les ofreció clemencia si revelaban cómo resistieron al no contraer la infección mientras que realizaban actos tan espantosos. Explicaron que eran perfumeros y comerciantes de especies y contaron de un menjurge especial de hierbas aromáticas, incluyendo el clavo el romero y que lo frotaron en sus manos, oídos, y sienes. La nota trae la receta y toda la cosa. No faltará quien se alquile para frotar el menjurge en el cuerpo de las damas. Hay algunos mensajes verdaderamente catastrofistas, pero para fortuna de todos --en contraparte--, no han faltado las cadenas de oraciones e imágines de santitos, santones y santotes, presto a brindar la ayuda divina al que tenga fe. Esto es lo último que le queda a la gente cuando el mal avanza, la esperanza del milagro. Yo ya me puse en manos de San Rompopeo de los Volados, la Santa Virgen de las Agruras y San Currutaco de las Papayas. El pánico es real y ya te ven mal si no traes cubrebocas y si antes se indignaban porque por algún motivo uno los saludaba uno en la calle, ahora es al revés, Dios guarde y le des la mano al prójimo. Los amantes no se besan, ni los esposos --que ya de por sí habían perdido la práctica--. Las escuelas siguen cerradas y en ellas solo se escucha el paso de un viento que a los ojos de muchos trae la muerte en forma de virus. Los hospitales saturados, hay compras de pánico que no dejan más que almacenes vacíos y la posibilidad real de un desabasto que puede ser en un determinado momento catastrófico. Los cubrebocas prácticamente han desaparecido del mercado, al igual que los antigripales. Frutas por toneladas han sido adquiridas por los asustados ciudadanos. Por supuesto que en esta crisis, no han faltado los indignos que han querido llevar agua a su molino y hay algunos que trafican con cubrebocas de hasta 50 pesos la pieza, lo cual es un robo en despoblado. Los políticos, esas alimañas que han provocado la desconfianza ahora quieren hacer del dolor ajeno y de la preocupación ciudadana, un motivo más para grillar. Se acusan por lo pronto unos a otros de los mítines que congregan miles de ciudadanos; algunos queriendo ser los primeros, señalan a los demás como inconcientes y al rato los van a culpar de la situación actual, pero viniendo el mal de los puercos, habría que buscar el origen en San Lázaro con los diputados o en la calle de Xicoténcatl con el senado y en los domicilios de los partidos políticos, especialmente los del PRI, PAN y PRD. Quejas hay muchas, las clásicas de culpar a Calderón y a todo su gabinete por cualquier paja en el ojo; los que culpan a los ateos por descreídos y ven en la epidemia a uno de los jinetes del Apocalipsis; o aquellos, más intelectuales que imaginan al ejecutivo nacional como un miembro de las SS nazis, por otorgarse a sí mismo, dicen, a través del secretario de Salud, facultades discrecionales para aislar individuos, allanar casas y locales, hacer compras cuantiosas sin licitación pública y suspender concentraciones públicas. ¡Ufff! Qué barbaridad. Como yo no me quiero quedar atrás en este deporte de inventar mitotes, diré que las últimas investigaciones que provienen del Vaticano, por los sabios que liberaron a Fox de sus pecados y de su antigua esposa, para que pudiera casarse con Martita, indican que la peste de la influenza porcina se debe a que como tenemos en méxico a alguien tan feo y de tan mal corazón como Elba Esther Gordillo, Dios nos mandó terrible castigo, como sucedió en el viejo Egipto en los tiempos de Moisés. ¡Mano poderosa! Lo que me queda muy claro es que la gente tiene --tenemos-- miedo, primero porque el gobierno siempre nos ha mentido y no hay razón para que no lo haga otra vez, aún me queda en la memoria --y más porque lo viví-- el terrible terremoto de la Ciudad de México, donde la tardanza del gobierno en responder fue notoria y criminal, tuvo que ser la sociedad civil la que se organizó y puso en marcha la maquinaria de rescate y respuesta rápida ante la contingencia. La administración de Miguel de la Madrid, rápidamente cerró el número de muertos en 7 mil, cuando nos queda la duda de que hayan sido al menos el doble. Como los gobiernos tienen cola que les pisen y, lo sabemos todos, la corrupción ha sido el origen de todos los daños y crisis del país, prefieren hacer de la vista gorda, con la complicidad de la televisoras y los poderosos medios de comunicación: mentir, falsear las cosas o decir verdades a medias es el ordenamiento de mentes grises que se ocultan en oscuros cuartitos. Por eso corren chismes, dimes y diretes. Por otro lado, esa misma ineficacia para informar al público, es muy similar a la tardanza y pobre calidad en el servico médico, las acciones a tomar y las medidas de contingencia. No hemos de dudar que dentro algunos meses se mencionen los nombres o las sospechas de que X ó Y notorios personajes se enriquecieron u obtuvieron pingües ganancias con la crisis de la influenza. Ya estoy oyendo a López Obrador, que hoy resiente no poder jalar a los miles de engañados que lo siguen al zócalo de la Ciudad de México. También es cierto que la ignorancia es la constante en muchos casos y --nunca lo sabremos-- algunos morirán por ello. Discriminemos entre lo cierto y lo falso, en lo que leemos en los periódicos, en lo que escuchemos en la televisión, la radio y sobre todo el internet, que se ha convertido en el gran falseador de notas y cadenas perversas, que las más de las veces intentan asustar a la gente desinformada con el petate del muerto. El problema no es leve, eso es una gran verdad, el virus está matando personas de carne y hueso como cualquiera de nosotros; tiene su gravedad y en consecuencia tenemos que actuar. Evitemos el pánico, pues este ciega los sentidos, informémonos de buenas fuentes, acatemos las recomendaciones de las autoridades y tengamos, sobre todo, mucho cuidado con la higiene. Después de eso, ya pueden llegar las tarugadas por la red y las babosadas de los conductores matutinos en la estúpida programación mañanera de las dos televisoras mexicanas. Yo por lo pronto les deseo a todos que salgan bien librados de la bronca. Cuídese allá afuera y lávese las manos. (Tomado de: PUERTA NORTE ACAPONETA: www.acaponeta.com)

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