Vi por el noticiero de Milenio en su canal de televisión, la golpiza que unos policías de Monterrey acomodaron a un ladronzuelo, en un acto que parece digno de bárbaros. Sin duda, los defensores de los derechos humanos, pondrán el grito en el cielo, suspenderán a los genízaros –quizá pierdan la chamba--, los visitadores de la CNDH, exigirán una explicación y redactarán una recomendación al gobierno del Estado y a la ciudad de Monterrey; raudos y veloces arribarán los abogados quienes, buscando en la interminable lista de legalismos que tienen, sacar del bote al ratero, quien por cierto, nunca olvidará la tabliza que le aplicaron en las nalgas, según se vio en el video que difundieron. En el mismo, se oye a los guardianes del orden, justificar su negra acción, diciendo que aquel maltrato era para que el caco aprendiera la lección. Lo que voy a decir, estoy seguro molestará a algunos, principalmente a los que defienden a ultranza a las víctimas de la "brutalidad" policiaca. Se olvidan esas mismas personas –quién sabe por qué-, que los policías también son seres humanos y que ya están cansados de correr tras los delincuentes, enfrentarse a balazos, muchas veces salir heridos, golpeados, humillados y hasta escupidos, para que, cuando llevan al detenido frente al ministerio público, este por cualquier motivo ($$$$), los libere u ofrezca todas las facilidades a estos malditos y sus abogados.
Cuando vi las imágenes de la "madrina" que le dieron al ratero, sin duda, se ve que los policías abusan, pero, debo decirlo también, me dio cierto gusto que el felón, recibiera su justo castigo, porque nadie se preocupó de sus víctimas, ni del patrimonio que hurtó. Si los llevan al Agente del MP y este lo libera, el delincuente ya cumplió, a tablazos, parte de su castigo.Siempre he pensado –mi lado fascista, sin duda-, que en México hace falta una cárcel de una sola celda. El reo que esté dentro, saldrá con las patas por delante, previo balazo en la cabeza, para dejar su lugar al siguiente y así sucesivamente; en un mes se acaba la delincuencia, lo puedo jurar.
La impunidad es el mayor mal de México y no siempre la policía es la culpable –siempre mal pagada, pésimamente equipada, humillados por la ciudadanía, hay hasta quien los compara con los políticos (pobres policías, no los insulten tan gacho, no sean así…)--; los grandes culpables son los ministerios públicos, los altos mandos policiacos, los jueces venales y hasta los políticos que todo lo que tocan pudren. Todos ellos están obligando a la ciudadanía a tomar la ley en sus manos –los polis son ciudadanos también-, ya se ha visto como la gente harta de tanta corrupción, negligencia e inseguridad, apresa a los malhechores, los amarra a un árbol y los usan como piñatas; repito, esas acciones por un lado me satisface verlas…….. No me extraña la actitud que tomó el tal Rafael Acosta, mejor conocido como "Juanito", luego de la comedia que lo elevó de la categoría de lumpen proletario como decían los antiguos maestros de sociología, a las alturas olímpicas del rupestre medio político nacional. Hablar de su aventura que lo llenó de gloria, fama y seguramente dinero que Usted y yo le pagamos vía los dineros que el IFE "regala" tan alegremente a los partidos políticos, es volver a oler toda la porquería a la que nos están acostumbrando los grillos del caldero político de este remedo de nación.
Y digo que no me extraña que este pobre diablo –porque eso es tan solo lo que es Juanito--, haya aceptado entregar la delegación de Ixtapalapa a la –todavía hace cuatro días—su enemiga Clara Brugara, otra alimaña del mismo jaez; y es que la gente que no tiene nada que perder como el efímero naco ixtapalapense, pueden hacer y decir lo que quieran. Ayer antes de tener tanta fama, era un porro que pugnaba por tirar las puertas de algún palacio legislativo; antier un pobre loco, con la tira en la frente que hoy lo caracteriza, quemaba en alguna plaza documentos seguramente perniciosos para su partido. Ya lo vimos recientemente mostrando lonjas y pellas en medio de mujeres de cuerpos esculturales, cuando aún era el delegado electo. Siempre me dijeron mis mayores: cuídate de los que nada tienen que perder.
La estatura de Juanito, no la de los medios que lo llevaron hasta los cuernos de la Luna, sino la real, la del pobretón que salió de la cloaca lopezobradorista, es ínfima, después de ser un King Kong que firmaba autógrafos y se dejaba fotografiar, con gente como él, deseosa de codearse con la figura del momento, cual teponaca Luis Miguel, terminó en lo que siempre ha sido, una infeliz cucaracha que aún dará alguna sorpresa. Las cucarachas no se mueren al primer pisotón.
Lo verdaderamente digno de mención es la manera en que nos atrajo a todos –mire Usted amable lector, sigo hablando de este tipejo, malgastando los dedos y la lap top--. Eso habla muy mal de los mexicanos. Tan carentes estamos de figuras, héroes y gente notable en la política, que cualquier Juanito, llega y nos arrebata, nos atrae, lo estudiamos, intentamos comprenderlo, nos enoja, nos hace reír y algunos hasta se enamoran de él. Es una pena, pero es la realidad. Hoy por hoy, luego de las decepciones que nos dejaron, Vicente Fox, Andrés Manuel López Obrador, los diputados federales, los senadores de la república, los partidos políticos de cualquier color; de la corrupción tan galopante que a todos golpea, de la crisis en que nos han metido y de mil etcéteras, llegó un mesías que anunció el fin del mundo y le creímos, nos dejamos llevar y nos aventó con un portazo en las narices. ¿Quién será más pobre diablo? ¿él o nosotros que hicimos tanta bulla?........ Recientemente personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia, se apersonaron en la presidencia municipal de Acaponeta y preguntaron a algunos funcionarios públicos que por ahí andaban, Directores de área entre ellos, sobre los personajes históricos de Acaponeta, principalmente de la época de la Independencia y la Revolución, seguramente recabando información por la proximidad de las fiestas del bicentenario y centenario respectivamente. A duras penas estos servidores públicos, pudieron nombrar a Juan Espinosa Bávara, constituyente acaponetense. No supe si posteriormente les explicaron a los funcionarios y a la gente del INAH, que Espinosa Bávara, no fue revolucionario, sencillamente le tocó la circunstancia de ser diputado federal en aquella época de 1917, cuando se dictó la Carta Magna. Preguntaron los visitantes por el cronista y, tuvieron aquellos que responder que no había, ante el asombro de los del Instituto.
Sin duda el desconocimiento de la historia local o regional es general, son pocos los que conocen a fondo, la rica historia prehispánica local, los aconteceres durante los 300 años de coloniaje, la participación de nuestro pueblo en la guerra de Independencia, en la época de la Reforma y el imperio de Maximiliano, qué sucedió durante el porfirismo y su fin con la revolución que inició en 1910, la presidencia de los generales y los que acaponetenses que anduvieron en la bola y la cristiada, la llegada de los civiles al poder y la época contemporánea; sin embargo son muchos los hechos y los personajes que Acaponeta ha aportado a la historia regional.
Desconocer la historia es condenarse a repetir algunos errores fatales, permitir que lleguen incluso al poder sátrapas que solo buscan enriquecerse y favorecer sus intereses por encima de los esenciales del pueblo. Permanecer en la ignorancia de nuestro pasado, que puede ser glorioso o mínimo a los ojos de algunos, pero ahí está, es cerrarnos al futuro y permanecer estancados en el presente. De ahí la importancia de un cronista en el municipio, que venga a ordenar los datos dispersos que se hallan en el túnel del tiempo en forma de manuscritos, viejos periódicos, archivos añosos, registros civiles y parroquiales, cartas o la interesante costumbre de la tradición oral.
Acaponeta, que desde hace décadas presume ser la Atenas de Nayarit, increíblemente no tiene un cronista municipal, como lo marca la Ley Municipal para el Estado de Nayarit, simplemente porque el cabildo no ha tenido a bien nombrarlo. Como candidato natural está el Sr. Néstor Chávez Gradilla, si no el único investigador del pasado de la región, sí el que ha publicado la mayor relación de hechos del pasado. Dos tomos del "Breve bosquejo histórico-descriptivo de la Ciudad de Acaponeta", decenas de artículos en diferentes medios sobre historia de la región y quien actualmente está por publicar la "Monografía de Acaponeta", "La Historia de la Secundaria Leyes de Reforma" y recopilación muy rica del Acaponeta en la Independencia y la Revolución. A pesar de sus logros y la muestra palpable del trabajo de cronista, los diferentes Ayuntamientos, incluido el actual, se han negado, con excusas nimias a otorgarle el nombramiento a Chávez Gradilla, condenando a toda una población, incluidos los funcionarios públicos, a vivir en la ignorancia histórica. Qué grave….. Cuídese allá afuera amable lector, que están soltando a los criminales.
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