RAUL A. MÉNDEZ LUGO
Consultor de políticas educativas y
culturales para el desarrollo regional
El estado de Nayarit es
inmensamente rico en manifestaciones culturales y artísticas, cuenta con sitios
arqueológicos con antigüedad que data desde hace 5000 años a.C., como es el
caso de los concheros del estero de Teacapán en Tecuala, las marismas de San
Blas y Mexcaltitán, las aldeas prehispánicas de la costa de Chila, en
Compostela y Punta de Mita, en Bahía de Banderas. Pero no sólo eso,
arqueológicamente contamos con el arte rupestre más impresionante del occidente
de México, como es el santuario de petroglifos de Altavista, en Compostela, el
Cerro de Coamiles en Tuxpan y la
Pila de los Monos en Acaponeta y Huajicori. En cuanto a
ciudades y centros ceremoniales se tienen documentados Los Toriles de Ixtlán
del Río, Amapa en Santiago Ixcuintla, Chacalilla en San Blas, Malinal en Bahía
de Banderas, El Mosco en Ruiz y Coamiles en Tuxpan.
Por otra parte, el patrimonio histórico arquitectónico es tan
amplio en Nayarit, que no existe ninguna región sin la presencia de él;
templos, haciendas, trapiches, acueductos, ex fábricas textiles, plantas
hidroeléctricas, casonas habitación, monumentos funerarios, etc. Actualmente se
tienen catalogados cerca de 1500 monumentos históricos en todo el estado,
destacando Jala, Ixtlán del Río, Ahuacatlán, La Yesca, Santiago Ixcuintla,
Acaponeta, Rosamorada, entre otros.
Los pueblos y manifestaciones culturales indígenas de
tepehuanos, huicholes, coras y mexicaneros constituye, sin duda, nuestro
“Nayarit Profundo”, es decir, de donde provienen nuestras raíces que nos dan
singularidad, la esencia de “bronce” de nuestra identidad regional. Estos
pueblos por lo general se encuentran enclavados en contextos naturales cuyos
paisajes son extremadamente bellos y ricos en biodiversidad, tales son los
casos de las comunidades coras de Santa Teresa, Mesa del Nayar, Jesús María,
San Juan Peyotán y Dolores, entre muchas otras; también tenemos comunidades
huicholas que pertenecen al embalse de la presa de Aguamilpa como es el caso de
Zapote de Picachos o Guadalupe Ocotán en el municipio de La Yesca; con relación a los
tepehuanos del sur podemos mencionar las comunidades de San Andrés Milpillas y
Quiviquinta, pertenecientes al municipio de Huajicori; y, por último, tenemos
la comunidad de Santa Cruz de Acaponeta, donde habitan los mexicaneros.
Además de la riqueza arqueológica, histórica y etnológica de
nuestro estado, existen manifestaciones culturales y artísticas sumamente
importantes, dignas de contemplarlas en nuestro proyecto, como es la variada y
riquísima gastronomía popular nayarita, tanto la que se prepara en la costa a
base de mariscos, como la propia de los valles y el altiplano, sin olvidar la
importancia que tienen los platillos y bebidas pertenecientes a la región de la
sierra madre occidental y otras regiones del sur o suroeste del estado, como es
el caso de Amatlán de Cañas, la meseta de Juanacatlán de Jala o la Sierra de Vallejo de
Compostela y Bahía de Banderas.
Por último, tenemos la gran diversidad de las artes
populares, las fiestas y las tradiciones de casi todos los pueblos de Nayarit,
como son los 28 rubros artesanales que hemos registrado en nuestro estado, tanto
en comunidades mestizas como indígenas,
destacando los trabajos de estambre y chaquira de los huicholes, los textiles
coras, la cestería y muebles de Jala, la alfarería de Ixtlán del Río, los
trabajos en concha de la costa, el tallado en piedra y madera, la herrería
artística, entre otras; las fiestas patronales, ferias, peregrinaciones
religiosas, bailes populares, juegos florales, aniversarios de fundación de
pueblos y ejidos, festivales y conmemoraciones de personajes ilustres y
acontecimientos históricos, entre estas fiestas y tradiciones podemos mencionar
las fiestas de San Francisco de Asís de Ahuacatlán, las de San Pedro y San
Pablo en Mexcaltitán, la de la virgen de la Candelaria en
Huajicori, la de la virgen de Guadalupe en el Pichón y en el barrio del
Santuario de Tepic; la semana santa y las pachitas en las comunidades coras,
las fiestas patrias en Ixtlán del Río, la del Señor de la Misericordia en
Compostela, la del Señor de la
Ascensión en Santiago ixcuintla, la conmemoración de la Huelga Obrera de Bellavista o
el aniversario luctuoso del tigre de Álica Manuel Lozada, la peregrinación a
Wiricuta (Real de Catorce, SLP) y a Aramara (San Blas) de las comunidades
huicholas; los festivales Culturales de Acaponeta y de Bahía de Banderas; los
festivales culturales Amado Nervo y el Internacional de la Danza, en la ciudad de
Tepic.
En fin, sería interminable
por esta ocasión mencionar todas las manifestaciones que forman parte de la
identidad cultural de los nayaritas, pero es importante darnos una idea de que
este patrimonio es parte fundamental del desarrollo integral de nuestro estado,
ahora lo que se necesita es valorar y potenciar dicho patrimonio y
manifestaciones culturales a través de una política cultural y artística de
tipo popular, democrática y al servicio del pueblo, que tenga como prioridad
formar promotores profesionales, verdaderos militantes de la revolución
cultural que todo pueblo o nación requiere en estos momentos, revolución que
sólo es posible con la organización de las comunidades, revolución que debe
concebir a la educación como el elemento fundamental para propiciar las
transformaciones que quedaron pendientes después de los movimientos sociales de
1810 y 1910, doscientos años de construir y destruir una nación que quiere ser libre,
soberana y democrática, justa, igualitaria, desafortunadamente esa nación ha
sido engañada, saqueada y robada por gente sin escrúpulos, ambiciosos,
demagogos y ladrones, verdaderas amenazas sociales, representantes de las
clases dominantes que han gobernado este país, quienes gustosamente acaban de
celebrar su “Bicentenario” en el poder. Por eso, es necesario decir ¡¡¡Ya
basta!!!, requerimos construir el México y el Nayarit de nuestros hijos y
nietos, con el patrimonio más importante que nos queda todavía, LA DIGNIDAD Y
LA CONCIENCIA.
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