Por Juan J. Gaspar G.
¡SALUDOS DE ALEGRIA, HOSANNA, REY DE LOS MENDIGOS!
Las
turbas encendidas hasta lo mas profundo de sus emociones, en su
efervescente euforia, se volcaron jubilosas desde las más recónditas y
abandonadas aldeas, hasta los compactos recintos de la gran Jerusalem…
La voz de los profetas coincidían con las extrañas señales y
premoniciones dictadas por un hombre mal vestido y pacífico, que
conducía a tan multitudinario contingente en pos de la tierra prometida.
Pocos
eran de verdad sus detractores, escribas, publicanos y ministros
religiosos que, en perversa coalición, buscaron mil y una formas de
descalificación, de agresión alevosa y de feroz persecución en contra de
aquel omnipotente personaje, en cuya personalidad se conjugaban en
prodigiosa imagen redentora, extrañas dotes de paciencia y mansedumbre,
misteriosas facultades de exorcista y curandero y un admirable,
sorprendente habilidad de mago y transfigurador.
Para el Sanedrín, ese
hombre tan polémico era tan sólo un vagabundo y un errático hablantín
de inagotables energías. Para los prétores romanos, el cabecilla de una
turba de ignorantes y androjosos pescadores.
Poco le preocupaba
al inepto monarca judío, fiel lamebotas del Gobernador romano, los
insólitos sucesos que se registraban con el peregrinaje de ese hombre
que se decía ungido para ocupar el trono de Israel. Solamente lo
seguían los miserables y desposeídos: limosneros, desahuciados,
prostitutas y ladrones.
Pero en aquel domingo, el eufórico
alboroto de esas multitudes llegó a su máximo desbordamiento… Ese hombre
a quién todos le llamaban Mesías, que en arameo, quiere decir el
elegido, traspasó las murallas de la ciudad en medio de una gigantesca y
aparentemente interminable cadena de hombres y mujeres formados en
líneas paralelas, avanzando por en medio de ellos, montado en un pequeño
burro.
--Alegría y paz hay en sus corazones. -- Dijo una voz, allá a lo lejos.
-- La
defectuosa piedra que desecharon los constructores será la piedra
angular de esta imponente fortaleza.-- Alguien leía dentro de una
gran sinagoga.
En las calles, la multitud lanzaba gritos de
alegría; hombres y mujeres levantaban jubilosos sus ramitos de palma y
con toda reverencia los ponían sobre el piso para que ese impresionante e
ilustre personaje pasara sobre ellos. Así se anunció la llegada de
un rey, sin cetro y corona, un ser cuya omnipresente figura dejó una
imborrable huella en la mente y en el corazón de los hombres, desde
aquellos días, hasta el final de los tiempos…
DOMINGO DE RAMOS, EN LA ERA DIGITAL
Las
callejuelas de Rincón de Romos, en Aguascalientes conservan sus
polvosos aires provincianos, pero como es Domingo de Ramos las mayorías
están de fiesta. Los niños corren y brincotean entre los charcos que
dejara el atípico torrencial de esta anoche. Y es que llovió tanto
ayer, que hasta se dejó venir una tremenda granizada.
Hoy todo
mundo se despierta en medio de humedades y tosidos. Muy tempranito,
hombre y mujeres maduros y de edad avanzada se encaminan o regresan del
templo llevando vistosos arreglos de palma entre sus manos. La gente es
respetuosa de sus tradiciones, aún cuando la feligresía vive
desconfiada y descontenta ante los múltiples escándalos que protagonizan
los modernos mercaderes del templo.
Luego de la indignación que
se suscitó entre los lugareños en contra de un grupo de seminaristas
acusados de efectuar actos tan bochornosos como embriagarse y mostrar
conductas lascivas, exhibiéndose con desparpajo y perversidad en conocido antro de vicio, las autoridades diocesanas han comenzado a
dictar ciertas medidas de seguridad, para evitar que, en lo sucesivo,
ante cualquier circunstancia en la que algún elemento vinculado a la institución que dignamente representa, se vea involucrado en
situaciones que pongan en duda su reputación o que coloque en condición
de riesgo la vulnerabilidad de los niños o personas desvalidas. Medidas
precautorias que para muchos son insuficientes y dudosas soluciones a
medias… ¿Qué será bueno hacer?
-- Instalar dispositivos con haces infrarrojos para cuidar las conductas lascivas dentro de los confesionarios.
-- Cámaras de seguridad, en circuito cerrado, monitoreados desde la Santa Sede.
-- Antidoping para todos los ministros de culto.
-- Establecer las confesiones por correo electrónico y practicar la oración colectiva a través de las redes sociales.
-- Transparentar
la información en todos los espacios de gestión religiosa, antes de que
algún cable del temible wikileaks, se filtre en la WEB, y haga temblar
al ala conservadora que dirige Joseph Ratzinger, Alias Benedicto XVI.
.
En
fin, ya hablaremos de este tema en otra ocasión, porque debo decir que
con ese problema de la piratería, en tiempos de la globalización, ya se
están vendiendo artículos religiosos, “made in China”, estampitas de San
Judas Tadeo, réplicas de la tilma de Juan Diego, la Rosa de Guadalupe y
hasta estatuillas de la Santa muerte maquilados en Korea o en
Singapur… ¡¡vooooy, a lo mejor hasta los ramos de palma de este domingo
de ramos están siendo importados desde el sudeste asiático!!
DOMINGO DE RAMOS, RINCON DE ROMOS, ¡MEXICO SIEMPRE FIEL!
En
mi reciente visita a la pintoresca población de Rincón de Romos, Ags.,
pude apreciar en vivo y en directo, los invaluables beneficios del
avance tecnológico en este domingo especial, Domingo de Ramos y de
recordación: la abuela de mi amigo Isaías ya pudo ver la misa por
Televisión, con el inconveniente de no poder saludar de mano a sus
seniles amistades, verse privada de tomar la comunión, así como
entregar sus diezmos y primicias a la Iglesia de Dios. No tardan en
promover esas contribuciones a través de una red automática, enviando
su dinero electrónico, a nombre del episcopado mexicano, deducibles de
impuesto.
Bueno, pues de este tamaño se quedan mis comentarios, ya que la abuelita de mi amigo algo está pidiendo a gritos:
-- Lucién, David, hijitos, ándenle, apúrense que ya me urge la palma
bendita, córranle para el curato y me compran el ramo más bonito, al fin
que ya lo bendije aquí en la tele, carraspeó con gran aplomo la
octogenaria viejecita…
DOMINGO DE RAMOS, DEL FERVOR RELIGIOSO AL FETICHISMO
Hoy
fue Domingo de Ramos… La gente iba y venía de los templos como un
descomunal ejército de hormigas que se cruzaban con sus ramitos de palma
en las manos. De un hecho significativo que ocurrió en la antigua
Jerusalem, se ha instituido la compra-venta de artículos religiosos,
como estas palmas que en algunos lugares llegaron a costar hasta
trescientos pesos, sujetas a las salvajes leyes de la oferta y la
demanda. Con tanto fervor mi vecina Amparo madrugó para adquirir su
verdoso ramillete, bellamente tejido, aunque considerablemente
costoso.
Qué cosas sucedieron hace casi dos mil años y qué esta
pasando ahora. Hace rato vi que unos chachareros tiraron un gran
bonche de bonitos arreglos al contenedor de la basura… Los aldeanos
judíos levantaban con amor sus palmas y las tendían cual alfombra para
que el Mesías pasara, montado en un pequeños asno, sobre de ella.
Ahora la gente se lleva ese ramito y lo usa como un objeto de
“protección” con tintes esotéricos y fetichistas.
Mi madrecita
cortaba pequeños trozos de esa palma bendita, para confeccionar
diminutas crucecitas que luego clavaba en los muros interiores y
exteriores de la casa, para espantar las vibras de los malos
espíritus. Yo le perdí la fe a ese tipo de atavismos religiosos, desde
que ví la forma en que mi madre se postraba de rodillas, clamando al
cielo, para que un furibundo tornado se contuviera y quedara a salvo
nuestra pobre vivienda… Entre las resoluciones de mi pubertad decidí que
nunca más adoraría símbolo religioso alguno, sobre todo cuando ví que
los techos de mi casa eran desprendidos con violencia por las violentas
fuerzas de la naturaleza.
Desde mi mentalidad crítica y
racionalista, me provoca indignación mirar a la gente que avanza hacia el
altar, desplazándose dolorosamente sobre sus rodillas, horror al ver
como algunos fanáticos azotan sus espaldas hasta sangrar, flagelando su
cuerpo con asperas cuerdas de henequén. Y el caso de aquellos que
exponen a sus familiares a la burla o el escarnio público, obligándolos a
vestirse como santos o a mendigar de casa en casa, recolectando equis
cantidad de dinero, dizque para alcanzar a "pagar una manda”… muchas de
las veces eso se traduce en un escandaloso fraude, que nadie denuncia y
nadie se atreve a castigar; casos de tortura, casos delictivos que jamás
se sancionan por una permisividad tan terrible que se impone en nombre
de la libertad religiosa.
En un país donde la gente todavía cree
en los milagros, se antoja perezoso el intento de brindar educación
religiosa a un pueblo que confunde el fanatismo con la fe, el paganismo
religioso con el ascetismo espiritual, el amor al prójimo con la
propagación de conductas perniciosas como el compadrazgo, el
apadrinamiento y los matrimonios por conveniencia. Necesitarías un 24
de cervezas para hablar con tus vecinos o parientes acerca del
simbólico mensaje que Jesús de Nazareth envió a los Imperialistas
romanos, a los ineptos gobernantes y a los mercaderes del templo.
Ha
pasado otro Domingo de Ramos, recordando los momentos gloriosos del
arribo del Rey. Ya hemos cumplido, comprando y mandando consagrar con
agua bendita ese verdoso ramo de palma, que se irá decolorando hasta ser
botado a la basura. Todo seguirá su cauce habitual, gozaremos de unas
vacaciones, los que afortunadamente gozamos de esa prestación y los que
no, que aguanten vara, ya que en el viacrucis de este año, los más
jodidos sufrirán nuevas laceraciones de parte de este gobierno de la
extrema derecha.
Los que tengan oídos que oigan y los que tengan
unos gramos extras de cerebro que entiendan, para encontrar a Dios no
se necesita andar gritando. Aprendamos de ese hombre de paz, cuyos
únicos momentos de ira fue cuando rechazo al mismísimo demonio y cuando
desalojó con violencia a los mercaderes del templo. Y todo eso
sucedió en Domingo.
Domingo de Ramos. Que Dios me libre de los
narcosatánicos, darketos o esquizotímicos adoradores de la santa muerte;
ante esos brotes de pluralidad pagano-religiosa, deseo encontrar
conscientemente un encuentro contigo, Oh, soberano Dios de mis
antepasados y de mi entendimiento.
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