Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
Hace algunas
semanas en mi perfil de Facebook, escribí un comentario, ciertamente pesimista
y afligido donde decía que no me preocupaba el primero de julio, que lo que me
quitaba el sueño era el 2 de julio luego de que ya se tuvieran avanzados
indicios y números estadísticos de lo acontecido en el proceso electoral del domingo.
A los días en
otro comentario expresé que ojala el ganador de la contienda lo consiguiera con
amplio margen de votación, que no diera pie a la duda y a la posibilidad de que
los contendientes pudieran externar la posibilidad de un fraude, que habiendo
millones de votos de por medio, lo mejor sería para el perdedor, quien quiera
que fuera, quedarse calladito para verse más bonito como dicen los muchachos de
hoy.
En la parte que
no me equivoqué fue en la no preocupación de lo que pudiera pasar el primero de
julio, estaba convencido de que el pueblo de México cumpliría cabalmente con la
parte que le correspondía hacer, todavía el pasado jueves por la mañana, en mi
comentario en este espacio radial, expresé mi convicción de que los mexicanos
son grandes, porque grande es su corazón. Nunca el pueblo de México ha
decepcionado a la hora buena, recuerdo haber dicho, siempre está ahí haciendo
lo que le toca; el primero de julio, una vez más acudirá a las urnas, poniendo
ejemplo de civilidad a los cuatro aspirantes, y eso se cumplió, porque los
primeros números del IFE nos dicen que votó el 62% del padrón electoral, lo que
significa que más de 49 millones de compatriotas se acercaron a votar a las
urnas y manifestar sus preferencias.
Sí, reconozco
que me equivoqué y me preocupé de más por lo que se venía y hoy, ya dos de
julio, veo que hubo civilidad, que afortunadamente el ganador tuvo amplio
margen sobre su más cercano contendiente, que dos de los tres derrotados se
manifestaron con el clásico eufemismo “no me favorecieron los votos”,
coadyuvando a la paz que se dio el domingo, y un tercero, el más reticente de
todos, dejó abierta una puertecita, como diciendo ya un poco resignado, que a
esto “todavía se le mueve una patita”, pero con un discurso, un tono en su voz
y un volumen muy diferente al del 2006. Lo que indica que dará, como se dice,
su brazo a torcer, y reconocerá, tarde o temprano, el triunfo del abanderado
del PRI Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, lo
más importante, es que hoy dos de julio se nota un México diferente. Siempre se
ha hablado de la falta de madurez de los electores mexicanos, que nos dejamos
manipular y que carecemos aún de los elementos para decidir correctamente a
quienes habrán de gobernarnos, creo que ahora las cosas han cambiado. Es un poco
lo que sucedía con la selección nacional de fútbol, aquellos “ratones verdes”
que tanto menospreciamos han quedado atrás, ahora el futbolista mexicano se
habla al tú por tú con sus contrincantes, no le hace si es España, Brasil o
Alemania, son entrones y se pegan de pechazos con quien les haga frente, y
hasta no nos hacen mella las derrotas y aún caídos tenemos otros sabor de boca.
Dijera el poeta, verso a verso, golpe a golpe.
Los cuatro
candidatos se las vieron duras en una sociedad más informada, una población que
hace y goza de la libertad de expresión un
medio para allegarse elementos para construir un juicio de valor. Vimos
una familia mexicana más participativa y no me refiero a esos que andan
buscando un puesto laboral y se meten a lo que ellos llaman “la política” para
ver que hueso agarran, no, lo que digo es que ahora la gente hace comentarios
con más sustancia, con mayor profundidad y no el simple chisme, sabroso pero
inútil o, lo peor, venal, y si en cambio el pueblo ha comenzado a proponer y a
darse cuenta del valor de su sufragio, mismo que no puede cambiarse por una
despensa o una gorra. No digo que todo eso desapareció de ayer a hoy, aún hay
millones de mexicanos en situación de pobreza que efectivamente entregan y lo
hicieron, su credencial de elector, por 200 pesos. Que existen y seguirán
sobreviviendo en la podredumbre del entorno grillesco que no ha dejado de
existir, ya los medios han hecho mención de muchas irregularidades aquí en
Nayarit y en el resto del país, incluido Acaponeta. Así como hay aves que
cruzan el pantano y no manchan su plumaje, hay aves que cruzan el pantano y
manchan el pantano, pero el pueblo hoy los reconoce, los señala y los repudia.
Hoy, me queda
claro que, como el ave fénix, de sus abatidas cenizas, resurgió una juventud
vigorosa, propositiva, rebelde como son los jóvenes, pero más respetuosa, sin
miedo porque hoy nuestro país no es el de 1968, ni gobierna Gustavo Díaz Ordaz
de triste memoria, una chavalada con
amplia capacidad de expresión. La juventud de México fue una grata sorpresa en
este ejercicio electoral del 2012 y puso en jaque a los cuatro candidatos
cuando fue necesario y nos demostró que va a tomar su oportunidad, su derecho y
hacerlo valer. Qué bueno.
Lo mismo
podemos decir de las redes sociales, indispensables en este mundo de la
sociedad informacional y una de las herramientas de libertad más apreciadas por
todos. Hoy las redes sociales crecieron, maduraron y se graduaron en el entorno
de la libertad que todos pedimos a los candidatos.
Ojala ahora el
triunfador esté a la altura de la demostración que ayer dio el pueblo de
México, pues salvo los incidentes menores que siempre existen, hubo paz,
alegría en las filas que se hicieron en las casillas, voluntad, libertad y
ganas de creer que sí podemos construir todos un país donde vivir mejor. Creo
que uno de los valores que hoy tenemos, luego de estos tres meses de campañas,
es que a los gobernantes, llámese ejecutivo federal, legisladores, gobernadores
o presidentes municipales, secretarios de estado o cualquier otro nivel en el
aparato gubernamental, les va costar mucho trabajo ejercer la descomposición de
los gobiernos o hacer de la corrupción un atributo del poder. Durante muchas
décadas nos menospreciaron, nos dijeron que el pueblo era incapaz, agachón y
hasta tonto, nosotros mismos como pueblo nos repulsamos y tuvimos la autoestima
baja.
En los Estados Unidos de Norteamérica, en la NASA más precisamente, hay
un poster de una abeja, el cual dice así: "Aerodinámicamente, el cuerpo de
una abeja no está hecho para volar... lo bueno es que la abeja no lo
sabe". Seamos como la abeja, con la diferencia de que ahora sí sabemos que
podemos volar.
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