Por: Juan José Rodríguez Tejeda
Cuando el jilguero no
puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino.
Cuando de nada nos sirve rezar;
Caminante no hay camino, se hace camino al andar.
Antonio Machado
Se
acerca la navidad, el mundo se torna amoroso. Quiero aprovechar mis vacaciones
para crear arte, pero me pongo frente al lienzo que recargo en el caballete y comienzo a embadurnar pintura sin tener
nada claro de lo que pienso hacer, dejo
la paleta y los pinceles, recorro con la vista mi entorno y no encuentro
iluminación para alguna idea. Dejo mis materiales ahí en espera de ver a qué
horas a la ausente inspiración se le
ocurre volver. Me quiero poner a escribir
y aquí sentado frente a mi lap comienzo a teclear ideas sin saber hacia
a donde voy. Es por demás querer hacer algo cuando no se tiene motivación para
hacerlo. Es como querer obligar a que te quiera quien no quiere quererte,
jajaja esto se me vino a la mente porque recién leí en el periódico la jornada que;
“Campeche, Camp. En el 251 aniversario del asesinato del líder indígena
maya Jacinto Canek, decenas de integrantes del Frente Campesino Independiente
Emiliano Zapata (Frecies), derribaron el busto a Juan Camilo Mouriuño Terrazo,
fallecido ex secretario de Gobernación en el gobierno de Felipe Calderón, y
arrojaron su "cabeza" en las puertas del Ayuntamiento como medida de
protesta por el abandono en que se encuentran las comunidades indígenas de la
entidad…”
Que
ciegos se han vuelto los políticos y su fauna, perdón, su equipo de
acompañamiento o dizque de asesores: Han perdido la sensibilidad; periodistas
que compran un doctorado “honoris causa”
en una Universidad igualmente inmunda, otro político que ante su legítimo dolor
por la trágica pérdida de su hijo, clama
piedad a una sociedad ya indolente por tantas muertes sufridas, empresarios
voraces que no se dan cuenta que su misma ambición los puede perder,
inversionistas deshumanizados que corrompen a funcionarios de instituciones, que así, como el uróbolo (serpiente que se devora a si misma) se van desgastando; inversionistas y
ministros. Se van consumiendo debido a la falta de credibilidad. Como aquel
presidente, de recuerdos no gratos, que quiso imponer cínicamente, como un
héroe al Secretario de Gobernación quien muriera en trágico accidente aéreo y
cuyo merito era, únicamente, ser amigo del presidente (¡vaya cosa, tan
afrentosa!).
Sí,
también en estos medios políticos que mucho tiene que ver con relaciones
humanas se requiere la presencia de estas hijas de Zeus y Mnemósine pues ellas
(las musas) acompañaban a los reyes para darle las palabras más atinadas para
gobernar (y no anduvieran pregonando aquí y allá el “haiga sido como haiga
sido”) inspirándoles sabiduría para que no la anduviesen regando por doquier,
otorgándoles la virtud de la justicia y la clemencia, con la que se ganaban el
amor de sus súbditos.
¿Dónde
está Caliope la de la bella voz, la musa de la elocuencia y la verdad, la de la
poesía épica, la de las grandes hazañas?
¿Dónde
Clío, la que ofrece la gloria si recordamos la historia?
Erato,
la amorosa, ¿desapareció junto con el candidato de la república amorosa?
Y
¿Dónde andarán; Talía, Terpsicore, Polimnia, Melpómene y Euterpe?
A veces creo
que se fueron de putas, pero espero que, después de haber satisfecho esa
curiosidad, regresen de nuevo a cumplir sus funciones tan necesarias en la
convivencia armónica de la humanidad, para que los gobernantes no se crean los
todopoderosos y los gobernados puedan
creer en sus funcionarios. ¡Oremos pa’que así sea!
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