Por:
José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
DE
CHILE: Hace unos días, la Casa Blanca señaló en un documento
oficial que los cárteles de las drogas tienen una “intolerable alianza” con el gobierno de México que pone en peligro
la seguridad nacional de Estados Unidos. Estas declaraciones que seguramente
salieron de los aborrecibles belfos del rucio donald trump (siempre con
minúsculas), prendió la mecha entre los miembros de su gabinete y lacayos como
el mamón y neonazi Elon Musk, el vicepresidente
Vance; el director del Consejo Nacional de Seguridad, Mike Waltz; el secretario
de la Defensa, Pete Hegseth, así como el secretario del Interior, Doug Burgum,
ya que todos hicieron comentarios al respecto de ese delicado tema y hasta casi
animaron al pelos de elote, a invadir a la nación del nopal y la tuna.
Esta declaración, por supuesto enojó sobremanera a la presidenta Claudia Sheinbaum, quien con balbuceos y traspiés salió con el ya agotado tema de Calderón, García Luna, y la muy manida salida de reclamar lo que sucedió con el supuesto secuestro del Mayo Zambada, o sea, nerviosismo y pavor, porque en el centro de esta acusación está nada menos y nada más que su mentor el dueño del tercer imperio de la nación, su ilustrísima excelencia Don Andrés Manuel I, emperador de Macuspana y anexos.
Si grazna como
ganso, camina como ganso y se comporta como ganso, entonces, seguramente es un
ganso… ¡Me canso ganso! Después de la
ridícula y demagógica expresión, que la 4T convirtió en estrategia: “abrazos no balazos”, que sirvió para
proteger al crimen organizado y permitir que se apropiara de un tercio del
territorio nacional, lo que generó que algunos periodistas e investigadores
llegaran a la conclusión de AMLO, recibió, por lo menos en 2006, dinero para su
campaña electoral, que no le bastó para llevarlo al triunfo. Hasta un testigo
protegido de la DEA —otra institución, esta gringa, de muy mala reputación—
había declarado que entregó dos millones de dólares a la campaña presidencial
de López Obrador, por órdenes de aquel nefasto personaje apodado La Barbie, en su momento cabecilla del
Cártel de Sinaloa.
Trascendió, en su momento, que Mauricio Soto, un reconocido operador político del obradorato declaró ante las autoridades de Estados Unidos que él, personalmente entregó dos millones de dólares a “Nico”, aquel Nicolás Mollinedo, “momegacho” (mozo, mensajero, gato y chofer) y hombre de todas las confianzas de Líopez Hablador.
Por supuesto,
está aquel saludo, que AMLO hizo en una de sus muchas visitas a Badiraguato, a
la mamá de Joaquín “El Chapo” Guzmán
(el señor Guzmán, para el macuspano) y que tanto ruido hizo; esto fue en 2020,
pero ya antes se presentó el llamado “Culiacanazo”,
en octubre de 2019, cuando López dio la orden de liberar a Ovidio Guzmán, hijo
del Chapo, cuando ya estaba en poder del Ejército, erigiéndose, además, como
salvador de vidas y se acomodó la camiseta de “Chupermán”.
Sin duda, hay muchas plumas de
ganso sueltas que visten de cuerpo completo al que muchos llamaban “narcopresidente”: las decenas de
operadores electorales de la oposición que fueron secuestrados en la elección
de 2021, o que fueron llevados a casas de seguridad y soltados hasta después de
que cerraron casillas; los rumores que se publicaron en el New York Times, que
hablan de un líder de los zetas que
pagó cuatro millones de dólares a dos aliados de AMLO para poder salir de
prisión; otra fuente dijo que el narco tenía en su poder videos de los hijos
del Presidente recibiendo dinero del crimen organizado y ya ven que, los nenes
consentidos, son voraces cuando aparecen billetes en la escena.
Seis veces fue AMLO a Badiraguato, hubo capitales de muchos estados que tuvieron ese privilegio. Fue claro, que el “abrazos no balazos” que dejaron 200 mil asesinatos y 50 mil desaparecidos; “yo tengo otros datos”, “no hay violencia en el país, solo muertos”, “todo está bien en el país, el pueblo está feliz, feliz, feliz”, “los voy a acusar con su mamá” y mil sutilezas de esas, nos hacen pensar si en verdad Líopez Hablador no fue el “narcopresidente” que muchos lo señalaron.
DE
DULCE: En
este mes su servidor cumple años, si acaso quisiera festejarme con un gran
sarao, lógicamente invitaré a quien a mí me dé la gana, amigos, familiares,
vecinos, borrachos o abstemios, yo sabré porque es una fiesta “particular o
privada”. Si el jolgorio resulta un éxito, o por el contrario termina a
sillazos en el lomo de los invitados, la responsabilidad será mía. Por ello,
resulta inadmisible, que en una conmemoración de estado, en una actividad de
tamaño nacional, auténticamente institucional, ahora sí, en un evento del
pueblo, pero entendido como pueblo, usted y yo amigo que hace el favor de
leerme, el vecino y aquel que va pasando por la banqueta de enfrente, al que le
va al América, pero también los fanáticos de las gloriosas Chivas del
Guadalajara, es decir, no el concepto de pueblo que tiene Sheinbaum y los de la
transformación de cuarta, que son los que votaron por ella o piensan igual que
ella y aceptan todo lo que ella decide o le ordenan desde Palenque, es
inadmisible, decía, que Claudia haya hecho suyo esa importante solemnidad.
La presidenta, en la celebración del 108 aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917; en su discurso hizo algo inaudito: nos pidió “unidad” a todos los mexicanos, en el marco de su odio al poder judicial, al cual quieren hacer pedazos o más bien dicho apropiarse de él, para acumular aún más poder del que ya le armó el “mejor presidente que hemos tenido” (el mejor para el narco, así lo entiendo), una “unidad” que deja fuera a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y principalmente a “su villana favorita”, Norma Lucía Piña Hernández, una mujer, y aquí uno piensa “¿no que llegamos todas?” Todo, por supuesto, en el terrible marco de una crisis nacional, de una amenaza real por la espeluznante presencia de ese engendro de pelos güeros que se llama donald trump (siempre con minúsculas).
Para Sheinbaum, su concepto de
“unidad”, solo incluye a los que
votaron por ella, los demás, quedamos fuera. Si usted, amigo lector, es
disidente al pensamiento de la 4T, no queda dentro de esa “unidad” que nos pide la nueva dueña de palacio nacional. Ahí, solo
caben los guindas, el resto, los 40 y tantos millones que no votamos por el “proyecto” de la fallida cuarta
transformación, no conformamos parte de esa “unidad”. En México, no hay diversidad, AMLO y ahora su títere, solo
quieren uniformidad. Por ello, Claudia invitó a “su fiesta”, solo a sus allegados, a sus aduladores, a los lacayos
que todo le aplauden y que, como fue antes en el PRI o del PAN, se acomodan a
la sombra del poder, como las tres indignas “ministras” Lenia Batres, Loretta
Ortiz y la pasante de derecho y pirata Yasmín Esquivel, sirvientas de ese otro
despreciable ser que es Arturo Zaldívar.
Como mexicano, que no razono igual que los lacayunos chairos que dan sustento y basamento a la transformación de cuarta, que no alcanzo todavía a concebir lo que le sucede a mi patria, me siento excluido de la celebración de Claudia Sheinbaum, que, por supuesto, no fue un acto institucional, de celebración unánime y orgullo patrio, o de UNIDAD, como pregonó ella, fue simple y llanamente “el cumple de Claudita”, autoritario y muy al estilo de Chávez o Maduro en Venezuela, del Stalin soviético, del Castro cubano o del Mao chino, a mí, que no acepto a la 4T ni a su cabecilla Líopez Hablador, simplemente me corrieron a patadas de la “celebración” de la destrozada “Constitución” del obradorato. Bien dice el diputado Germán Martínez, “la presidenta con “A” pasa a ser la emperatriz con “Z”.
DE MANTECA: En realidad no importa si son del PRI, del PAN o de Morena y sus rémoras parasitarias, incluso hasta políticos que se llaman “independientes”, en general o en la enorme mayoría, son personas que, antes los ojos del pueblo, ese que tanto defienden y mencionan en sus falsos discursos, pasan a ser basura de la más apestosa y desdeñable porqueriza. Por supuesto, no se puede generalizar, pero la clase política nacional es tremendamente perniciosa, compuesta por elementos de la peor calaña, ambiciosos, ladrones, incultos, ignaros, prepotentes, mentirosos y delincuentes.
Hoy a esa caterva de malditos, hay que sumar el nombre del supersimpático Cuauhtémoc Blanco, destructor gobernador del pobre estado de Morelos, nefasto ser humano, engreído y mamón, acusado de violación por su propia hermana, el cual es defendido a capa y espada por su sucesora Margarita González, obviamente de Morena, el partido de un hombre quien durante años exigió honorabilidad a los políticos, sacar del país a la corrupción, a la injusticia y a la impunidad, y que resultó todo lo contrario. Blanco, como Salgado Macedonio en Guerrero, o Rutilio Escandón, hoy premiado con un consulado en Miami, incluso ese asno veracruzano Cuitláhuac García, también reconocido como jefazo de Cenegas, son parte de ese conglomerado que siempre ha existido en México, pero que hoy salieron refinados y además protegidos. En nada se diferencian estos tipejos con los del pasado como Gonzalo N. Santos, aquel que tenía aterrorizado al pueblo con sus tres “hierros” (encierro, destierro o entierro); Arturo “el negro” Durazo, Rubén Figueroa, cacique guerrense y hasta el tabasqueño —pobre Tabasco— Tomás Garrido Canabal. Todos ellos faltos de escrúpulos, ética y humanidad. ¡Vamos pa´tras! ¡Amigos, solo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es, invisible para los ojos, salud para todos!
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