Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
Luego de los brutales asesinatos de un policía y un abogado, ambos muy jóvenes y de Acaponeta, víctimas del mal de nuestros tiempos: el crimen organizado, los cuales llenaron de temor --rayando en el pánico-- a los azorados habitantes del lugar donde el frijol se enreda a la caña; de un sinnúmero de rumores que corren en la calle agravando el desasosiego general y que hablan de nuevos "levantones", secuestros, desaparecidos, operativos de la AFI, detenciones de personas conocidas y un montón de chismes más; del marco de inseguridad nacional que rodea todos estos malhadados hechos; ante todo eso que no deja bien parada la tranquilidad de una población antaño pacifica y bucólica, nos llegó de sopetón la noticia de una terrible batalla entre fuerzas del mal --por llamarlas de algún modo-- y policías federales que llevaban al maldito y recontra maldito penal de alta seguridad de "El Rincón" en la ciudad de Tepic a un reo acusado de delitos federales.
Los hechos, que dejaron espantoso saldo rojo de 8 personas muertas, todas ellas de las fuerzas del "orden" (¿cuál pues?): cuatro policías federales, dos AFI's; y dos custodios del penal de Tepic. Entre los fallecidos se encuentran dos mujeres, además de 15 heridos. Las noticias que como reguero de pólvora llegaron a nuestra asustada Acaponeta, indican que se trasladaba a un tal Gerónimo Gámez García, presunto operador financiero y primo de los hermanos Beltrán Leyva (ya estos nombres se nos confunden y difuminan en la mente produciendo migraña), a ese castigo (¿por qué será?) que nos mandó el gobierno federal: la cárcel de alta seguridad de El Rincón, tan segura que los que estaban dentro no sufrieron ningún rasguño, contrario a la pobre ciudadanía que tuvo que meterse debajo de los autos, de las piedras o en las alcantarillas para salvar la vida y evitar una bala perdida. Ahora, nos mandan la basura de allá, para acá, misma que llega llena de moscas (amigos, familiares, socios, guardaespaldas y compadres de los capos encerrados), para desgracia de todos los nayaritas que elevan la más alta protesta ante la desgracia que se nos vino encima.
Total que Nayarit se llenó de miedo, desconfianza, turbación e impotencia, además de policías federales y militares que invaden los espacios de una ciudadanía maniatada e incapaz de hacer algo y menos aún, romper el cerco que se ejerció en la capital. Tenemos miedo de denunciar, de escribir abiertamente sobre el tema, de hablar de más en los cafés o en los centros botaneros; desconfiamos hasta de nuestra propia sombra, por ser de color negro. No sea que nos pase lo que al arzobispo de Durango que se metió en camisa de once varas por hablar del paradero de El "Chapo" Guzmán; la autoridad casi le exigió ir por él, en lugar de verdaderamente investigar sobre el particular. Lo bueno es que el prelado está cerca de Dios, ¿pero uno?
Las autoridades piensan que los sicarios aún se hallan en el interior de la ciudad de Tepic, por lo que se implementó un gigantesco y nunca visto en Nayarit, operativo en calles y colonias. Hasta un vistoso avión Boing 727 llegó al aeropuerto "Amado Nervo" con un centenar de uniformados federales prestos a entrar en acción.
Ideas, propuestas, quejas y declaraciones han llenado el entorno y van desde la utilización de las Islas Marías como penal de altísima seguridad, hasta los decires de altos personajes de la política local que, pobre retórica, debemos irnos acostumbrando a la presencia de policías y militares, tal como sucede en otros países. Por supuesto que nunca nos acostumbraremos a eso; que declaración tan desafortunada del Secretario de Gobierno de Ney González, Dr. Roberto Mejía Pérez.Las historias que se cuentan son muchas e increíbles, una de las que me dieron más risa, fue la que dice que en una estética de Acaponeta, mientras le cortaban el cabello a un hombre, entró una dama buscando arreglarse ella también, pero lo hizo hablando mal, desde la misma puerta de la negociación, de los míticos "Zetas". Cuando la cultora de belleza, terminó con el caballero, este le dijo, pistola en mano, que cuánto le cobraba por rapar a la dama que hablaba mal de los mentados zetas. El pánico es tal que ya no puede uno perderse más de 20 minutos, porque los familiares creen que ya nos levantaron los sicarios y que nuestra triste humanidad va a aparecer viendo hacia el sol, en algún desolado paraje de la geografía nayarita.
Total, como dice el conocido dicharacho: "éramos muchos y parió la abuela", teníamos mucho miedo y nos llenaron de balazos. A ver que sigue.
EL (LA) RIVAL MÁS DÉBIL
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Si a los políticos (dentro y fuera de MORENA) le dieran la oportunidad de
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