domingo, 13 de febrero de 2011

UN PAÍS ENTRE LAURA BOZO Y CARMEN ARISTEGUI


Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

Los cuentos más increíbles se tragan los nacidos en el país del nopal y la tuna, en verdad es para no creerse: la escena es magnífica, pues las televisoras Televisa y TV Azteca, destinan muchos miles de pesos para producir estas tonterías que enteritas el televidente habrá de pasarse por el gañote y sin agua. En deslumbrante escenografía, Laura Bozzo, explica a gritos a un zoológico vestido de seres humanos que llenan el foro, que tiene en su manos una caja con las cenizas de un "desgraciado" al cual --eso creemos todos--, ya no le van a pagar por ir a echar mentiras en el programa de la conductora sudamericana. Comenta la mujer que se vio envuelta en líos en Perú, con voz así como de "suspence hollywoodesco": "a veces yo hablo con los muertos", y enseguida coloca la cajita con las cenizas del difunto en uno de los sillones para los invitados. Ante la caja se arrodilla "la señorita Laura" y la regaña o más bien a los supuestos restos del cadáver, y hasta le pide a Javier --que así se llama-- que le explique, cómo pudo haber sido capaz de engañar a su mujer --ahí presente por supuesto-- (no queda claro si el engaño fue en vida o después de muerto, el difunto opta por el silencio) y le reclama acremente, que luego de un matrimonio de más de 20 años, se hubiera unido a una jovencita de 21 años, ahí sentada también, muy modosita junto a la viuda, reclamando que el fallecido la dejó con un hijo en los brazos --aquí el zoológico ruge y en ratos ladra animando a la Bozzo--. Laura, acostumbrada a apantallar a los tontejos, grita y le reclama al muerto, o más bien a sus cenizas, se exalta y manotea; de pronto, esa actitud la deja de lado y con grandes tablas de consumada actriz, retoma la voz pausada dce antes y le dice a los que integran el zoológico sin jaula: "Ustedes han de creer que estoy loca" (Noooo Laura, cómo crees, solo descerebrada, eso pienso yo) y pregunta a la rolliza esposa --otra vez alzando la voz-- "piensan que estoy loca porque hablo a las cenizas de Javier", retoma: "¿cómo saben que son las cenizas de él?" --paneo al zoológico que abre tamaños ojotes--, "porque esas me las entregó su chalán después de que el carro explotara en el barranco", dice la infeliz viuda toda compungida dándonos a conocer el fatal destino de su consorte. Se levanta Laura, retadora ella y explica, como queriendo ser compasiva: ¡Discúlpeme, con todo respeto, esas no son las cenizas de Javier!, vuelve a escucharse la voz del zoológico: gruñidos, aullidos y hasta uno que otro que barrita como los elefantes. La abnegada esposa, gordita, mal vestida y ya sin mandil --que seguramente dejó en el camerino-- salta de su asiento y reclama las cenizas de su "pioresnada", ante la mirada y actitud pasmada de la joven amante de 21 años. Laura exclama: ¡yo no me quiero quedar con las cenizas, es más, hasta se las regreso" y entrega la cajita a la viuda que la toma como si fuera el santo grial, ante la envidia de “la otra”. 
Enfundada ahora en su rol de Madre Teresa de Calcuta, la Bozzo, fea como es, pide a sus colaboradores le traigan un médico y anuncia al zoológico que es necesario porque lo que viene es muy fuerte. Se sienta junto a la supuesta viuda y le dice señalando la caja con unos largos dedos que terminan en sendas muy largas uñas: "esas que están ahí no son las cenizas de Javier". Esposa y amante se resisten a creer a lo que les dicen así de golpe y porrazo, ambas alegan que eso no es cierto y, juran que ahí en la cajita, reposa el sueño de los justos, el hombre que las amó, tan cierto como que la niña Paulette, está muerta y no escondida debajo de su cama. Todavía la amante, ya con lágrimas en los ojos, insiste: "sí, hasta el chalán de Javier nos llevó a ver los fierros retorcidos de su camión en el barranco donde cayó". Dice la conductora con aires de satisfacción, ya sentada en medio de la cónyuge y la querida: "las llevaron y les vieron la cara de estúpidas a las dos" (vaya, lo que hay que soportar para comer). De pronto se vuelve a poner de pie y grita al zoológico: ¡por el poder que me da este programa y el que me dan mis investigadores (han de ser los mismos "científicos" que le trabajan a Maussán)..." deja la frase en el aire y se dirige a uno de sus supuestos investigadores al cual interroga: "¿qué bestialidad has hecho fulanito?¡ La semana pasada me hablabas de un muerto en un accidente en la Rumorosa y ahora me das el poder de resucitar a los muertos! Explícame fulano.... El escenario con la gran diversidad zoológica del foro se cae en gritos y desgarraduras de las vestimentas. Laura abre los brazos, como debió haber hecho Jesús hace 2000 años para levantar a Lázaro, se lleva las manos a las sienes y exclama mientras pide que bajen las luces del foro y le pongan música especial, que lo mismo sirve para adornar los programas de Walter Mercado o de aquel inolvidable Dr. Zovek: "¡¡Qué pase el muertoooo!!", todo entre aullidos y cacaraqueos que brotan de la inagotable fuente de aquel tan manejable zoológico. Se vuelven a encender las luces y entre humo y destellos luminosos de colores, entra un tipo, tambaleante, que no sabe uno si efectivamente viene así por haber salido del sepulcro o de la pulquería "El abrevadero de los dinosaurios". Es justo aclarar que al hacer su entrada el muerto, cambió la música metafísica tipo "La Divina Aura" y pusieron aquella maravillosa que dice: ¡No andaba muerto, andaba de parranda! Hasta aquí me pregunto si el muerto no soy yo y ya llegué al infierno, pero no, Laura impide que la esposa se le vaya al cuello, no sabe uno si para hacerle el amor o regresarlo al mundo de las tinieblas, claro, mientras la joven amante cae desmayada y un solícito ayudante de la Bozzo, la saca penosamente en brazos. Toma Laura al muerto por los hombros y lo conduce a un sillón y le pregunta a bocajarro: "¿de modo que tú estás muerto?", a lo que responde el muy sano cadáver: "Mire señorita Laura" (¿por qué le dirán señorita a esta tan correteada mujer? No lo sé), "lo que pasa es que yo perdí la memoria, no sé si soy casado, si realmente me llamo Javier, si trabajaba en un camión, no lo sé, sufro de amnesia" dice el tipo gordito, de bigote recortadito de los años 40 del pasado siglo, moreno, muy parecido al Cuauhtémoc de las estampitas escolares, nomás que sin penacho.  Mientras eso dice, su esposa aprovecha que la amante sigue inconsciente --o eso suponemos porque ha salido de la surrealista escena-- y le pide que se acuerde de ella, tratando de abrazarlo o ahorcarlo, para el caso es lo mismo, ante la resistencia del "difunto" que se niega a resucitar para volver con aquel esperpento de mujer. Bozzo y todos los brutos que estamos al pendiente del desenlace de este drama, pide al recién llegado que cuente su historia y entre la serie de incidentes absurdos que vas enumerando el Cuauhtémoc versión siglo XXI, alega que recuerda --vagamente por supuesto-- que tenía una novia. Laura, entre el griterío del respetable zoológico, señala a la esposa y grita: "¡Esta es..!", pero el muerto se revuele y dice: "¡cómo cree, señorita Laura, ella pudiera ser mi madre!" (No manches infeliz, cómo te atreves, podemos permitirte que te mueras y no te mueras, pero decir que tu esposa, puede ser tu madre, es no tener ídem, porque además te ves más viejo tú !"#$%&/()=¨[*], piensa uno confundido). Mientras eso sucede, la cámara va tras bambalinas y toma a la amante que yace incómodamente recostada en un sillón siendo atendida por un paramédico con el logo de Protección Civil en la espalda --en todo piensan estos desgraciados, piensa uno--. Esa es tu amante le escupe Bozzo al "difunto". Este toma la palabra y nos narra que no supo cómo, pero llegó a la central de abasto, pues, eso sí, recordaba que trabajaba en un lugar donde había mucha gente (agradecido debiera estar por no haber parado en el metro o las aglomeraciones de la Fiesta de la Candelaria en Huajicori). Total que Laura, tan "investigadora" ella, le muestra al muertito un video, donde se le ve en la calle de la mano de una tercera dama a la cual, explica la peruana, hoy orgullosamente "NUESTRA", le dio todo el dinero del camión que Cuauhtémoc o Javier --como guste Usted-- vendió, porque nunca hizo el viaje del fatal accidente. Por si esto fuera poco, una sorpresa más, como si aquello fuera navidad: ¡Qué pase la nueva esposa! grita ante el enojo de la primera esposa que busca cachetear al marido muerto, lo que provoca las amenazas de la conductora que le exige respeto para el público, o sea, el zoológico que no ha dejado de aullar y gritar pullas a tan excelsos actores. Entra la nueva esposa del "calavera" aquel y ya no supe más, pues tanta emoción pude ser dañina para mi hipertensión arterial y apagué la TV.


No me queda la menor duda de que los gobiernos que rigen nuestras vidas, desde el federal, hasta el más paupérrimo gobierno municipal, tienen la insana intención de mantener a la sociedad en la ignorancia. Un pueblo carente de cultura y de información es fácilmente manejable, se mantiene agachado, sumiso, callado y dispuesto a sufrir y soportar la carga de diputados, senadores, gobernadores o presidentes que nos ofenden a diario con sus ocurrencias --que no gobierno--, su apatía y corrupción. 
Por desgracia el pueblo de México, se traga cualquier cuento, desde las historias de Laura Bozzo hasta los discursos de López Obrador, pasando por supuesto por las peroratas de los gobernadores de los Estados y del propio ejecutivo federal que nos pintan un México boyante y con rumbo firme al futuro, aunque en el bolsillo no tengamos para darle de comer a los pipiolos ese día. Y nada o poco reclamamos, por eso el gobierno federal mantiene en su puesto a Elba Esther Gordillo y le vale madres, si el país figura en la OCDE como unos de los peores educados del mundo. Un pueblo inculto permite cualquier desaguisado y abuso gubernamental. Ya lo dijo una vez Nietzsche: "La cultura y el Estado --no nos engañemos sobre esto-- son rivales: el "Estado de cultura" no pasa de ser una idea moderna. Lo uno vive de lo otro, lo uno prospera a costa de lo otro. Todas las épocas grandes de la cultura son épocas de decadencia política; lo que es grande en el sentido de la cultura ha sido apolítico, incluso antipolítico". Por ello el gobierno maneja los conceptos de cultura y educación, para que no crezcan y den a la población, gente pensante y con capacidad para discriminar lo poco bueno que tenemos y lo mucho malo que nos han dejado por décadas.
Es una tristeza ver que la televisión mexicana, esa gigantesca generadora de desperdicios, escupa por la caja idiota "héroes populares" como Laura Bozzo, inexplicablemente basura importada de Perú; Niurka, de fabricación nacional y otra que se les da de intelectual de petatiux, Rocío Sánchez Azuara, quienes ofrecen a una población alienada, cada una un programa que se esfuerza por superar al otro en estupideces cada día más inverosímiles, curiosamente --lo que demuestra "la imaginación y originalidad" de sus productores-- con el mismito formato, de paleros pagados escenificando una situación imposible, que el pueblo habrá de tragarse a causa de su escasa educación y cultura.
Al grito de: ¡¡Qué pase el desgraciadoooo!!, millones de televidentes son distraídos de los problemas y hechos más importantes o trascendentes del país: violencia, inseguridad, corrupción, apatía, negligencia, falta de transparencia, derroche de recursos, crisis económica, mentiras, frivolidades y engaños.
Quizá por eso los directivos de MVS corrieron a Carmen Aristegui, que solo hizo una pregunta, ante un hecho que está en boca de todo el país: el supuesto vicio etílico de Felipe Calderón. Ya ni siquiera importa si el mandatario de este país, es beodo y le gusta empinar el codo, lo grave es que una empresa de comunicación se autocensure, queriendo quedar bien con el presidente, que si supo o no que iban a correr a una de las periodistas más importantes y creíbles de la República Mexicana, privilegia acciones como esta y ve con buenos ojos que caigan cabezas a que se sepa la verdad o le abra los ojos al pueblo. Entre Laura Bozzo y Carmen Aristegui, se debatió México en días pasados, y la imagen que quedó, fue la de la clásica república bananera, pobre e ignara.
Este producto de importación es nocivo para su salud mental.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelentes artículos, no puedo más que externar mis felicitaciones para su autor