LA ISLA DE MEXCALTITÁN, NAYARIT: RAZONES HISTÓRICAS
Y CULTURALES PARA DARLE UNA NUEVA OPORTUNIDAD
Por: Antropólogo Raúl Andrés Méndez Lugo
La Isla de
Mexcaltitán ha sido históricamente un lugar donde se ha forjado una rica
tradición cultural, tanto en el ámbito económico como
en los diversos aspectos de la vida social, desde la época prehispánica hasta
nuestros días.
Mexcaltitán ha sido y sigue siendo ante todo, una comunidad de
pescadores y agricultores, muchos años fue centro de producción, recepción y
distribución de mercancías para todos los pueblos de la región y más allá de
sus fronteras, cabecera territorial desde el siglo XVII cuando se otorgaron los
primeros títulos de propiedad a los nativos de la Isla por parte de las
autoridades virreinales, hasta las resoluciones presidenciales de restitución y
dotación de tierras y aguas en las primeras décadas del siglo XX. Con ello los
mexcaltecos lograron obtener en diversos momentos y de manera oficial la figura
de ejidatarios y cooperativistas pesqueros.
En la segunda mitad del siglo XX, Mexcaltitán fue declarado como
Zona de Monumentos Históricos en 1986 por decreto presidencial. A nivel estatal
se le ha considerado como “Cuna de la Mexicanidad”. Posteriormente y hasta
nuestros días, se ha intentado con el apoyo gubernamental convertir a la Isla
en un destino turístico como un “Pueblo Mágico” de México; sin embargo, no
todas las acciones en ese sentido han sido exitosas, pues ha faltado una mayor
correspondencia entre los intereses y necesidades de la población con las
políticas gubernamentales en materia de desarrollo económico, social, cultural
y turístico.
Cuando se escucha el nombre de Mexcaltitán, los nayaritas, los
mexicanos y muchos habitantes de otros países, sin duda alguna, lo relacionan
con un lugar muy especial y enigmático. Primero, porque una de las teorías
sobre el origen de los mexicas o aztecas, establece que Mexcaltitán pudo ser
uno de los puntos de partida de la peregrinación de estas tribus en 1168,
quienes posteriormente en 1325 fundarían la gran ciudad de Tenochtitlán.
Es por ese motivo, que a Mexcaltitán se le ha impuesto el
sobrenombre de “Cuna de la Mexicanidad”, por formar parte importante del
territorio que abarcaba el Señorío de Aztatlán, vocablo náhuatl que tiene su
correspondencia lingüística con la mítica Aztlán, asentamiento primigenio de
los antiguos mexicanos.
En segundo lugar, Mexcaltitán es un lugar cuya traza e imagen
urbana lo hace inigualable en todo el territorio nacional, generando en sus
habitantes y en todo visitante, una sensación de estar en un espacio
territorial fuera de lo normal. Una isla de 400 metros de largo por 350 de ancho,
con edificios del siglo XIX y XX, techos de teja y calles que se convierten
periódicamente en canales con las crecientes del río San Pedro. También se ha
ganado el título de la “Venecia Mexicana”.
En tercer lugar, Mexcaltitán se distingue por su rica gastronomía
cuya base son los mariscos, como es el paté, las empanadas y las albóndigas de
camarón, el tlaxtihuilli de camarón con atole de maíz con chile, el pescado
frito y el famoso pescado zarandeado, los ostiones en su concha, así como los
ricos camarones empanizados, rancheros, al mojo de ajo y a la cucaracha. Todo
esto y otros antojos más, convierten a Mexcaltitán en un verdadero festín para
el paladar que no encuentra receso hasta quedar el visitante completamente
satisfecho.
Las Fiestas patronales de San Pedro y San Pablo, el 28 y 29 de
junio, representan el gran día de la unidad de los isleños. En estos días, los
habitantes colocan la imagen de San Pedro en una lancha y en otra la imagen de
San Pablo, las adornan y acompañan en su recorrido. Se dice que si gana San
Pedro, la cosecha de camarón será abundante, pero si gana San Pablo la cosecha
será pobre. Al día siguiente se lleva a cabo la bendición de canoas y se oficia
misa en medio de la laguna.
Actualmente y desde hace algunos años, hombres y mujeres se han
dedicado a elaborar artesanías con materiales y productos de la región, como es
el caso de la cestería con maderas fibrosas de mangle, las barcinas de camarón,
muebles rústicos, chinchorros, huitoles y tarrayas, entre otras creaciones del
arte popular isleño.
Por último, no podemos dejar de mencionar que la cultura y el arte
de Mexcaltitán se distingue en toda la región por sus músicos y cantantes,
compositores, bailadores y excelentes conversadores con su florido vocabulario
que alegra e impresiona a propios y extraños, dejando un buen sabor de boca por
ser gente amistosa y de gran hospitalidad.
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