miércoles, 19 de junio de 2024

DE CHILE, DE DULCE Y DE MANTECA

 


Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

DE CHILE: Se dice, es ya una creencia muy arraigada que, Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato del PRI a la presidencia de la república, fue asesinado el 23 de marzo de 1994 por órdenes de Carlos Salinas de Gortari, sin que hasta el momento haya prueba alguna de que así fue. No faltan los que dicen que todo se debió porque Colosio se salió del huacal con aquel “memorable” discurso que dio en el monumento a la revolución unos días antes del magnicidio, exactamente el 6 de marzo, que comenzó con un “Veo un México con hambre y con sed de justicia…


A mi juicio no fue así, esa pieza de oratoria, inspirada en el discurso de Martin Luther King: “I have a dream” —"yo tengo un sueño"—, fue uno más de los tantos que se iban a escuchar en su gira proselitista. No tiene elementos suficientes como para que lo mandaran quitar de en medio. Más aún, estoy seguro que, de haber llegado a la silla del águila, el sonorense habría sido un mandatario más de los muchos del partido revolucionario institucional, inmerso en la corrupción y la presidencia imperial. Pero muerto a balazos, pasó a la categoría de mártir y ahí se insertó con éxito en el imaginario colectivo.


Digo lo anterior, por las condiciones en las que atraviesa Claudia Sheinbaum, que tiene por arriba de su cabeza la presión y todo el poder del emperador Andrés Manuel I de México, que es capaz de lanzar a la presidenta electa mucho al carajo —lugar favorito del macuspano— si equivoca el guion previamente establecido. Nunca los inolvidables Neto y Titino, se salieron de la maleta a Don Carlos.

Lo dije desde el primer día, hay que darle a Claudia el beneficio de la duda, y es que aún, el tabasqueño tiene el poder absoluto y al congreso de su lado como para cambiar la vida del país; ¿no hasta habló innumerables veces de un golpe de estado técnico y barrabasadas de ese tamaño?


Sin embargo, creo que la Sheinbaum, ha dado algunos chispazos de querer la independencia, pues en el caso de la reforma al poder judicial, obsesión enfermiza de AMLO, como que lo paró en seco y propuso una revisión con expertos sobre el tema, aunque a López Obrador le encanta la idea de hacer una consulta popular marca patito donde, por supuesto, arrasaría, con los votos del pueblo sabio y bueno a su favor. Veremos y dejemos eso al Señor Don Cronos.


DE DULCE: En honor a la verdad, todos lo sabemos, la justicia en México es un desastre: se quita la venda de los ojos ante el poderoso y adinerado y es maldita y desigual con el pobre. Sabemos que muchísimos de los jueces son venales y se venden al mejor postor. No es extraño para nadie saber que las cárceles están repletas de gente inocente esperando un juicio justo que nunca llega a tiempo, y por el contrario, afuera de las prisiones hay cientos de ratas, la mayoría de cuello blanco que andan libres e impunes de sus vergonzosos procederes, algunos son gobernadores o diputados o presidentes municipales y no hay purrún.


Siempre se ha dicho que, ante la ley, todos los mexicanos somos iguales, solo que en letras chiquitas dice que hay unos más iguales que otros, y sí, eso merecería ser reformado. Dan ganas de llorar cuando vemos la actuación y “trabajo” de miles de agentes del ministerio público impreparados, prepotentes y deshonestos.

El gran problema no es que AMLO quiera resolver todo lo anterior, incluso lo que ha dicho siempre y que es verdad, los magistrados de la suprema corte de la nación ganan carretadas de dinero en un país donde aún existen 50 millones de pobres, algunos en la total miseria; López Obrador, lo que quiere es quitar de su camino a algo que le estorba para tener el poder completo y omnímodo: el poder judicial.


Ya tiene en la bolsa al poder legislativo y por supuesto al ejecutivo que él representa, ahora ansía hacerse del poder judicial, porque nunca ha entendido que, en México, el ejercicio del poder soberano se divide en tres grandes órganos del estado que conforman el poder legislativo con las cámaras de diputados y senadores; el poder ejecutivo, con el presidente de la república, y el poder judicial con los jueces, magistrados y ministros. Cada órgano con su ámbito de acción, con su propia y característica estructura organizativa y con su conjunto de funciones y responsabilidades, tal como mandatan los artículos 49 y 50 de la Constitución Política de lo Estados Unidos Mexicanos. Pero, AMLO escupe la tarugada aquella de: "no me salgan con que la ley es la ley" y ¡Caput!

 


DE MANTECA: Decía la estimadísima amiga y escritora del Barrio de la CH acaponetense Abigaíl Villalobos Quintero, que en Acaponeta todos somos parientes o lo vamos a ser. Esto que es una verdad de a kilo, me llega a la mente cuando veo que al Ayuntamiento llegan diariamente decenas de personas, principalmente a solicitar algo, algunas piden unas monedas para comer algo, otras medicina, muchas un viaje de grava o arena; un descuento en el OROAPA, un permiso para abrir un comercio, el apoyo para la pintura de la escuela, trabajo de lo que sea, recursos para el campo, el arreglo de un bache en la calle o el foco de determinada lámpara, permisos para construir o destruir, lo cual es muy común y más cuando los que otorgan estos permisos, no saben ni un pito de los conceptos de centro histórico, monumentos históricos, etc.; un permiso para vender bebidas embriagantes, entre otras muchas cosas que incluyen hasta que el primer edil interceda ante determinado profesor para que no repruebe a su vástago o bien mil problemas legales que tienen todas las formas posibles.

El presidente municipal en turno y en este caso Manuel Salcedo que repite, tiene la obligación de atender a estas personas y no necesariamente está obligado a dar el “sí” a todos. Imposible, no se puede. Sin embargo, muchos de los que llegan hasta la casona de la calle Morelos, alegan cercanía con el mandatario municipal, desde ser un vecino de “hace muchos años”, o haberle cambiado los pañales cuando bebé; ser compañero de banca o generación en la escuela o bien pariente lejano en tal o cual grado, porque su tatarabuelita era prima segunda del cuñado del concuño de un tío que ya murió, pero que mucho los quiso. Ser presidente municipal, debe ser, sin duda alguna, una pega, marca diablo, sobre todo en municipios como el nuestro, donde nunca hay dinero o recursos suficientes. Por ello, en muchas ocasiones los ediles para quitarse el compromiso de encima, dicen sí a lo que debieran decir no, por eso —creo yo— hay tantos depósitos de cerveza, permisos de construcción en el centro histórico, puestos ambulantes en prácticamente todas las esquinas, etc.

Por supuesto los que salen con una respuesta positiva lo hacen hablando maravillas del gobernante, los que tienen la mala suerte de un “no”, se convierten en sus más acérrimos enemigos y de inmediato le buscan a la persona, amantes, “detallitos sobre sus preferencias sexuales”, cercanías con el narco, desavenencias con la familia, viejos errores, antiguas rencillas con fulano, venganzas y mil lindezas más que van desde el asesinato, hasta el abandono de hijos y el descuido de la familia.

Sin duda es injusta la vida para un edil municipal, que en el inter debe resolver toda clase de conflictos, como personal basificado que políticamente es molesto, pleitos en comunidades por “quítame estas pajas”, la gestión de recursos que nunca existen o son muy pocos, proyectos al día, litigios entre el propio gabinete que en ocasiones es una olla de cangrejos impidiendo que alguno salga de la cubeta, celos de grillos voraces y depredadores, compromisos políticos o de partido y hasta por la falta de conitos en el garrafón de agua para beber. Yo admiro a los presidentes municipales por eso; se necesita estómago para ciertas cosas que ahí se ven y no todos lo tenemos. Algo sí sé, tan seguro como Sócrates que expresó para la historia: “yo solo sé que no he cenado” o algo así; nunca voy a postularme para presidente municipal, lo juro por el osito Bimbo.

 


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