domingo, 3 de mayo de 2009

EN ACAPONETA NOS REIMOS DE LA INFLUENZA

El gobierno ha decidido proteger, a cualquier costo, la economía de la nación ante la peste de la influenza: aquí una de sus más notables y sesudas acciones.Aquí comenzó todo: este niño mexicano --por sus características físicas: rubio, ojo azul, piel blanquísima-- es el causante de todo el daño que hoy nos trae de cabeza.Peste y temblorAnte la incomodidad del cubrebocas, el ingenio y la estética....para cuando se abran los cines...Alerta máxima: fase 5Como siempre, los caricaturistas mexicanos --los mejores del mundo-- muy acertados.El colmo, recuerdos para el futuro, cuando el terror se convierta en anécdota.Una de las cosas que más nos distingue a los mexicanos es el sentido del humor, practicamente nos reímos de todo y más cuando caemos en desgracia: hacemos mofa de los políticos y comenzamos por bautizarlos con algún remoquete bien colocado. Pascual Ortiz Rubio, por ejemplo, fue llamado por el pueblo "El Nopalito" por baboso e incluso en la calle se lo gritaban, en una de esas, caminando por las calles del centro de la Ciudad de México, acompañado de Aarón Sáenz, a la sazón Jefe del Departamento Central, escuchó que unos pelados le gritaban así justamente: ¡Adios Nopalito!, como su pendejismo era proverbial según narra el genial bardo Renato Leduc, preguntó al Jefe de su Estado Mayor: "Oiga Usted, señor General ¿por qué el pueblo habrá chingado a nuestro buen amigo y colaborador Aarón Sáenz con el sobrenombre ese del "nopalito"? Así prácticamente todos los presidentes han merecido la burla y el escarnio del sufrido pueblo de México, que no ve, más que en el humor, una forma de dejar escapar el estress y la presión de las crisis, la corrupción, la violencia y como hoy el cuento de la influenza. Muy recordados son los casos de Díaz Ordaz, al cual le aplicdaron todos los motes y chistes sobre simios y gorilas, por su parecido físico con algunos macacos; de Luis Echeverría no se diga, el deporte nacional en esa época era hacer un chiste de ese mal presidente; Carlos Salinas y Fox, han sido los personajes preferidos de los caricaturistas. No queda más que reír cuando nos llega una crisis global, un presidente de la República, un terremoto, un huracán, las inundaciones o la influenza porcina. Cuando en 1985 se produjo aquel terrible terremoto que dejó en ruinas buena parte de la Gran Tenochtitlán, aún había gente debajo de los escombros y por la calle ya corrían los chistes del sismo. Hace unos días tembló en la ciudad de México y la ocurrencia fue que la gran metrópoli, le decía a la pesta de la influenza: "Mira como estoy temblando". El mexicano tiene un día que dedica a sus muertos y en cual hace mofa de la señora de negro, a la cual se ñle hacen versos, dibujos ridiculizándola, hasta calaveritas de dulce que nos comemos --con más placer si llevan nuestro nombre--, esta jornada tiene connotaciones de fiesta y pocas veces de dolor. La poesía popular mexicana, así como sus canciones y corridos está llena de referencias burlescas o satíricas hacia la pelona, la calaca, la ciriaca, la parca o la tilica como llamamos de manera coloquial a la muerte. Aquí algunos ejemplos:
Aquí está mi corazón para que lo hagan pedazos, porque me sobra valor de recibir los balazos. • La noche que la mataron Rosita estaba de suerte: de tres tiros que le dieron nomás uno era de muerte. * Viene la muerte luciendo mil llamativos colores; ven, dame un beso, paloma, que ando huérfano de amores. Carlos Fuentes dice: “si la muerte es inevitable, no puede ser mala”, quizá por ello nos reímos de los males que nos atacan, como el malhadado virus de la influenza que se ha llevado ya a algunos desgraciados que tuvieron la mala fortuna de respirar o de plano tragar el bicho llamado porcino. En los diarios, en el internet y en todos lados han aparecido imágenes que intentan hacer reír a una sociedad que en estos momentos de debate entre la desconfianza de su mal gobierno y la posibilidad real de un contagio por el mortal virus. Aquí una muestra de ello y lejos de pensar en la tragedia, mejor esbocemos una sonrisa. "Ay muerte, no te me acerques porque te pego la influenza". Saludos. (Tomado de: PUERTA NORTE: www.acaponeta.com)

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