martes, 24 de julio de 2012

CRÓNICAS DE LA FRONTERA...AVENTURAS DE UN MOJADO



Por: Juan J. Gaspar G. 

Un freno a la inmigración… De la operación guardián, al muro de la vergüenza

--¡Abajo, abajo, atrás de las piedras, escondanseeé!
Entre la espesa negrura de la noche, las siluetas se pierden entre enormes rocas, mientras un ruido ensordecedor rompe ese silencio sepulcral que envuelve en forma enigmática los montes y el escarpado relieve de la zona fronteriza. Encima del escamado grupo de mojados, el mosco sobrevuela la barranca y con sus gigantescas hélices levanta una descomunal tolvanera, lanzando destellantes luces, descubriéndolo todo...

-- Sombra bendita del Señor San Pedro, escóndenos bajo tu manto sagrado…--. Un señor de sesenta y tantos años, con profunda fe cierra sus ojos y pronuncia una oración que todos, paralizados por el miedo, secundamos, con sorprendente y espontáneo sincretismo espiritual y religioso animismo…
Ya desde finales de los años ochenta, la situación se ha puesto grave en esa larguísima franja geográfica que se extiende desde Tijuana a Matamoros. La Oficina de seguridad interna del gobierno norteamericano comenzó a desarrollar la tenebrosa “Operación Guardián”, a partir de la cual se reforzó la vigilancia en la frontera, con sofisticados mecanismos que emplean radares, censores y rastreo satelital y hasta pequeños aeroplanos teledirigidos. A casi veinte años de su implementación, este programa de seguridad y vigilancia, no logró reducir el flujo migratorio, más bien lo desvió hacia lugares más inaccesibles y peligrosos.

¡No nos quieren y,  sin embargo, nos necesitan!

Lo que ahora provoca indignación y rabia son los brotes xenofóbicos  y la comisión de delitos y crímenes por odio racial, alentados por grupos reaccionarios, de marcada inclinación anti-inmigrante; la aplicación de medidas fascistoides como la SB 1070 de Arizona y otras que ya se aplican en diversos estados de la Unión Americana ha provocado un clima de protestas entre la comunidad latinoamericana, que manifiesta su abierto repudio a criminales de la talla del Buitre-Sheriffe Joao Arpaio, acusado ante la corte federal por incalificables atropellos a la integridad humana, en contra siempre de la población latina y específicamente mexicana.
Lo más indignante de todo, es la construcción de esa descomunal e inamovible barda conocida, irremisiblemente, como el “muro de la vergüenza”.  La falta de oportunidades reales de empleo, la intensificación de medidas de control en las fronteras, el acoso antinmigrante y la aplicación del e-verify (sistema de verificación de documentos) ha venido a inhibir de manera significativa el fenómeno de emigración hacia los EEUU…

Yo, ya no puedo más… ¡aquí me quedo!

Los mojados llegamos a ser considerados unos verdaderos héroes (Fox-tepocata-dixit), pero con las fuerte crisis recesiva en los EEUU y al intensificarse la violencia en ambos lados de la franja divisoria, se alentó el furor antinmigrante que incluyó la militarización de la frontera y la intervención de grupos de caza-inmigrantes, que con rifles de mira telescópica enfocaron sus objetivos de muerte hacia los indefensos y atemorizados ilegales…
La migra afiló sus garras, se alentó a la población de las comunidades fronterizas para que denunciaran la presencia de ilegales o presuntos inmigrantes indocumentados. Justo es mencionar la labor altruista y humanitaria desarrollada por grupos como Borders Angels (Ángeles de la Frontera), numerosos grupos religiosos y organismos defensores de los derechos de los inmigrantes. Con todo y esto muchos pollos han decidido quedarse en alguna ciudad o pueblo de la frontera, dejando de lado su pretendida incursión en territorio norteamericano.
De este lado de la línea divisoria, el Gobierno mexicano desplegó un operativo de búsqueda, seguridad y rescate, a través del Grupo Beta, que en varias ciudades fronterizas se dejó infiltrar o corromper por las mafias locales, constituyéndose en serias amenazas a la seguridad de los eventuales aventureros que deseaban pasar la frontera, para alcanzar el  “american dream”  o sueño americano.
Con los brotes de violencia, generados por el Crimen organizado y la presión de grupos ultraconservadores agrupados en el movimiento “Tea Party”, la situación se volvió indescriptiblemente tensa y peligrosa. Todo se agravó cuando a raíz de la psicosis provocada por  los ataques terroristas de Al Qaeda, acaecidos en septiembre 11 de 2001, la Casa Blanca aprobó, como parte del programa frontera segura, la construcción de una barda de concreto y metal, sellando prácticamente un larguísimo tramo de la frontera norte, militarizando la zona y brindando impunidad a grupos armados como el “Minute Man”
 -- Pos, la mera neta yo mejor me rindo. Aquí voy a encontrar un jale y después Dios ya dirá…--   Así  expresan su  impotencia y frustración, esa multitud de inmigrantes que se quedaron atrapados en esa zona, sin dinero, sin trabajo y sin ningún respaldo de familiares o amigos. Se dedican a vagar sin destino, tirados al vicio y al desorden o en el mejor de los casos a alquilarse como cargadores, lavacoches o pepenadores, viviendo en lugares insalubres, como las famosas barracas y malcomiendo en las misiones (lugares de asistencia y caridad patrocinados por grupos religiosos), haciendo largas filas para recoger unos mendrugos, un par de zapatos o un cambio de ropa…
--Pobres, así los puedes ver, mendingando, alcoholizándose y vagando por las calles …-- Así se expresa de esos modernos parias, Macrina Ortiz, una de las religiosas que sirven de comer en la Casa del Migrante María Auxiliadora de Tecate, B.C.

Brincando la cerca que nos separa del gabacho…

--- ¡Córranle cabrones, córranle hasta alcanzar la cerca!
Sintiendo que el hígado y el bofe se deshacen y con el corazón alborotado por tremenda carrera, El Norris nos presiona, para que sin hacer tanto ruido, le imprimamos a nuestros ilegales cuerpos mayor velocidad. A veces pienso que al ritmo que nos lleva este coyote fácilmente romperíamos si no algún record, eso sí, un ligamento, un hueso o un tendón.
Cada que llegamos a alguna cerca, nos volteamos a ver unos con otros, como si estuviéramos viéndonos en un espejo, mirando que de frente todos los pollos son iguales, sin importar el tamaño de las patas. Una de las chicas a cada rato pregunta si ya llegamos a la línea. El Norris, quien no es, para nada caballero o educado, con unos modales de la chingada, pone su carota  y le contesta:  
-- ¡Cómo cré, no mame señito… apenas vamos a la mitad del camino y Ud.  ya quiere estar en Disneylandia, ca..!
La chica esconde su enojo, poniendo cara de niña regañada…   y solamente le dice:
-- ¡Señor, allá en Tecate me dijeron que solo iba a caminar dos horas… no hay que ser!
El Norris, quien ha sido caminador desde que tenía 19 años, no puede ocultar las molestias que le causan tolerar este tipo de jainitas que le hacen explotar de ira, sobre todo ahora que ya empieza a experimentar los inocultables síntomas de la andropausia…
-- Mire, señito… Está bien pendejo ese que le dijo que íbamos a llegar en media hora, o en quince minutos… Y más pendeja si Ud. le hizo caso…  Aquí tienen que jalar pa’ donde yo les diga, calladitos, calladitas, no dejen basura, aprieten el paso, sin  arrastrar las patas y sin estar chingando, ¡sííí?
Nos miramos unos a otros, como diciendo:
--- ¡Así, pos sí… con estos güevotes, no hay más que aventar confetti!
En el grupo, de quince pollos correlones, va un viejano de sesenta y tantos años, muy bueno pa’ caminar, un hombre gordote que, según los chismes que escuchamos era un “deportado de por vida”; también van un chamaco de ocho o nueve años y una mujer embarazada…  El hecho de tener a estos cuatro casos especiales hace que la presión aumente para El Norris, ya que aumenta su responsabilidad, debido a que se les cobra una cantidad más elevada (hasta tres mil quinientos dólares per cápita). Para nosotros, el resto del grupo nos permite descansar un poco más, comidiéndonos a apoyar a los más débiles o que caminan con dificultad y pidiéndole al coyote que le baje de güevos
--- Aguanta, pinche Norris, ¿pos  qué no ves que la señora esta embarazada?
Se trataba de una señora de veintitantos años, con un abultado vientre de cinco o seis meses, en apariencia…  A lo largo del camino tenemos que pararnos, pues  a cada rato, no se queja pero se para y se lleva las manos a su zona ventral, con la frente perlada de sudor, jadeante y con sus ojos a punto de desfallecer…El Norris se da cuenta, pero con tremendas palabrotas nos exige que guardemos silencio:
---Iren, ya estuvo bueno, a la señora yo la vengo cuidando, estoy en todo, ¿okey? ¡Así que se me callan el hocico y ya dejan de estar chingando!

Paso del Norte, ¡qué lejos te vas quedando!

Resulta indescriptible el estado anímico de aquellos hombres o mujeres que algún día tuvimos que dejar nuestro país, dejando atrás la tierra que nos vio nacer.   Cuanta tristeza se anida en nuestros corazones, cuántos recuerdos navegan en la mente y qué pesada carga de preocupaciones y temores, nos empujan para adelante, pero también nos paralizan, sabiendo que no podemos, por ningún  motivo volver la vista atrás y mucho menos regresarnos o retroceder…
Cada uno de los inmigrantes indocumentados tiene un cúmulo de historias que contar… Haber pasado días encerrado en cuartuchos malolientes, prácticamente secuestrados y expuestos a graves riesgos, en manos de bandas de traficantes que, siendo un mal necesario, han llegado a ser infiltradas por elementos del crimen organizado…
Nunca podré olvidar mi estado de angustia, de ansiedad, tristeza y frustración, cuando fallando en un primer o en un segundo intento por cruzar la línea fronteriza, ya no sabía que tan certero era el dicho aquél, “la tercera es la vencida”. Con la ropa algo madreada y los tenis a punto de agujerearse, me gasté los últimos billullos que cargaba. Ya todo me lo había gastado en llamadas telefónicas, en pagar sanitarios, regaderazos y por esa canija costumbre de comer tres veces al día…
Todos trashijados por el hambre, agotábamos los últimos tragos de agua y compartíamos unas rodajas de pan blanco… Así continuamos subiendo empinadas colinas y descendiendo por pedregosas y accidentadas pendientes caminando en fila india y avanzando sobre todo de noche, nomás mirando entre los breñales unos puntitos brillosos, que no sabíamos si eran los ojos de algún zorrillo, coyote, un animal de uña o una pavorosa ¡víbora de  cascabel!
Esa última vez que crucé la frontera, por el lado de Tecate, la caminata se prolongó por casi tres días, debido a las extremadas medidas de vigilancia implementadas por la Border Patrol, esa odiosa y tan temida Migra norteamericana…Los ilegales, al traspasar los límites fronterizos, se exponen a múltiples peligros.Ya no tan solo tienen que librarla al enfrentarse a los rigores naturales, caminando en zonas prácticamente impenetrables y cuidándose del ataque de animales peligrosos. 
Pero no solamente se trata de esos riesgos físicos, del clima, de la naturaleza. Quienes han cruzado recientemente la línea saben muy bien que la inseguridad y la violencia se han incrementado de manera escandalosa. Se sabe que las mujeres, sobre todo las jovencitas se exponen al abuso verbal, psicológico y al ultraje sexual, por parte de sujetos sin escrúpulos que muchas veces forman parte de las mismas bandas de polleros. Además de esto, se han vuelto frecuentes los asaltos con navaja en mano, perpetrados por gavillas de rateros a los que vulgarmente se les conoce con el mote de “bajadores”.
Con la ola de  criminalidad,  que se ha desbocado  en esa franja fronteriza, los cárteles de la droga han hecho acto de presencia, alentando el surgimiento de bandas delictivas,  fuertemente armadas que prácticamente se roban esa carga humana, poniendo bajo confinamiento y llevando  secuestrados a hombres y mujeres, en un país en donde, las autoridades judiciales no reconocen las figuras delictivas del secuestro y extorsión. Infiltradas y dirigidas por grupos de sicarios, las bandas de coyotes no solamente se dedican al tráfico de personas, sino que ahora practican el secuestro, tortura, violación o  asesinato de indocumentados,  además del contrabando de armas y el tráfico de estupefacientes.    
Luego de haber cruzado un desvencijado alambrado y escuchando el ruido de los automotores pasando por el Freeway 8,  El Norris nos dijo, con insoportable sorna:  
--- Ai ta’, Mexican Pipol, ya casi la hicimos…¡Bienvenidos al Gabacho, Paisanos!
Un frío que calaba hasta los huesos se dejó sentir en esa oscura noche.  Era febrero, estábamos pisando suelo yanqui, en los montes de El Cajón, CA.,  allá en esas tierras tan extrañas y lejanas…

(No se pierda los siguientes episodios de las aventuras de un mojado)

1 comentarios:

Anónimo dijo...

El que escribio este articulo es un ignorante.Los mexicanos van hacia los Estados Unidos de America porque no han sabido luchar por sus propios derechos en su propio pais (Mexico) donde son tratados peor que en el vecino pais.Cada pueblo o nacion tiene el gobierno que se merece.