jueves, 27 de septiembre de 2012

HAY NIVELES...DISTANCIAS Y TIEMPOS...NO TIENEN PRECIO

 
Por: Héctor Algarín E.

"La distancia es la piedra que da el toque a los verdaderos afectos"
 
¡Las distancias en las grandes ciudades son bárbaras!...  No solamente se cuantifican por los metros, cuadras o kilómetros sino por el tráfico y por ende el tiempo.
El ir al "super", al cine, al fut, de día de campo o con los compañeros de trabajo; verse con los amigos de la escuela e ir a visitar a un pariente "se la tiene que pensar uno", se programa una salida y se toman en cuenta factores como: horas pico, entre semana, fines de semana, puentes, días festivos,  etc.
Las distancias y los tiempos son fundamentales, reales, de peso, apabullantes.

Vivimos en un fraccionamiento muy bonito... "alejado del bullicio y la falsa sociedad" (dijera un paisano nuestro) en uno de los cuatro municipios conurbanos de la zona metropolitana de Guadalajara, a aproximadamente 30 kilómetros del centro de ella.
Cuando se adquirió esta finca, se vio lo que todo comprador busca encontrar para vivir: áreas verdes, bonitas casas, calles limpias, servicios, seguridad, etc. Lo único que se nos olvidó contemplar fue la orografía del terreno, estamos en una zona dispareja, grandes pendientes caracterizan el terreno (eso si, nunca padeceremos una inundación tipo Acaponeta) aquí se encuentra enclavado el desarrollo que describo. 
Mi hija, estudia en una escuela establecida dentro de este desarrollo habitacional y lógico, conviven y tienen amigos dentro de este.
Solo que las distancias... y las pendientes, están "medio criminales".

Si para ir de nuestro fraccionamiento a cualquier parte de Guadalajara es un trayecto largo... dentro del mismo no se canta mal las rancheras "se las tiene uno que pensar".
Papá... ¿me llevas a la pape?, ¿me das un raid con fulanita?, ¿me llevas a la cancha?, ¿ya es hora de irnos a la escuela? expresiones diarias... 

Cosas paradójicas de la vida...Ir con el Victor Peregrina, una cuadra; pasar por "los Bertranes" otra cuadra; ir a jugar a la casa del Checo Chán casi tres, ir al restaurante "El Corral" cuatro cuadras, cinco a la plaza, a la escuela "Miguel Hidalgo" cuatro, pasar por el Pío (Q.E.P.D.), casi 3 cuadras, al mercado: una cuadra, ¡al cine, lo teníamos enfrente! a una fiesta con el Memo Guerrero siete cuadras, con los Nonáka nueve... Aquí sí, buscábamos que alguien que nos llevara, a la iglesia caminábamos seis largas cuadras, a Maseca cuando íbamos a bañarnos o jugar tenis 10 cuadrotas... toda una travesía en la Ciudad de Las Gardenias; al estadio a jugar fut... siete cuadras, de ida eran rápidas y cortas... ¡y de regreso se alargaban! 
En fin... toda la etapa de la niñez y la adolescencia transitando esas "enormes" distancias, casi a nivel del mar y parejito, salvo cuando íbamos al corral falso. 

Cuando me pongo a pensar en ello, es cuando me doy cuenta lo que hace la publicidad subliminal... esto que comento de mis trayectos en Acaponeta y los comparo con mi vida actual ¡NO tiene precio!.... para todo lo demás: ¡existen las tarjetas de crédito! 

Digo... nomás como comentario.

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