sábado, 23 de diciembre de 2023

DE CHILE, DE DULCE Y DE MANTECA

 


Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

DE CHILE: Muchas veces, me he propuesto a mí mismo a no cuestionar ya más o hacer crítica de las acciones, o de lo que no hace Andrés Manuel López Obrador. Muchos amigos me han dicho que le pare e intento hacerles caso, y justo cuando me decido a no escribir más sobre el presidente… ¡Zas! Vuelve a abrir la bocaza en alguna santa mañanera, y eso que trato de no ver más estas insoportables sesiones de autoelogios, mentiras, ataques a Calderón, mentiras, culpar a otros por lo que hace mal, mentiras, insultar a los que no piensan como él, mentiras, y oír toda clase de adjetivos a los que él considera sus “adversarios” (eufemismo para no llamarles enemigos y que son muchos). 


Me cuesta pensar que alguien le crea al presidente en sus desquiciantes peroratas, pero sí, son millones —el pueblo sabio y bueno— que se tragan sin siquiera masticar un poco, lo que el hueytlatoani macuspano, les pone en los belfos. Tengo amigos, con carreras universitarias, académicos de renombre, gente que lee, seres pensantes que ni chistan cuando AMLO suelta delirantes sueños como ese de la “farmaciototota” que tendrá todos los medicamentos del mundo, o bien que no se indignan cuando oyen al dueño de palacio nacional criminalizar a jóvenes cobardemente asesinados, o que no se detienen a pensar que el presidente está mal cuando alega, como si de veras fuera cierto, que ya no hay masacres en México. 

A estos amigos, no se les despeina un cabello cuando escuchan la arrastrada que le propinó una reportera de Sonora en su propia mañanera, haciendo el mandatario nacional el más monumental de los ridículos. Algo de brujería deben tener las palabras de López Obrador, que como serpiente cobra, hechiza con la mirada a su presa --en este caso el sufrido pueblo mexicano-- y se la traga.

Siempre me ha sorprendido que su esposa Doña Beatriz Gutiérrez Müeller, historiadora ella, nada le diga o lo corrija cuando a su “pioresnada” le da por dárselas de cronista y suelta al aire soberanas burradas como exigir a los españoles a que nos pidan perdón. De los miembros de su gabinete o de sus invisibles asesores, o acaso algún atrevido miembro de Morena, quizá de un diputado federal o senador de su partido, no puedo esperar nada…todos tienen la orden de su “creador” de cerrar el pico y hacer la vista gorda ante el derrumbe de país.


Sepan, los que me cuestionan al respecto, que no es mi intención atacar por atacar al Rey de Tabasco, que soy el primero en rogar al universo que ilumine el cacumen de mi presidentito con ínfulas de emperador, ya que, yéndole bien a López Obrador, nos irá bien a todos, incluso a mí. Pero…

 


 DE DULCE: ¿Se acuerdan de aquel precepto, por cierto, que fue motivo de una revolución y que decía “sufragio efectivo, no reelección”? Pues hoy, eso ya quedó en el olvido. Por supuesto, esto lo he comentado en muchas ocasiones, no se debe ver al pasado con ojos del 2023 o del siglo XXI, las condiciones fueron otras al igual que las razones. Porfirio Díaz, se aventó “solamente” 30 años en el poder, de 1876 a 1911, con un breve período intermedio entre 1880 y 1884 cuando gobernó su compadre Manuel González Flores —inaugurando con ello el “tapadismo” y el “compadrazgo”. 

Todos los presidentes de la era moderna, de la posrevolucionaria pues, han querido, y en algunos casos intentado, seguir gobernando…AMLO no es la excepción y ha encontrado en Claudia Sheinbaum, manejable y moldeable ella, la forma de continuar en el poder, pero tras los amplios y bromosos cortinajes del palacio nacional.



Nuestros dilectos y muy eficientes legisladores federales —diputados y senadores— han decidido, en masa, continuar en su cómoda curul, seguir mamando y dando de topes al erario público; es decir, reelegirse como si su labor hubiera sido exitosa y ejemplar. 

En la cámara de senadores, compuesta en su totalidad por 128 legisladores, 88 de ellos quieren repetir, lo que constituye el 68.7% del total. En la cámara baja —cada día más baja— lo cosa está peor, de los 500 monos que mantenemos, número que es una exageración porque con menos de la mitad la hacemos; 467 pretenden reelegirse, ni más ni menos, es decir, el 93.4%. Además, sorpréndanse usted, 139 de esos avorazados, son diputadetes que ya tuvieron dos períodos, es decir fueron reelegidos en la ocasión anterior y desean continuar y cómo no, si la paga es máxima y el esfuerzo mínimo. 



La mayoría de ellos iría por su segunda reelección; sin embargo, no sólo necesitan el aviso de intención como requisito, pues aún deben esperar ser nominados y registrados por sus partidos o coaliciones. De todas maneras, nos demuestra la depredación política que rige en esta pobre nación. Si pensamos que, los diputados y senadores de Morena, solo están ahí para alzar el dedo cuando se los exige u ordena el presidente de la república y no porque sea en beneficio para sus habitantes, entonces nos damos cuenta de lo grave que esto y que, además, nosotros les pagamos —porque siempre salen con la batea de babas de que “nosotros somos sus patrones”—. Si eso fuera cierto, hace mucho que su servidor les hubiera acomodado tremendo y certero patadón ahí donde la espalda adquiere un color serio y en forma de asterisco, para mandarlos a freír espárragos en el rancho de AMLO.

Si estos sujetos brillaran por sus propuestas en los diferentes espacios legislativos y dejaran beneficios a la nación, nada objetaría, pero lejos estamos de eso…es simplemente una recua de mulas deseosos de seguir pateando el pesebre.

 

DE MANTECA: En los años 80 del ya lejano siglo XX, me dio por ser locutor de radio, pero no era tan fácil porque había que obtener precisamente una “licencia de locutor” que otorgaba la Secretaría de Educación Pública. Primero había que aprobar un examen escrito que, como dicen los chavalos era “perrísimo”, ya que tenía unas 300 preguntas de cultura general, que no era fácil aprobar. 

Si acaso se pasaba este primer filtro, venía un segundo, que, entre otras pruebas, había que conocer la Ley Federal de Radio, Televisión y Cinematografía que, según recuerdo, entre sus muchos artículos estaba la defensa de la lengua española y la prohibición de mensajes y comerciales en lengua extranjera, principalmente el inglés, cosa que hoy ya no se da, y veo, con tristeza, como el idioma castellano, tan rico y atractivo, recibe a diario puñaladas traperas que lo dejan mal parada y, lo peor, a nadie parece preocupar. 

Son muchos los comerciales y promocionales que se dan en inglés, algunos de ellos sin necesidad, pero, como lo gringo para algunos es algo que está “in” —otro sonoro extranjerismo—, pues se usa y a la autoridad le vale “mother”. Ya no se diga lo de las “palabrotas” que no me asustan porque entiendo que son parte del lenguaje popular, pero que sí, los adultos de antaño nos prohibían repetir y hasta había la velada amenaza de lavarnos la boca con jabón. Eso nos formaba como "gente decente". Hoy, los adultos de hogaño nada protestan y dejan hacer…es cosa de oír las infames de letras de idiotas mayúsculos como ese Peso Pluma, Maluma, Daddy Yankee y Bad Bunny, los cuáles hablan solo porque tienen hocico.

Gusta su servidor de ver y disfrutar partidos de futbol americano y me molesta que los comentaristas, sobre todo de las cadenas Fox Sport y ESPN, abusen del idioma inglés, habiendo la debida traducción al español. Gustan ellos de nombrar a los equipos con sus títulos en la lengua de Shakespeare, como: “los ravens, los chifs, los dolphins, los steleers” o, mis favoritos, “los cowboys”; cuando bien pueden nombrarse “los cuervos, los jefes, los delfines, los acereros o los vaqueros”. ¿Por qué llamar “touchdown”, cuando se puede decir “anotación” ?, etc. Pues porque se oye más “cool” y en esta vida hay que estar "fashion". Defendamos la lengua de Cervantes, que es nuestro primer y más claro signo de identidad.



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